Escorpión

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—Casi cercenó todo tu brazo —expresó Escorpión, trataba de sonar amenazador pero en realidad estaba frustrado. 

—Solo te falló la altura, profundidad y velocidad —se burló Spider-Punk—. Ya seas un duende mutante o tengas una armadura tecnológica sigues siendo el mismo idiota de siempre.

—¡Voy a despedazarte! Arrancaré todos tus miembros, apuñalaré tu cuerpo y extirparé tus intestinos y corazón —vociferó Escorpión y avanzó hacia el trepamuros con su andar pesado.

—Que deseos tan sádicos, se nota que tienes problemas de ira —Spider-Man saltó hacia una pared y se adhirió a cuatro metros de altura, fuera del alcance del criminal.

Su hombro sangraba, pronto el líquido rojo manchó la mitad de su brazo y él se disparó una telaraña para formar un vendaje improvisado en esa cortada.

Su cola es el problema, debo atacarlo desde un punto ciego para que no pueda usarla.

Saltó de la pared a una columna de metal, de esta a otra, después de regreso, luego a otra y otra y otra más y de nuevo de regreso. Era como una pelota que no paraba de rebotar entre los soportes metálicos. Escorpión trataba de verlo, pero se giraba tan lento que solo veía una mancha borrosa.

Spider-Punk saltó de una columna, aterrizó tras el criminal, colisionó su puño contra el costado de Escorpión con la fuerza necesaria para doblar metal y saltó antes de que fuera atacado por la cola mecánica. Su golpe no causó daño alguno en la armadura. Reanudó sus brincos caóticos entre columnas, volvió a aterrizar en un punto ciego del criminal y lo golpeó en la espalda tres veces seguidas con todas sus fuerzas. La armadura siguió sin mostrar daño alguno, en cambio sus nudillos sufrieron laceración. La cola de Escorpión acometió contra él y a pesar de haber saltado le abrió una herida de cuatro centímetros de profundidad en la pierna, más una puñalada que una cortada.

Se pegó a una columna, la herida sangraba en exceso y ardía, la cubrió con telaraña, después disparó una al techo de la bodega, saltó, se sostuvo de su telaraña y giró alrededor del criminal, más y más rápido a cada segundo.

Ahora.

Se dijo así mismo, soltó su telaraña, se abalanzó contra Escorpión con todo el ímpetu adquirido y le asestó una patada a la nunca. Se lastimó el pie, toda su pierna punzó de dolor, era como si de niño hubiera pateado un archivero de metal.

—¿Ese fue tu mejor golpe? —se burló Escorpión y abalanzó su cola con púa.

Spider-Punk realizó una acrobacia hacia atrás y aun así recibió una cortada poco profunda pero larga en un costado cuando el otro seguía sin curarse de la quemadura.

—¡Ya deja de huir! ¡Ya muere de una maldita vez! —exclamó Escorpión rabioso, Spider-Man se lo imaginó sacando espuma por la boca.

—Te recomendaría tomar terapia para que controles esa ira, pero es obvio que idiotas como tú no piden ayuda aunque su falta de inteligencia emocional afecta su vida.

—¡Cierra la p#$% boca! —Escorpión aceleró contra él.

Spider-Punk se sorprendió por la velocidad adquirida del criminal, pero aun fue lento y le dio tiempo de llegar al techo de un salto para ponerse a salvo otra vez.

Esa armadura parece impenetrable pero debe tener una debilidad.

Pensó y disparó balas de telaraña en busca de puntos débiles sin hallar alguno.

—Baja y pelea como un hombre. ¿O eres un p#$% cobarde? —gritó Escorpión.

—Yo no tengo el ego frágil como para poner mi vida en peligro solo porque un idiota me provoca —dijo Spider-Man desde la alturas y volvió disparar, sus balas se dirigieron a las articulaciones del traje mecánico pero siguió sin hallar flaquezas.

Spider-Punk El Spider-Man AnarquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora