Lagarto

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Eran casi las tres de la mañana, el celular de Hobie sonó repetidas veces con la alerta que informaba sobre situaciones donde necesitaban a Spider-Man. Se despertó con un gruñido, talló sus ojos, leyó adormilado las notificaciones, fue por su cámara y después saltó desde su ventana hacia otro edificio. No tuvo que preocuparse de que alguien lo viera pues esa zona de la ciudad estaba en tinieblas. Llegó a la pared del otro inmueble, bajó a paso veloz, en el suelo corrió al callejón cercano donde estaba su traje y luego de vestirse saltó y se columpió sobre la ciudad nocturna.

Más despabilado volvió a leer la dirección y los sucesos que ocurrían: En una avenida de Manthattan había una bestia causando estragos. Spider-Punk creyó que había sido por estar soñoliento que había leído lo de la bestia, pero al parecer era verdad. Dudó en seguir, él no tenía el deber de atrapar animales salvajes, pero continuó para salvar a las personas, sin duda llegaría antes que las autoridades pertinentes ya que a pesar de ser de madrugada había tráfico en todas las avenidas por el poco transporte público disponible y por la obsesión de tener auto propio.

Minutos después divisó la avenida, había varios vehículos abandonados, algunos con las ventanas rotas y marcas de garras en los techos, maleteros y puertas.

¿Pero qué clase de animal causó eso? 

Se balanceó apresurado sobre la avenida y en breve halló una especie de reptil de gran tamaño, bípedo, pero con otro rasgo más distintivo: usaba ropa. Spider-Man se impulsó con sus telarañas, saltó una gran distancia, aterrizó frente la criatura, pegó su cámara en un poste y después envolvió al animal con sus redes. La bestia se agitó iracunda, se liberó de las telarañas y gruñó amenazante, con sus mandíbulas bien abiertas mostrando una hilera de dientes monstruosos.

—¿De dónde saliste reptil con bata? Apuesto a que eres el resultado de un laboratorio sin escrúpulos. ¿Puedes hablar? 

La bestia volvió a gruñir y se le abalanzó.

—Supongo que no.

Spider-Punk saltó para eludir el ataque pero la criatura osciló su cola con rapidez y lo golpeó. El coletazo lo arrojó lejos y lo hizo impactar contra un coche abandonado.

—De acuerdo Lagarto, juguemos rudo —se quejó adolorido.

Saltó evitando por segundos otro ataque de la criatura, aterrizó a varios metros y le disparó balas de telaraña sin causar daño visible. Lagarto siseó feroz, de nuevo se aproximó al trepamuros y acometió con zarpazos y una dentellada. Spider-Punk eludió los zarpazos y se agachó para escapar de la mordida. Al estar a esa altura pudo ver que Lagarto portaba un gafete de identificación: Doctor Curtis Connors.

—Maldición. Connors, ¿eres tú?

La respuesta de Lagarto fue un coletazo vehemente. La fuerza de ese ataque hizo que Spider-Man surcara el aire y atravesara una pared de concreto.

—M&#%#a —se quejó en voz alta, su espalda le punzaba con agobio.

Se quitó los escombros que tenía encima y a pesar de su cuerpo herido salió del edificio con un salto.

—Connors, ¿fuiste tan idiota como para probar la combinación de ADN reptil en ti? —vociferó pero Lagarto ya no estaba por ninguna parte—. ¡M&#%#a!

Se volvió a quejar, con una telaraña recogió su cámara, lanzó otra para columpiarse y buscó a Lagarto. No fue difícil hallar pistas de su paradero, ya no estaba en la avenida, había avanzando por las calles. Spider-Punk lo encontró y saltó sobre su lomo. 

—Eres un idiota, ni siquiera puedes razonar, debo detenerte —le dijo mientras lo envolvía en un capullo de telaraña.

Lagarto siseó furioso, se sacudió con desesperación, rompió la telaraña a su alrededor y lanzó zarpazos a sus espaldas.

Spider-Punk El Spider-Man AnarquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora