46. Su canción favorita
Tyler Everly
Los nervios estaban matándome, palmeo mi bolsillo lateral asegurándome de que el estuche siguiera ahí, me miro una vez más al espejo, acomodo mi camisa blanca, quitando las arrugas, doblé las mangas casi a la altura de mis codos, hacía calor sin contar lo nervioso que me encontraba, no quería estar más acalorado.
-Estoy lista- la veo detrás de mi por el reflejo del espejo. Me giro abrazándola, rogando por que no escuchara mi corazón acelerado.
-Luces preciosa – llevaba un vestido blanco de hombros descubiertos, de falda larga con una abertura grande en la pierna, utilizaba zapatos altos, se acercó para besarme, fue un ligero roce de labios, frunció el ceño.
-Estas muy raro hoy...
-Solo estoy hambriento, vamos a cenar- ella había planeado cada segundo del viaje, por lo que poner en marcha mi plan fue difícil, gracias al cielo mi madre era experta con estas cosas y fue de gran ayuda, logrando hacer un espacio en la apretada agenda de la chica.
Nos dirigimos al lugar que reservó para nosotros, es una pequeño jardín decorado con luces , sus flores favoritas, había una pequeña fuente y frente a ella una rústica mesita, donde sirvieron una comida exquisita, y su postre favorito, estábamos a la orilla de la playa y escuchando sus canciones preferidas.
-¿Quieres caminar un poco?- un camino de antorchas dirigían a la orilla del mar que se iluminaba un poco por las luces del hotel, dejamos atrás el jardín, nos quitamos los zapatos para sentir la arena fresca, podíamos escuchar la musica gracias a que se tenían instrucciones de elevar su volumen para hacernos compañía.
-Bailemos- con una preciosa sonrisa toma mi mano, la hago girar, mientras ella canta esa canción, Love story, es su favorita además de mi señal, una vez reviso que la pequeña caja siga en mi bolsillo y la dejo guiar nuestro baile, da vueltas y canta, veo a la persona encargada de hacer que la magia suceda dándome una señal de afirmación, le devuelvo el gesto y en el momento justo la hago girar, abrazándome a su cintura mientras su espalda se recarga en mi pecho y sigue cantándome.
En su parte favorita un letrero enrome con las palabras Marry me se enciende, libero su cintura y me pongo sobre una de mis rodillas, sacando la cajita que contenía el anillo de su abuela y su mamá, lo abro, Emma se gira, una mano cubre su boca, me ve ahí arrodillado frente a ella con el precioso anillo entre mis manos.
-¿Te casarías conmigo?- hay lagrimas corriendo por sus mejillas, mi corazón late fuerte, aguardando su respuesta.
-Sí, por siempre sí- me deja poner el anillo en su dedo, nos abrazamos, cuando la beso lanzan los primeros fuegos artificiales, haciendo del momento uno mágico.
-Te amo- decimos al unísono.
No puedo comenzar a describir lo feliz que me hacia este momento, tenerla entre mis brazos sabiendo que teníamos toda una vida juntos para ser felices.
[...]
Emma Daniels
Volvimos a la habitación después de su romántica propuesta, su segunda propuesta y estaba completamente segura de decirle que si me casaría con él cuantas veces me lo pidiera.
Veo el anillo en mi dedo, mientras aferro con mi otra mano el collar donde tenía el anillo de su familia, aquel con que nos comprometimos la primera vez. Me sentía feliz y completa, nada podía arruinar este momento solo podía ser más perfecto.
-¿En que piensas?- me abraza por detrás, apartando el cabello de mi cuello para después besar justo ahí, me estremezco sintiendo como mi piel se eriza a su tacto, calentando mi cuerpo lentamente- ¿Te arrepientes?- me giro entre sus brazos para besarlo.
-Jamás- esta vez dejo un beso en su cuello, queriendo hacerlo sentir como él a mi, vuelvo a besarlo, recorriendo el camino hasta su mandíbula y llegar de nuevo a sus labios, me recibe con movimientos suaves, pero no me es suficiente, lo acerco más a mi cuerpo de ser posible aumentando el ritmo casi exigiendo que el responda igual y lo hace.
Jadea cuando siente mis manos desabotonando su camisa y me ayuda retirarla, vuelve a besarme, con intensidad, me toma por la muslos haciendo que enrede mis piernas en sus caderas, gimiendo al sentir su dureza contra mi cuerpo, me recarga sobre la pared, mientras vuelve a devorar mi cuello, bajando lentamente a mi pecho, sacando mis brazos del vestido y dejándolo en mi cintura.
Ya habíamos estado en esta situación antes, jamás llegábamos más lejos, pero esta noche yo deseaba más, y no estaba dispuesta a detenerme, no ahora que mi cuerpo ardía en deseo por sentir sus caricias.
Me muevo hasta que me deja en el suelo una vez más y me deshago del vestido, veo sus ojos oscurecerse mientras me recorre con la mirada, sin dejar que la vergüenza se apodere de mi, me acerco de nuevo tomándolo por los hombros, de un salto puedo rodear su cintura de nuevo con mis piernas enloqueciendo al sentir su calor.
Tyler me sujeta bien de las piernas y camina conmigo hasta la cama, donde me recuesta, desabrocho su pantalón y siento como se tensa, detiene mis manos cuando tratan de sacar su ropa.
-¿Cariño estás segura?- asiento mirando sus ojos, que me estudian con cuidado, comprendo que quiere una declaración verbal de mi consentimiento, lo atraigo de nuevo a mis labios, queriendo que comprenda.
-Si, estoy segura, más que nunca, quiero que seas mío en...- me interrumpe volviendo a besarme, se separa de mi para quitarse el resto de su ropa, trago saliva al verlo, mi cuerpo vibra en anticipación, vuelve a colocarse sobre mi repartiendo besos por mi cuerpo deshaciéndose a su paso de mi ropa interior, mi cuerpo se arquea buscando el suyo cuando toca una parte sensible para mi, que clamaba por tener su atención.
-¿Lista?- asiento incapaz de hablar al sentirlo acomodarse, mi cuerpo es todo sensaciones cuando se desliza lentamente uniendo nuestros cuerpos, su nombre sale de mis labios en un gemido, se aferra mi cuerpo, mientras se detiene dándome un momento para acostumbrarme, fue gentil, cariñoso y dulce mientras me amaba, dejándome experimentar tanto como deseara, haciéndome sentir la mujer más feliz en el planeta tierra.
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Viviendo con un Playboy
Roman pour Adolescents"Lo reconocieron al mirarse, en el ambiente podían sentir esa electricidad que los invitaba a estar juntos, sus cuerpos sentían la atracción por el otro, no podían negar que estaban destinados a grandes cosas juntos, después de todo... eran almas ge...