Doce

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12. Se siente extraño

El día había sido un tanto diferente, por la mañana al despertar me sentía tan bien, había tenido un sueño increíble, mamá venía a visitarme, le di un abrazo de cumpleaños y ella me aseguró que estaría siempre para mi, incluso dijo que papá estaría siempre cuidando de mi, sin importar donde estuviera.

Por un lado me sentí feliz por verla, aunque sólo haya sido un sueño, casi no podía recordar como era, pero me aferraba a que su voz sonaba tan dulce como en mis sueños, pero por otro lado, lo que había dicho sobre papá... me preocupaba que fuese un aviso de que no volvería a verlo con vida.

Traté de llamarlo, siempre habíamos festejado juntos el cumpleaños de mamá, comprábamos un pastel con una vela para soplarla juntos y cantarle el feliz cumpleaños, pero ahora no estaba él aquí, pensé que podríamos hacer algo por videollamada, cuando la abuela respondió supe que algo no andaba bien, escuché a los doctores hablar sobre el estado crítico en que se encontraba mi padre, pero colgaron antes de que pudiera escuchar otra cosa.

Para mi sorpresa fue Tyler quien me consoló, comenzaba a creer que mamá lo había puesto en mi camino para que sea mi refugio cuando todo era abrumador, no me malinterpreten, mis amigos eran como mi familia, pero incluso ellos me trataban como si estuviera hecha de cristal, en cambio el rubio me hacía sentir más fuerte, segura y confiada, era un sentimiento diferente.

El día en la escuela fue un poco aburrido, la profesora de español me había regañado por estar distraída y me obligo a participar el resto de la clase leyendo en voz alta. Al final del día me despedí de mis amigas y espere a que Tyler terminara su entrenamiento, pues me llevaría a casa.

Estaba leyendo y no me di cuenta cuando se sentó junto a mi en la banca, tenía el codo apoyado sobre la mesa y su rostro se recargaba en su mano cerrada.

-Deja de mirarme, me pones nerviosa- me muevo, cerrando el libro y tratando de controlar el rojo en mis mejillas.

-Tengo más de cinco minutos haciéndolo y recién te das cuenta- lo miro sorprendida, en verdad que no me había dado cuenta- te ves linda cuando lees- acomoda un mechón de mi cabello tras mi oreja- vamos.

[...]

-¿Dónde estamos?- me ajustó la mochila al hombro, no estábamos cerca de su casa, había tomado otro camino y no me decía nada.

-Solo sígueme- observo a mi alrededor, pero no me muevo- vamos, no te haré nada- alzo ambas cejas- ¿confías en mi?- me extiende su mano abierta.

-¿Qué?- comprendo la referencia y lo que está haciendo.

-¿Confías en mi?- se acerca un poco más incitándome a aceptar su invitación a seguirlo y a tomar su mano.

-Si- respondo tomando su mano y dejándolo guiarme- es injusto que utilices las películas de Disney  en mi contra.

-Es tu culpa por hacerme ver esas películas tantas veces- entrelaza sus dedos con los míos, para seguir con el camino y llevarme a su lado y no atrás persiguiéndolo, ajusta su paso al mío, pues es mucho más alto que yo, así que su zancada es más larga que la mía.

Me guía por el parque al que habíamos llegado, subimos una especie de colina y me quedo sorprendía con la vista que ofrece el lugar, frente a nosotros se encuentra un campo lleno de diferentes árboles, todos ellos se empiezan a teñir de naranja y café por la temporada, pronto perderán sus hojas con el paso del otoño. Estaba impresionada con la vista, era un lugar precioso.

Detrás de mi se encontraba un gran árbol, lo reconocí como un sicómoro por una película que había visto, el árbol tenía un tronco enorme, era alto y frondoso no parecía que la temporada estuviera haciendo algo con sus hojas, aún estaban muy verdes.

Viviendo con un Playboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora