Exterminio

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Hobie saltó la verja de seguridad, entró al depósito de chatarra y buscó piezas para hacer su nueva cámara fotográfica. Antes había tardado unos cuantos minutos en hallar todo lo necesario, esta vez estaba tardando más, su mente se hallaba dispersa, pensaba que tal vez era mejor usar su tiempo libre en la producción de la cura para Connors, aunque seguía sin obtener resultados pese sus numerosos intentos. Había leído y releído los documentos robados a Oscorp y ni siquiera de forma teórica lograba acercarse a formar un antídoto.

Ese no era el único tema que le preocupaba, se sentía inútil al darse cuenta de todos los fallos que había cometido como Spider-Punk: No capturó ni desenmascaró a Mysterio, Hammerhead se le escapó, no pudo evitar que Connors se transformara en Lagarto, atrapó a Rhino pero causó estragos por la ciudad y finalmente el Doctor Octopus huyó.

Hobie suspiró con pesadez, trató de apaciguar el torbellino de sus pensamientos y se concentró en buscar los componentes para su cámara. Revolvió los montones de chatarra por una hora hasta encontrar todo lo necesario y regresó a su hogar.

Construyó una nueva cámara y las siguientes semanas se tomó varias fotos y videos como Spider-Man realizando diversos actos. Durante ese mes robó productos básicos que almacenaba una multinacional y entregó los bienes a la gente que los necesitaban; se enfrentó a policías que hostigaban a la personas de la calle, minorías raciales y gente del colectivo LGBT; combatió criminales de Hammerhead, Kingpin o El Duende y también contra pandillas que no estaban subordinadas a ellos.

—No roben a la clase trabajadora. Si un día van a hurtar a la clase dominante, avísenme y los ayudaré —les dijo a cada una de las pandillas.

Hobie entregó el material a Jameson y soportó sus exabruptos, o mejor dicho, los trataba de ignorar ya que después se quedaba unos minutos hablando con Betty Brant. Su relación se había hecho más cercana en esos días. Su plática solo acababa porque el editor en jefe recriminaba que la había contratado para trabajar no para coquetear.

—Vendré otro día —se despidió Hobie con una sonrisa cómplice. Betty le sonrió divertida. 

Un domingo, día donde nadie iba a trabajar, Hobie optó por también tomar un descanso y despertar tarde. Su plan fue arruinado, alguien tocó la puerta de su departamento. Despertó, salió de su cuarto, vio a Flint saliendo también y ambos atendieron la puerta. Era Felicia.

—Bajen al lugar de asamblea —dijo su amiga de cabello plateado—. Estamos en problemas.

Las palabras de Felicia poseían un tono de urgencia que despabiló enseguida a Hobie, él se arregló con premura y bajó al departamento que usaban para sus asambleas. La mayoría de los ocupantes del edificio ya estaban ahí.

Cuando llegaron los últimos, Vin transmitió desde su celular a una televisión que tenían en esa estancia varios videos de gente siendo golpeada y capturada por la policía. Por las redes se decía que estaban encarcelando a ocupantes, a gente que poseyera propaganda LGBT, de comunismo, sindicatos, cultura fuera de la americana, religiones diferentes al cristianismo, propaganda contra la policía, contra la nación y contra el capitalismo.

Los medios oficiales informaban que el alcalde de Nueva York había aprobado un operativo para atrapar a los criminales de la ciudad.

—¿Ya no ocultan que son unos malditos fascistas? —exclamó Felicia.

—¿Qué haremos? —dijo alguien más.

Hubo murmullos de miedo en la asamblea, Hobie notó que Flint estaba aterrorizado y furioso por igual, que Felicia quería matar a alguien, que Michele estaba angustiada por todos sus compañeros y Vin se hallaba abrumado por la situación.

Spider-Punk El Spider-Man AnarquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora