Me llamo Hobie Brown y desde hace un año soy el luchador anarquista Spider-Punk. Pateo capitalistas, policías, jefes criminales y cualquier otra persona que abuse de los demás.
Un mes después de la gran protesta el furor de la población se apaciguó. El alcalde sustituto, Wilson Fisk, había retirado a los Thunderbolts de sus funciones y, con estupor por parte de Hobie y sus amigos, consiguió limpiar la imagen del Departamento de Policía con una publicidad constante proveniente de los periódicos, la radio, la televisión y los sitios web que pertenecían a la Oscorp Media. No solo eso, les otorgó equipo vanguardista y letal sin que la gente se opusiera. Hobie no entendía cómo las personas no visualizaban que tarde o temprano los oficiales militarizados los subyugarían con sus nuevos juguetes.
Tendría que hacer algo al respecto, pero no solo, esa había sido la lección más importante que aprendió del Capitán Anarquía. Hobie sonrió al pensar qué estaría haciendo su compañero anarquista. El súper insurgente no se hallaba en la ciudad, estaba viajando por el país para luchar contra toda forma de dominio, opresión y desigualdad además de auxiliar a las personas indefensas.
Hobie llegó al callejón donde había guardado su traje y se cambió sin prisa, era tan temprano que el sol todavía no salía y no había farolas que iluminaran esa área. Se colocó su indumentaria roja y azul, la máscara con púas, su chaqueta de cuero y sus lanza-redes.
Saltó alcanzando veinte metros de altura, arrojó una telaraña y se columpió entre los edificios de departamentos de El Bronx, bloques enormes de concreto que albergaban a cientos de personas en apartamentos minúsculos que lucían más como celdas que hogares.
Llegó a Manhattan y el panorama cambió. Se balanceó entre rascacielos, palacios modernos construidos para demostrar el poder de la burguesía, proyectándose sobre el resto de la ciudad, sobre la clase proletaria que dominaban.
Spider-Punk se dirigió a su conocido almacén de comestibles perteneciente a una multinacional, despachó a los guardias en un parpadeo, ingresó, juntó dieciséis cajas de alimento, las envolvió en sus redes, luego arrojó una telaraña para poder tomarlas con una mano y salió del almacén.
Cuando inició como Spider-Man solo lograba entregar comida a unos pocos. Ahora había cambiado de método, ya no hacía todo solo, llevaba esas cajas llenas de comestibles a diferentes comedores comunitarios donde daban alimento a más de cien personas diarias cada uno.
Los comedores funcionaban gracias a donativos y él se encargaba de hacer uno sustancial por lo menos una vez a la semana. Su sentido arácnido se activó mientras se columpiaba con una mano y sujetaba el cúmulo de cajas con la otra. Volteó hacia atrás, dos drones, parte del nuevo equipo de la policía, iban tras él. Debía perderlos antes de llegar a cualquier comedor.
Los drones eran como bolas de bolos con los colores blanco y azul de las patrullas, se propulsaban con cuatro hélices, poseían una cámara y una pistola para neutralizar enemigos. La gente que los controlaban dispararon apenas lo vieron. Spider-Punk se dejó caer, las balas surcaron el aire donde antes estaba, el trepamuros arrojó las cajas de comida hacia una pared y se pegaron por la telaraña que las envolvía.
Él realizó tres piruetas mientras caía, esquivó cinco proyectiles que le habían disparado y lanzó su cámara con una red para que registrara sus hazañas. Arrojó una telaraña, efectuó una curva horizontal en el aire, llegó a la pared de un edificio, saltó enseguida, evitó ser acribillado por seis tiros, aterrizó en otro muro, flexionó las piernas, fueron como resortes que al liberar la tensión lo arrojaron por el aire igual que una flecha, pasó por encima de los drones y disparó ráfagas de telaraña a las hélices. Las aspas soltaron chispas y después explotaron al quedar obstruidas, los drones cayeron en picada. Spider-Man les lanzó telaraña, evitó que se desplomaran sobre las personas en las calles y los dejó sobre la banqueta con suavidad.
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Spider-Punk El Spider-Man Anarquista
FanfictionSpider-Punk lucha contra la tiranía del presidente Norman Osborn y el sistema inhumano en el que se encuentran todos.