Unos días después, recuperado totalmente y con el permiso de sus compañeros, Hobie fue a las oficinas de El Clarín y mostró el material que tomó sobre su pelea con Shocker.
—Te ausentaste por más de una semana y cuando traes algo es noticia pasada —vociferó Jameson con furia—. Solo te daré ciento cincuenta por todo esto.
—Esto vale más y me ausente por enfermedad.
—¿Tienes un receta o documento que lo compruebe?
—No —suspiró Hobie.
—No me quieras engañar chico, si tratas de verme la cara te echaré de aquí —Jameson dio una calada a su puro—. Te daré otra oportunidad, pero será la última. Este viernes habrá una manifestación, quiero que grabes a esos delincuentes y expongas los crímenes que en realidad hacen. Ahora sal.
Hobie volvió a suspirar, estaba molesto por su paga recortada y por la forma en que el jefe editor se expresó de los manifestantes. La protesta iba a ser por las iniciativas que el presidente Osborn impuso contra la pobreza, la inmigración y la degeneración sexual, que lo que realmente provocaron fue que la policía hostigara con mayor brutalidad a indigentes, minorías raciales y personas LGBTQ. Por eso Hobie, toda su comunidad y otras cientos de personas iban a manifestarse contra esas violaciones a los derechos humanos.
—Me alegra verte de nuevo —le dijo Betty Brant mientras le entregaba su cheque—. Creí que no volverías.
—Pues tal vez ya no vuelva.
—Seguro de niño no soñabas con trabajar en esto, pero ahora que lo haces sácale el mayor provecho.
Hobie lo pensó un momento, Jameson quería que fuera a la marcha y le demostrara lo que en realidad buscaban esas personas, y eso iba a hacer.
—Tienes razón, gracias Betty.
—No hay de que Hobie —le respondió ella con una sonrisa dulce.
Hobie se despidió. Pasaron los días, la fecha de la manifestación llegó, todas personas que vivían en su edificio hicieron una marcha hasta el punto de encuentro, hacia el sur de Manhattan, hacia el ayuntamiento.
Él iba con ropa negra y holgada, su playera poseía una A blanca dentro de un círculo que el pintó. Llevaba una mochila con su cámara, panfletos sobre anarquismo, pegamento y un fondo falso donde guardaba su traje de Spider-Man por si las cosas se ponían graves. Flint llevaba un letrero que decía: "Da un puñetazo a racistas y homófobos". El de Felicia expresaba: "Protejan a las personas, que muera el Capital y el Estado". Vin y Michele mostraban una pancarta larga que proclamaba: "Todos merecemos una vida digna, pelearemos contra aquellos que infringen ese derecho universal".
Avanzaron calle tras calle, era un recorrido arduo pero estaban decididos a hacerlo para exponer su mensaje a la mayor cantidad de gente. Durante la caminata Hobie fue pegando en las paredes los panfletos que cargaba. Algunos tenían un círculo con una A y mostraban enunciados anarquistas, aunque parafraseados: "Gobierno es fuerza, fuerza es represión". "No podemos confiar nuestras vidas a los políticos". "La rebelión nos mantendrá con vida, la sumisión nos dará muerte". "No quiero ser oprimido ni quiero ser opresor. Quiero bienestar y libertad para todos".
Otros poseían información más detallada sobre el anarquismo. Hobie sonrió, fue justo de esa forma en que conoció a Flint, Felicia y el resto de la comunidad. Los vio repartir ese tipo de folletos y quiso unirse. Ahora él compartía sus ideas.
Durante la marcha diferentes grupos de manifestantes se fueron uniendo. Ya eran cientos cuando estaban por llegar al punto de reunión, pero no lo consiguieron, los accesos estaban bloqueados por la policía anti-disturbios.
La procesión se conglomeró frente a la barrera de uniformados y patrullas, se sintió la tensión en el ambiente, Hobie sabía que la mayoría de los manifestantes no quería recurrir a la violencia pero había unos pocos que la iniciaban y eso los condenaba a todos. Transcurrieron unos minutos, no hubo altercados, Hobie se relajó, sacó su cámara, la alzó y grabó todo lo que ocurría.
La gente alzó sus carteles o puños y empezó a vociferar en coro:
—¡Gobierno clasista !¡Gobierno racista! ¡Gobierno homofóbo! ¡¡Gobierno asesino!!
Después las frases fueron cambiando:
—¡La vida de los pobres también tiene valor!
—¡Migrar es parte del ser humano!
—¡Mi etnia y cultura enriquecen este país!
—¡Nuestras diferencias nos hacen fascinantes!
—¡Los degenerados son ustedes!
—¡Cuidado! —se escuchó de pronto.
Hobie volteó y observó como una botella molotov proveniente de la manifestación iba hacia la policía. Los oficiales alzaron sus escudos anti-disturbios. Se oyó un estruendo, hubo una llamarada, sucedieron gritos y la policía poniéndose en marcha. Hobie buscó alarmado a sus amigos.
—¡Corran! —no gritó él, sino alguien más, muchos otros individuos.
Cientos de personas huyeron, unas cuantas, las que estaban cerca de los oficiales, gritaron al ser aporreadas por los uniformados. Hobie sintió una gran ira. Sí, había un maldito que les lanzó una bomba pero aquellos que estaban golpeado no habían hecho eso.
Guardó su cámara y huyó. Flint, Felicia, Vin y Michele corrieron cerca de él. Una parte de su ser quería mantenerse con ellos pero otra parte deseaba ponerse su traje de Spider-Man y proteger a los manifestantes. Suspiró con pesadez, sabía que era lo que debía hacer. Corrió con más rapidez, sorteó la muchedumbre y dejó de estar a la vista de sus amigos.
Después fue a un callejón pero la gente huía a todas partes y no había ni un lugar donde podría cambiarse en secreto. Escuchó a lo lejos gritos atemorizados y otros de dolor. Apretó los dientes, se colocó tras un contenedor de basura, y aunque había un par de personas que todavía podían verlo, se puso su máscara, se cambió con premura, lanzó una telaraña y se columpió rápido hacia el origen del disturbio.
—¡Ya basta! —gritó con tono rasposo al aterrizar entre policías, gente tendida en el suelo de dolor y gente siendo castigada por los uniformados—. ¡Dejen de golpearlos!
—Ustedes basura merecen esto —respondió uno de los oficiales.
—Hubo uno que lanzó una bomba y ustedes han vapuleado a decenas.
—Todos son un montón de delincuentes.
Spider-Punk dejó de intentar razonar, se acercó a ese policía, le barrió los pies, lo tiró boca arriba, disparó una red y lo pegó al suelo.
—¡Tras él! —vociferó otro oficial.
Una decena de uniformados lo atacaron con porras y tasers. Los embates le magullaron brazos, espalda, costados y cabeza. Los ataques de electrochoque quemaron su piel y provocaron contracciones en sus músculos. Experimentó dolor por todo su cuerpo pero no paró de derribar a los policías uno a uno e inmovilizarlos con su telaraña.
Cuando retuvo a todos los uniformados de esa calle tomó sus armas y las rompió para que no pudieran usarlas nunca más. Después saltó a una pared y se dirigió a otra calle. En la siguiente los oficiales habían avanzado más pero todavía había manifestantes tratando de hacer una barrera.
De nuevo alguien lanzó una bomba hacia los policías. Esta vez Spider-Man lo vio, era un chico que llevaba sudadera negra y una máscara blanca. Después de lanzar la bomba ese sujeto escapó del lugar. Spider-Punk lo persiguió, corrió por las paredes de los edificios, saltó y aterrizó frente al sujeto para impedirle escapar.
—¿Qué m!$%&#? —exclamó Spider-Man pues el sujeto desapareció como si fuera un fantasma.
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Spider-Punk El Spider-Man Anarquista
Fiksi PenggemarSpider-Punk lucha contra la tiranía del presidente Norman Osborn y el sistema inhumano en el que se encuentran todos.