Un par de ojos curiosos parecieron seguir todos sus movimientos al entrar al hospital, y la atención que le dedicaron no provocó más que hacerlo sentir peor. No sabía cuál era la expresión de su rostro, pero sus propias feromonas comenzaron a molestarlo. Se sentía tan enfadado que solo quería tener algo frente a él hasta hacerlo trizas.
—Maldito omega de algodón—refunfuñó pateando una de las sillas que se atravesó en su camino antes de dar con el pasillo que guiaba a la habitación de Seokjin.
Se sentía estúpido, furioso por una patética pelea. La duda reflejada en las palabras y mirada de Jimin le afectaron de sobremanera ¿Quién se creía que era para atacarlo? Más que indignado también se encontraba resentido por la falta de confianza. Conocía que a ojos del resto de oficiales él era tan solo un sospechoso más desde el asesinato de Hoyeon ¿Pero Jimin también dudaba de él? Después de estar a su lado por más de 3 años.
No importaba cuanto buscaran, jamás encontrarían nada de su parte por más que se empeñaran en seguirlo o revisarlo, porque él no era el culpable. Su odio por Park Jay era muy grande, pero jamás llegaría al punto de lastimar a personas inocentes ¿Qué sentido tenía arrebatarles la vida? Hacerlo solo implicaría traicionarse a sí mismo, haciendo que otros pasaran por el dolor al que él se tuvo que someter al aceptar el asesinato de su hermano de diferente sangre.
—Jamás podría hacerle eso...—susurró en voz baja, cuando la imagen del rostro de Seokjin llegó a su cabeza.
El teniente fue la razón por la que se detuvo.
Estuvo más que decidido a acabar con la vida de Jay de una vez por todas, pero ni siquiera pensar en esa opción le ayudaba a sanar el dolor de su corazón y en medio de su espera porque el autobús llegara tuvo que pensarlo, porque el imaginar la decepción en el rostro de Seokjin resultó ser una tortura; él no era como Jay, aun así no podía olvidarse fácilmente de las noches solitarias solo por un asesinato que concluyó con ser un capricho y signo de obsesión.
Una muerte tan patética cuya razón era más patética aún.
Lo que más le hacía hervir la sangre era el hecho de que Jay no lució arrepentido en ningún momento, fue evidente desde que lo persiguió hasta el cansancio, desde que Jungwon se encargó de interrogarlo; la burla en su rostro, como si no hubiese hecho nada malo, como si no le hubiese arrebatado una parte de su corazón.
¿No era lo suficientemente justo cobrarle la vida de igual manera con sus propias manos? Para él lo era.
Para su buena o mala suerte, el verdadero asesino se encargó de acabar con la vida de Park Jay al igual que con Hoyeon, dejándolo a él como el sospechoso principal, y ahora probablemente tendría a Jimin tras él, liderando una posible investigación.
—¡Maldita sea!—exclamó, dándole una fuerte patada a la pared a su lado. Su pie dolió un poco debido al impacto.
A su lado alguien tosió un poco, como si estuviera tratando de llamar su atención y tan pronto como Taehyung giró la cabeza su corazón pareció acelerarse repentinamente al observar al alfa pelirrojo a unos pasos de distancia. Hoseok lo veía fijamente con curiosidad, cargando con dos vasos humeantes entre sus manos.
—¿Qué te ha hecho la pared para que tengas tanto odio recargado?—bromeó Hoseok, y el omega contrario a sentirse molesto por el comentario, experimentó una calma extraña—¿Quieres?—preguntó, extendiéndole uno de los vasos.
—Estoy seguro que no era para mí.
—No, era para Namjoon pero aún no llega, ni siquiera sé si toma café de todas formas ¿Te gusta?
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The alphabet killer | YoonMin
FanfictionLuego del abandono de su predestinado al estar en cinta y bajo la agonía de un lazo roto, Jimin se había prometido no volver a permitir que Min Yoongi le destruyera la vida por la que tanto luchó para recuperar, sin embargo...no esperaba que sus cam...