Spider-Punk El Spider-Man Anarquista

Red comercial criminal

Spider-Punk descansó durante horas sobre la azotea de un edificio para que las quemaduras en su cuerpo sanaran y el ardor en su piel disminuyera hasta ser tolerable. A media noche volvió a su departamento y durmió sin moverse, todavía sentía escozor en diferentes partes de su cuerpo.

A la mañana siguiente volvió a untarse de crema para quemaduras y pensó en quedarse tumbado todo el día, ya después entregaría a Jameson el video que había tomado de los supremacistas. Sus planes cambiaron al ver que las noticias de Oscorp Media hablaban de Mark Raxton, el nombre real de Hombre Ígneo. Lo presentaban como un trabajador dedicado, un individuo notable que estudiaba una carrera de ingeniería gracias a la beca Fisk, una persona altruista que hacía voluntariado y ayudaba a los necesitados, en pocas palabras, un hombre de bien que había sido atacado por los negros drogadictos y delincuentes.

Hobie decidió entregar el video justo ese día para que todos supieran que Mark en verdad era un nazi de m!"#$%.

—¿Qué te pasó en el rostro? —preguntó Betty.

Hobie todavía mostraba marcas de quemaduras en su faz, pero no eran tan perceptibles, le sorprendía que Betty las hubiera visto, sin duda sería una buena periodista de investigación.

—Fue mientras grababa el ataque que realizó Mark Raxton.

—¿No ese es el hombre que tuvo que ser hospitalizado por la agresión que sufrió por drogadictos?

—Sí, pero no eran drogadictos y él se merecía la paliza, tengo la prueba.

Betty lo observó sin habla y enseguida lo hizo pasar con Jameson. El editor en jefe recibió la memoria y vio el video.

—Esto es oro Brown —exclamó Jameson—. Esta noticia nos hará tener millones de visitas —casi se podía ver como el editor en jefe saboreara ese número imaginario—. Además —agregó, todavía en su habitual voz sonora pero con un tono más reflexivo—. Todos están sintiendo lástima por este Mark Raxton cuando es un maldito nazi, no podemos permitir que la gente apoye a este tipo de personas, todos los supremacistas deben ser expuestos y repudiados. 

Hobie abrió los ojos, no esperaba esas palabras del editor en jefe. Jameson lo hizo salir de su despacho y llamó a sus empleados para trabajar enseguida en la noticia. Hobie sonrió, la gente sabría que Mark Raxton era un maldito fascista que merecía la paliza que le dieron e incluso una peor.

Ese momento de felicidad fue fugaz, a pesar de desvelar la naturaleza de Hombre Ígneo mucha gente lo siguió defendiendo, decían que era correcta su cruzada, que era un héroe por luchar contra los delincuentes. Hobie no podía creer que en las redes sociales tantas personas manifestaban sin vergüenza alguna su deseo de matar a pobres y negros.

Capitán Anarquía tenía razón, había una alza de nazis y el responsable era Kingpin. Había quitado trabajo y hogares a afroamericanos, latinos y musulmanes, les había dado una nueva droga que los volvía violentos y había armado y apoyado a grupos neonazis. La situación solo empeoraría hasta que alguien lo detuviera, y eso es lo que iba a hacer.

Pero ese día no fue el vigilante anarquista, antes debía recuperarse de las quemaduras que aun padecía y además se quedó en casa porque tuvo que confeccionar un nuevo traje, el anterior había quedado calcinado.

El lunes ya tenía todo listo, se puso su traje recién hecho de Spider-Punk y deambuló por Brooklyn en busca de vendedores de la nueva droga.

Recorrió las calles más peligrosas, desoladas y pobres de ese distrito. Vigiló por horas sin éxito, estaba por anochecer, temía que ese día no conseguiría nada cuando divisó en un callejón a un vendedor de la nueva droga. No pudo seguirlo enseguida, había vendido esa sustancia a un grupo de chicos afroamericanos que no rebasaban los dieciséis años, no podía permitir que ellos consumieran eso. Esperó a que el vendedor se alejara lo suficiente para que no lo oyera pero tampoco tanto como para perderlo de vista. Lanzó telaraña a las bocas de los jóvenes para que no hicieran ruido, luego arrojó telaraña a las bolsas con pastillas grises, se las arrebató y persiguió al vendedor por los tejados, manteniendo distancia para no ser detectado.