Capítulo 27

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Hace un año y medio

Tan pronto como su segundo cigarrillo se acabó, no tardó demasiado en encender otro. No podía descifrar si se encontraba estresado y asqueado por todo lo que lo rodeaba o si solo estaba cansado, porque era como si las horas parecieran congelarse y avanzar con rapidez al mismo tiempo. No era alguien que creyera en el karma, pero en situaciones como esas solo se preguntaba que tanto mal hacía para merecer tener una vida cargada de ira y miseria.

—Todo apesta en este lugar—comentó, frente la vista de la ciudad. 

Estando en lo más alto del edificio podía apreciar hasta el pueblo más diminuto de Seúl, con el atardecer haciéndose presente y creando una vista que era agradable, aunque no se encontraba con el humor para verlo de esa manera.

Escuchó la risa burlona de su amigo al lado, sus brazos reposando en los barrotes del balcón.

—Si tanto te molesta entonces vuelve a tu país natal—dijo Niki, sacándole la lengua cuando el contrario lo fulminó con la mirada.

—Idiota, que fácil te resulta hacer ese tipo de comentarios al aire ¿Qué vas a saberlo? Eres tan solo un puto hijo de mami y papi con suerte que tiene todo fácil, incluído el dinero—escupió con disgusto, aspirando el humo que se disipó por el aire.

A pesar de la actitud y los insultos, el chico no eliminó su semblante tranquilo y burlón.

—Pfff, vamos Jay, no es tan difícil como parece—comentó restándole importancia—. Siempre hay tontos de los cuales podemos obtener dinero.

—Uy si, ya lo creo—musitó con sarcasmo—. Dame consejos ¿Cómo puedo ser igual al estafador de tu padre? Ya que has pasado tanto tiempo con él deberías saberlo a este punto.

—Nah, aunque te lo explicara no lo entenderías, no tienes el potencial

Jay rodó los ojos, agradeciendo que el cansancio lo mantuviera con el temperamento bajo, de lo contrario ya le hubiese atinado un puñetazo al rostro arrogante de Niki. Se sentía tan molesto que lo que menos deseaba era que un idiota se cruzara en su camino, todo en su vida parecía ir de mal en peor.

—Solo funcionas para que las personas te odien, para pelear con cualquiera que te mire mal y para romper corazones—se mofó—. Estoy seguro de que Jungwon sigue llorando debido a la golpiza que le atinaste la semana pasada.

—Se lo merecía ¿Qué, celoso?—discutió aseriando el rostro, terminando por tirar el restante de cigarrillo—. Ya que te burlas tanto debería ser yo quien te muestre mi potencial para que sepas cómo conseguir pareja de una vez por todas—rodó los ojos—. Te aseguro que sería millonario si se tratara de un empleo.

—Lo dudo, eres un mal partido, por eso me sorprende que Jungwon siga contigo a este punto. No haces más que dañarlo física y psicológicamente cada vez que tienes la oportunidad, nadie te querría cerca ni aunque les pagaran por ello.

—Se ve que no conoces lo que puedo llegar a hacer con tal de conseguir a alguien que quiero.

—¿De verdad?—preguntó con ironía—. Hagamos una apuesta entonces.

Jay lo volteó a ver con el ceño fruncido, sin comprender a que se refería el contrario.

—¿Una apuesta?

—Así es, pasas holgazaneando y yendo de un lado a otro creyendo que puedes manipular a quien quieras, así que demuéstralo. Estaría ansioso por ver cuales son los verdaderos talentos de Park Jay.

—Eres un idiota—susurró—¿Y que ganaría yo con eso?

—Te daré el cincuenta por ciento de mi salario como recompensa—aseguró.

The alphabet killer | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora