Trabajo Penitenciario

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Spider-Punk tomó fotos de Kraven después de derrotarlo. Sabía que tener solo imágenes de ese lunático y no un video de la pelea haría que Jameson le pagara menos. No pudo grabar ni sacar fotos por el ataque súbito del cazador. Ya no importaba, es más, si lo pensaba era lo mejor. Mostrar un video con todas las idioteces que Kraven había dicho alentaría a otros racistas. 

Guardó la cámara en su chaqueta, saltó a una farola, después a otra y a otra y surcó Central Park hacia el área donde había lanzado el machete de vibranium. No podía dejar un arma tan peligrosa al alcance del gobierno, compañías y criminales. Se la llevaría a Riri, tal vez ella podría darle un bueno uso.

Tardó en encontrar el machete y cuando al fin lo consiguió ocho drones de policía lo rodearon. No estaba en condiciones de luchar contra las máquinas. Lanzó telaraña al que volaba más alto, se columpió colgando de ese, adquirió impulso y se arrojó más de diez metros a través de Central Park.

Aunque ganó ventaja los drones no perdieron su rastro, en menos de un minuto volvieron a tenerlo al alcance y le dispararon balas de electricidad. Spider-Man saltó sobre farolas y árboles, iba de izquierda a derecha, de esa forma evitaba las municiones eléctricas y se acercaba al límite del parque. Dos drones apuntaron a sus piernas y dispararon proyectiles de metralleta, no querían matarlo pero sí inmovilizar. Spider-Punk saltó, realizó un giro en el aire y disparó dos redes a las lentes de esos drones. La telaraña les impediría ver y seguirlo, quedaban seis que repitieron los disparos de descargas eléctricas. Spider-Man eludió los disparos con una voltereta, lanzó redes a las lentes de otros dos drones pero no dio a ninguno, las máquinas se desplazaron en el aire sin dejar de dispararle. Spider-Punk giró apoyándose sobre sus pies, luego sobre sus manos, otra vez pies, otro y otro giro, eludió las municiones, lanzó telaraña a dos postes de luz, tensó las cuerdas y las utilizó como un resorte para lanzarse por el parque.

Observó el final, aterrizó sobre una farola, saltó con fuerza, lanzó una telaraña que se adhirió a un edificio cercano y se balanceó lejos de Central Park. Los drones lo persiguieron sin permitir que ganara una distancia de más de diez metros y continuaron sus ataques eléctricos. Spider-Man se columpió a toda velocidad sobre las calles, dobló su cuerpo entre balanceos para no ser alcanzando por las municiones, rodeó edificios y repitió la técnica de usar dos telarañas tensadas y lanzararse como una flecha. Aun con todo eso tardó horas en perder a los drones.

Las heridas en su pecho y espalda se abrieron a pesar de la telaraña y su sangre manó fuera de su cuerpo. Al hallarse seguro lejos de los drones volvió a cerrar los cortes con telaraña, se dirigió al callejón donde estaba su cambio de ropa y luego fue a su edificio.

Estaban por dar las nueve de la noche cuando volvió a su hogar, ya todos habían vuelto del trabajo. Llevó el machete a Riri y se recostó un momento para descansar de la tarde de porquería que había tenido. Al tumbarse en el sillón las cortadas en su espalda ardieron.

—¿Otra vez te dieron una paliza? —preguntó Riri.

—Dí una peor a un cazador racista —dijo Hobie y explicó lo que le había ocurrido.

—Ojalá ese cazador no vuelva a moverse nunca y qué suerte que lograste escapar de los drones.

—Las máquinas de los cerdos siempre llegan a fastidiar más, quisiera acabarlos de un golpe.

—En la marcha antifascista diste buenos golpes con el bate, tal vez deberías llevar uno.

—Si consigues un bate que quiebre drones y supremacistas de un golpe avísame —dijo Hobie y se incorporó sobre el sillón—. ¿Qué piensas del machete?

—Es de un material único, si ni tú pudiste romperlo no sé si podré hacer algo pero lo intentaré.

—Te lo encargó.

Spider-Punk El Spider-Man AnarquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora