Epílogo

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Epílogo

Corría detrás de mis hermanos y su mejor amigo, ellos jugaban a ser guerreros que debían salvar a la princesa, era mi turno de ser la princesa, después de todo Ayden fue el último en interpretar ese papel, me tocaba a mí.

-No te preocupes princesa, yo defenderé tu honor y nos casaremos después- hay un calorcito que sube hasta mis mejillas cuando Kyle me rodea con sus brazos, el ya tenía ocho años, era mucho más alto que yo me sonríe antes de enfrentarse a los otros dos guerreros, o sea mis hermanos.

Nuestro juego se ve interrumpido cuando papá nos llama para cenar, Jake y Ayden toman la delantera, pero un niño de cabello negro y ojos azules espera por mi, se acerca para acomodar bien mi corona sobre mi cabeza y toma mi mano para caminar hasta donde están nuestros padres.

-Yo te salve- dice emocionado- entonces tu debes prometer que serás mía- me ve fruncir el ceño, se inclina para darme un beso entre ambas cejas, arrancando una sonrisa mis labios.

-¿Y tu prometerás que serás mío?- me sonríe de manera bonita, llevando ese calorcito a mis mejillas.

-Siempre seré tuyo- me confiesa.

-Pero solo somos niños, ¿es un juego verdad?- mi pregunta inocente lo hace sonreír aún más.

-Lo es por ahora- seguimos caminando para poder comer, su madre nos llama y el responde con un "ya vamos"

-Pero...- lo detengo antes de entrar al comedor, sus ojos azules me estudian, como siempre cuando estamos solos- me prometes que cuando seamos grandes... más grandes... ¿serás mío?

-¿Y tu prometes que serás mía?, cuando seamos más grandes.

-Si- respondo segura de mi respuesta, yo lo quería mucho y me divertía estando con él , siempre me cuidaba y me deja comer el último chocolate ocultándolo de mis glotones hermanos.

-Entonces también lo prometo- me abraza sellando nuestro trato y nos adentramos en la casa de mis abuelos, para la cena.

[...]

Mi numerosa familia se había reunido para recibir de vuelta al tío Matt y su familia, habían pasado seis años desde la última vez que los habíamos visto, seis años desde que él se fue.

Comprendí que estaba enamorada del mejor amigo de mi hermano mayor cuando tenia once, fue un descubrimiento que no  tomó por sorpresa a mi madre, pues desde la infancia había compartido casi todo mi tiempo con él, pero justo el día en que lo descubrí, escuche a sus padres hablar con los nuestro sobre su mudanza, el no había querido decírmelo, ni siquiera me miro cuando se lo pregunte de frente, cuando le confesé que lo quería, solo dijo que no era de mi incumbencia, y que no se fijaría en una niña, solo me llevaba dos años de diferencia, me había herido, así que lo ignore.

El también me ignoró... por seis años, había tratado de escribirle, pero jamás recibí respuesta de su parte, aunque era de mi conocimiento que no había perdido contacto con alguno de mis hermanos, lo que me ponía aun más molesta. Incluso le pidió a Melanie ,su prima y mi mejor amiga, que dejara de hablarle de mí.

Estaba ahí esperando a recibir a los tíos y ver de nuevo a sus hijas, Scarlett y Skyler, las gemelas tenían solo tres años cuando se mudaron, comparten la edad con mi pequeña hermana Jade, incluso esas tres estaban en contacto.

-¡Adeline!- respingo cuando Jake me grita, llamando la atención de los demás invitados a la fiesta.

-¿Qué quieres?- respondo de mala gana odiaba que me hiciera eso- ya llegaron, mamá dice vengas a saludar, sigo a mi hermano mayor tratando de poner el mejor de los rostros.

Tal vez era un sentimiento infantil pero yo me sentía muy molesta con el chico, se suponía que éramos amigos y el me había dejado olvidada, la amistad era un tema importante para mí, me sentía traicionada, además de humillada por como me había rechazado.

-Querida pero cuanto has crecido- Eleanor es la primera en abrazarme, me toma por los hombros para poder apreciarme, su esposo es quien me aparta de sus brazos envolviéndome en los suyos, después la gemelas hacen lo propio, no había rastros del pelinegro y eso me mantuvo tranquila.

-Kyle esta muy emocionado por verte, nunca deja de hablar de ti con tus hermanos- declara Sky, haciendo que mis mejillas se sonrojen.

-No creo que sea cierto, él no tiene el mínimo interés en mi- nuestros padres se alejan, las dos chicas me emboscan una de cada lado, mientras me susurran...

-Creo que está enamorado de ti.

-Mamá dice que siempre lo ha estado.

-No es verdad solo éramos buenos amigos- se encogen de hombros restándole importancia y vuelven con mi hermanita.

Espero a que todo el mundo se encuentre distraído y subo al estudio de música qué hay en la casa, las luces están encendidas y hay voces dentro, abro la puerta para descubrir a mis hermanos acompañaos de otro chico de cabello negro, puedo reconocerlo sin tener que ver su rostro

-Adeline, mira quien regreso-Jake tiene una sonrisa enorme, el aludido no se ha dignado a dar vuelta.

-Es bueno verte Kyle.

Sin más decido volver a la fiesta, envíe un mansamente a mis amigas para saber donde se habían metido, me detengo frente al dormitorio de mis padres, cuando escucho pasos aproximándose, miro por sobre mi hombro a Kyle caminando despreocupadamente en mi dirección, sin intención de toparme con él me refugio en la habitación frente a mi.

-¿Te escondes de mi?- doy un paso atrás cuando se cuela dentro del dormitorio, cruzo los brazos, apartando mi mirada- has crecido, pequeño canario, cambiaste- me estremezco al escucharlo llamarle por el viejo apodo que me había dado- ¿Sigues cantando por todos los rincones?

-No es de tu incumbencia- digo con indiferencia, dejo caer los brazos a mis costados, camino en su dirección con la intención de salir de ahí, pero se cruza en mi camino y cierra la puerta de una patada.

Hay pánico corriendo por mis venas, no ignoraba como su presencia me hacia sentir, sentimientos que creía haber enterrado en lo más profundo de mi mente, pero afloraban con tan solo tenerlo de frente.

Vuelvo a caminar en su dirección con mi objetivo claro, esta vez me hace girar acorralándome con su cuerpo y la puerta. Su perfume llega hasta mí poniéndome en los vellos de punta, mi boca se siente seca y debo pasar saliva, él lo nota, lo sé por su sonrisa mientras evalúa mi rostro, como hace tanto.

-Eres preciosa- el sonrojo llega de inmediato a mis mejillas, nuestros ojos se conectan, veo los suyos oscurecerse mientras se acerca, no puedo comprender porque no lo estoy apartando, ¿por qué ni siquiera deseo hacerlo?- prometiste ser mía cuando fuéramos mayores, ¿lo recuerdas?- sus ojos parecen los de un cazador, que mide los movimientos de su presa.

-No- miento descaradamente, él lo sabe.

-Dijiste que me querías, justo antes de irme- recordaba ese humillante momento,  lo que sentí al ser rechazada de esa manera me da la fuerza de poner una mano sobe su pecho y detener su lento avance.

-Ya no lo hago- agradezco que mis palabras sonasen como lo deseaba, frías y sin interés.- Era una chiquilla ilusa, que confundió una bonita amistad con algo más, pero no te preocupes, atesoro cada momento de nuestra niñez- me frunce el ceño separándose de mi, aprovecho la distancia para abrir la puerta.

-Lo prometiste- me detiene tomando mi mano, puedo reconocer el dolor que causaron mis palabras, lo que me hace enojar, él no podía exigirme cumplir una promesa que hice a los seis años, además me había rechazado.

-Tu rompiste esa promesa- trato de liberarme, pero no me deja.

-Jamás he roto mi promesa- su intensa mirada azul me consume- siempre seré tuyo Adeline Everly.

Su declaración deja mi corazón desbocado, sin saber como reaccionar.

Viviendo con un Playboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora