Treinta y seis

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36. Tomar decisiones.

Con motivo de las fiestas decembrinas, mis compañeros de habitación volverían a donde sus familias para celebrar, veía el caos formándose en el departamento mientras los chicos empacaban sus maletas de último minuto. Lu y yo nos despedimos anoche, hicimos una pijamada de fin de cursos, festejamos también la navidad, vimos películas y comimos muchísimo.

Pasar tiempo juntas ayudaba a mi castaña amiga a despejar su mente de Evan, quien en los últimos días había vuelto a su rutina de playboy casanova, me entristecía verlo actuar así, cuando todos sabíamos que era un mecanismo de defensa para alejar a Lucy, pero no les estaba funcionando bien, pues con tan solo verse, podías ver la magia fluir en ellos, el cariño que se tenían superaba casi todo, pero ambos eran orgullosos para admitirlo.

Tyler me aconsejo dejar de intervenir, alegando que si lo suyo estaba destinado a suceder simplemente pasaría. Hice caso a su sabio consejo y deje mis planes de venganza.

-Aún no preparas tu maleta- me sobresalto, cierro la tapa de mi laptop, sus bonitos ojos azules me ponen nerviosa, alborotando los dragones danzantes en mi interior.

-Mi vuelo sale mañana, así que la haré más tarde- sonrío tratando de ser convincente, mis abuelos me habían invitado a pasar la navidad con ellos en Toledo, de donde es originaria la familia de mi abuelo, pero les mentí a todos.

-Entonces... feliz navidad- vacila de pie bajo el marco de la puerta, se ve muy tierno.

-Feliz navidad, y buen viaje- me pongo de pie y lo abrazo, huele delicioso, y esta caliente, reconfortantemente cálido, me rodea con sus brazos relajándome- abraza a Maddie por mi, espero que le guste mi regalo.

-Nos vemos.

Es el último en irse, el departamento se siente tan vacío sin los tres jovenes revoltosos, así comienzan mis vacaciones. Dos días antes de navidad, hice compras suficientes para sobrevivir las dos semanas que estaría en completa soledad.

En noche buena, terminé de adornar el departamento y bajo el pequeño árbol lleno de luces y esferas deje los regalos para mis amigos. Vi películas, comí mucho y también lloré, era la primera navidad sin mis padres, al menos la primera que pasaría sobria, por eso decidí quedarme, para poder vivir mi duelo, sola, sin tener que fingir para nadie que estoy bien.

Estaba sola con mis pensamientos, a veces eran tan oscuros que me aterrorizaban, era por eso que bebía para calmar mi ansiedad, ahora estaba decidida a enfrentarme a ello, después de todo y al final del día, soy la única persona con la que estaré el resto de mis días.

La mañana de navidad desperté con un estruendo, alguien había entrado al departamento, mi corazón latía con fuerza, podía sentirlo en la garganta, salgo de la cama, el frío del suelo atraviesa por mis pies, estancándose en mi pecho, camino despacio, escucho pisadas fuertes en el corredor, armándome de valor y sintiendo que moriría asesinada por mi estupidez de averiguar, abrí la puerta de la habitación.

Hay una persona de pie frente a mi, grité tan alto como pude, y casi lo abofeteo, pero logré reconocerlo antes de hacerlo.

-¡Tyler!- lo regaño- casi me matas del susto.

-Mentiste- se extiende un silencio realmente incómodo, he sido descubierta en mi propio engaño.

-Tyler...

-Tus abuelos fueron a buscarte para pasar navidad contigo, porque les dijiste que estarías con nosotros, pero tu dijiste...

-Sé lo que dije- interrumpo, veo el cansancio en sus ojos, hay sacos negros bajo ellos- lo siento.

Viviendo con un Playboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora