Ox

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Hobie cenó con Flint, Felicia, Vin y Michele en el departamento de estos últimos. Tuvo que fingir que estaba bien a pesar del dolor en su tórax por el puñetazo de Ox el cual empeoraba con cada bocado que se pasaba. De lo que más se habló fue sobre las noticias del aumento de la delincuencia y de como se culpaban a los inmigrantes y no de las desigualdades estructurales en las que vivían.

Se fueron a descansar antes de media noche, él se tumbó sobre su cama y dio mil vueltas a las habilidades de Ox. El jefe pandillero había aumentado su fuerza de un momento a otro solo con mover los brazos. ¿Qué provocaba con eso? Hobie estuvo horas pensando explicaciones hasta que cayó dormido sin hallar la respuesta.

Al día siguiente, después de despertar, estiró sus músculos y sintió otra punzada en medio de su pecho. Seguía herido pero era un dolor soportable, podría ir como Spider-Punk hacia el sur de El Bronx y detener a Ox y otros pandilleros, pero antes debía cumplir responsabilidades con su comunidad. Hizo una limpieza rápida en su departamento y después subió a la azotea a trabajar en el huerto urbano.

—Buenos días Hobie —saludó Michele con una sonrisa.  

Hobie respondió el saludo con una seña y se colocó al lado de su compañera de baja estatura y piel cobriza.

—El huerto está más verde, es rudo, no se deja pudrir por la contaminación de la ciudad.

—Ha crecido gracias a la ayuda de todos los que han trabajado en los cultivos —murmuró Michele—. Estoy muy feliz, sus productos han servido para calmar el hambre de las personas en el edificio, mi sueño es crear tanta producción que tengamos más que suficiente para todos pero sé que es imposible.

—Lo que han hecho aquí se podría considerar como imposible, tu sueño solo es un paso más adelante.

Michele agrandó su sonrisa. Trabajaron lado a lado en el huerto y al medio día Hobie se despidió, ahora debía cumplir sus responsabilidades como vigilante.

—Hobie —oyó mientras bajaba las escaleras.

Alzó la vista y vio que Michele iba hacia él.

—¿Qué pasa Mich?

Michele se quedó escalones arriba y sus miradas se fijaron entre sí.

—Hay algo que quería decirte desde hace mucho —exclamó ella con nervios y el rostro ruborizado.

—¿De qué se trata?

—Me gustas Hobie —soltó Michele antes de que el miedo la enmudeciera.

Hobie abrió los ojos y abrió la boca pero no le salió ni una palabra.

—No tienes que responderme ahora —siguió Michele—. Quisiera que saliéramos para que veas si también sientes algo por mí y luego podrías decirme tu respuesta.

Hobie sonrió y asintió.

—Ese plan suena bien.

—Bien, te veo después —se despidió Michele y subió las escaleras de regreso al huerto.

Hobie debía darle razón a Flint, este sabía leer a las personas, mientras él nunca hubiera descubierto que le gustaba a Michele por su propia cuenta, incluso en ese momento estaba sorprendido de que ella siendo tímida se le confesara. La sorpresa inicial pasó a la duda, por sus deberes de vigilante su relación con Betty quedó arruinada, si pasaba algo con Michele ¿sucedería lo mismo? Movió la cabeza, no podía ensimismarse con esos pensamientos, en ese momento tenía otro tema en el cual concentrarse. 

Se puso su traje en el callejón de mala muerte donde lo había dejado y se columpió hacia el sur de El Bronx. No tardó en hallar a un criminal, aunque no se trataba de Ox.

Spider-Punk El Spider-Man AnarquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora