Treinta y nueve

82.4K 3.7K 639
                                    

39. Última primera cita

Tyler Everly

Había despertado tarde, en casa reinaba el silencio, sobre la barra de la cocina habían dos platos cubiertos con una nota.

"Los escuche llegar en la madrugada, yo ya estaba por salir, pero les deje algo para comer solo recuerden calentarlo.

Los quiero mis niños, tengan un bonito día.

-Evan."

Sonreí, agradeciendo su lado maternal, guarde ambos platos en el refrigerador, para comerlo cuando Emma despertara, antes tomaría una ducha para despertar del todo, mientras hacia todo mi ritual matutino decidí escuchar la historia y atrocidades de un asesino en serie.

-¡No!- doy un respingo, mi corazón se acelera y me quedo completamente inmóvil por el susto- ¡Déjame, por favor!, ¡No!- salgo de mi estupor y corro hasta la habitación de junto, abro la puerta sin tocar, listo para ayudarla.

Está en su cama, moviéndose como si tratara de liberarse de algo, luchando con sus sabanas, me acerco lentamente, hay lágrimas en sus mejillas, su cuerpo cubierto por un fina capa de sudor.

-¡Por favor!, ¡ayuda!- la tomo por los brazos moviéndola con delicadeza, tratando de despertarla, limpio sus mejillas, ella lucha contra mis manos, aun sin poder despertar.

-Emma es una pesadilla- libero sus brazos y tomo su rostro en mis manos- despierta, estas soñando- deja de gritar pero sigue con los ojos cerrados y llorando, mueve su cabeza, sigue dormida, de nuevo intento moverla por los brazos- Emma, despierta, ¡despierta!- abre los ojos, su primer instinto es alejarse de mi, le doy su espacio retrocediendo también.

Revisa su cuerpo, sus manos, su rostro, esta respirando agitadamente, una vez que se sabe ilesa, escanea el lugar en un movimiento rápido, sus ojos se fijan en mi y gatea por la cama con rapidez hasta envolver sus brazos en mi cuello, puedo sentir a través de su ligera blusa como su corazón late con fuerza, se aferra a mí tanto com puede, siento sus uñas clavarse en la piel desnuda de mis hombros.

-Fue una pesadilla- dice balanceándose lentamente, tratando de calmar su sistema nervioso, paso mis brazos por su cintura y aprieto su torso con fuerza, para lograr su objetivo- solo fue un mal sueño, estas bien, estas bien.

Estamos en esa posición unos minutos, ella sigue repitiéndose que solo fue un mal sueño, que esta a salvo y muy lejos. Una vez pasada la crisis, parece ser consciente de nuestra cercanía, aleja su torso del mío.

-¿Estás bien?- quito el cabello de su cara, solo asiente, sus ojos grises estudiando cada detalle de mí, acaricia suavemente con sus manos mis hombros desnudos, solo puedo estremecerme y tratar de conservar la calma, ella parece ignorar mi agonía o no se ha dado cuenta, cierro los ojos cuando sus manos bajan de mi cuello a mi pecho.

Entonces tengo que recurrir a técnicas milenarias para poder mantener el control... pensar en matemáticas.

Vamos Tyler dime cuanto es trescientos veinticinco más setecientos noventa y tres... veamos tres, más cinco, es ocho y nueve más dos es once, entonces uno y llevamos uno, tres más siete, diez y uno que llevábamos, once, entonces son mil ciento dieciocho..

¡Demonios eso fue muy sencillo!

-Tyler – vuelvo a la realidad, me sonríe con ternura- ¿en que pensabas?- sigue sobre mis piernas, me muevo un poco incomodo y parece darse cuenta porque también se mueve, así que debo tomarla por sus caderas para que se quede quieta, esta vez yo apoyo mi cabeza con su hombro.

-Lo siento- y se que ya no puedo esconder lo que sucedía, ella trata de evitar el tema y solo se baja de mi regazo, se mantiene sentada junto a mi, tomo un cojín que tiene regado por ahí para taparme.

Viviendo con un Playboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora