Spider-Punk El Spider-Man Anarquista

Racistas en alza

Hobie apretó los dientes, el dolor de sus fracturas lo hizo sudar frío, sentía que martillaban un clavo en sus huesos con cada movimiento que hacía. Se quedó tumbado sobre su cama la mayor parte del día siguiente, apenas se levantó para comer y asearse. Por un momento se preocupó al no entregar fotos a Jameson pero pronto mando esa idea a la m!"#$%, su salud era más importante que cualquier trabajo.

—¿Con quién carajos te peleaste? —preguntó Flint en la tarde al verlo echado como muerto.

—Unos idiotas que se lo merecían —contestó Hobie y volteó un centímetro su cabeza para ver a su amigo.

—¿Racistas? —Flint tomó una silla y se sentó a su lado.

—Y clasistas.

—A la siguiente trata de que no te den una paliza —comentó Flint, a pesar de sus palabras y su voz grave lo estaba animando.

Sus amigos no estaban del todo de acuerdo con sus desventuras secretas que lo dejaban malherido pero iban aceptando que eso era parte de su vida.

—¿Debería traer a Vin para que revise tus heridas? —preguntó Flint.

—No hay pex, con descansar estaré bien —zanjó Hobie.

Pero no tuvo mejora en dos días y su amigo trajo a Vin quien entró a la habitación acompañado de una Michele angustiada.

—Tienes varias áreas inflamadas... pero creo...  que ningún hueso roto —explicó Vin mientras lo revisaba.

Hobie agradeció de que sus huesos se habían soldado ya, al menos lo suficiente para que su compañero no descubriera todas las fracturas que había sufrido. Vin fue por unas cápsulas para la inflamación y el dolor. Michele se quedó con Hobie el resto del día.

—¿Esto cuenta como una tercera cita? —bromeó Hobie.

—No es gracioso, debes dejar de pelearte, yo también quiero darle un buen puñetazo a varios idiotas pero no lo hago.

—No puedo no hacerlo, algunos se merecen un puñetazo en la cara, mínimo —respondió Hobie y esbozó una sonrisa.

Michele lo miró enfadada pero platicó con él sin regañarlo más, eso lo hizo Felicia cuando llegó en la noche. 

—Yo también me peleo con imbéciles racistas, sexistas y más pero no salgo herida como tú —exclamó su amiga de cabellos platinados—. Debes mejorar tus habilidades de lucha.

—Lo tomaré en cuenta —contestó Hobie.

Incluso Riri fue a decirle que tuviera cuidado, pero era más para mantener las apariencias.

A los tres días se sintió mejor, lo suficiente para ir a las oficinas de El Clarín y entregar el material tomado durante la defensa del edificio ocupado. Hobie efectuó una mueca, había ayudado a unas cuantas personas a tener un hogar pero faltaba mucho por hacer, cientos seguían en las calles y además bajo los efectos de la nueva droga que los volvía irracionales.

Oscorp Media empeoraba la situación al infundir miedo a través de sus periódicos, canales y páginas web. Señalaba a esas personas desesperadas como uno de los mayores peligros para la ciudad, los tildaban de ladrones, asesinos y cosas peores, se referían a ellos como una plaga que debía ser eliminada o sino llevarían a toda la ciudad a un pozo de crimen, pobreza y drogas.

A Hobie le pareció gracioso de que esos medios de "información" tenían razón, el crimen, la pobreza y el problema de drogas empeoraría pero no por los indigentes sino por el gobierno déspota, los millonarios que acaparan la riqueza y los fabricantes de droga que de seguro tenían tratos con el gobierno y las compañías. Pero claro que no iban a señalar a ellos como los culpables, era más fácil incriminar a los grupos vulnerables.