Capítulo 40

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El comienzo...

Apenas el algodón humedecido rozó la herida abierta de su labio, fue imposible no retener un quejido de dolor, provocando así que Jimin se detuviera y lo mirara con los ojos muy abiertos, terminando por hacer una mueca al percatarse de que había dañado al pelinegro a pesar de ser cuidadoso. Yoongi buscó hablar de inmediato, mas al abrir la boca el ardor se lo impidió y casi al instante sintió el sabor metálico de la gota de sangre que brotó de su piel.

—Lo siento...—masculló el omega dejando caer su mano sobre el regazo, con un nudo en la garganta y con la mirada avergonzada.

—No es nada, no te preocupes.

Mas el omega ignoró sus palabras, sollozando de inmediato.

—De verdad lo siento, Yoongi...—volvió a lamentarse, negando con la cabeza—. Sabía que esto era una mala idea, mis p-padres jamás iban a estar de acuerdo y ahora terminaste herido por mi culpa...

—Jimin, eso no es...—buscó hablar, sintiéndose disgustado por ver a su omega en ese estado, con los ojos y la nariz enrojecida por el llanto de hace unas horas y el nuevo que parecía no tener la intención de detenerse por un buen rato

—¿P-Por qué siempre tiene que ser así? Te han lastimado y ellos de-destrozaron tus cosas—dicho esto, Jimin apartó la mirada del rostro del alfa que ahora lo observaba con sorpresa y dolor—. Tienes todo el...derecho y las razones suficientes para odiarme ahora mismo.

Yoongi se mordió el interior de la mejilla para evitar soltar un comentario brusco. Tan solo quería volver a tener a los padres de Jimin de frente y destrozarles el rostro y las manos que fueron capaces de golpear y encerrar al castaño con tal de no permitirle irse. No imaginaba el miedo que pudo experimentar en esos cortos días, pero si el terror que sintió Jimin fue similar al suyo al no saber de su estado, definitivamente solo aumentaba las ganas de quemarlos vivos.

Ahora tenía a Jimin cubriéndose el rostro con ambas manos mientras que sus hombros se movían al compás de sus agitados sollozos. Yoongi percibió a su lobo levantando las orejas ante el aroma amargo del cacao, mostrándole así que tanto Jimin con su lobo parecían afectados bajo la misma tristeza y angustia.

—Jiminnie—lo llamó, pero este no hizo caso a sus palabras.

Ignorando por completo el leve dolor de sus músculos resentidos, se incorporó de la cama hasta quedar sentado en el borde, importándole poco encontrarse sin camisa y con unos cuantos rasguños rojos que dolían ante el mínimo roce, antes de estirar los brazos para atraer al omega a su pecho. Jimin no tardó dos segundos para acomodarse sobre su regazo, sin dejar de cubrirse el rostro con las manos, pero permitiendo que el alfa lo arrullara mientras continuaba llorando, bajo las caricias suaves y el agarre firme y certero.

—Llora todo lo que necesites—susurró suavemente, permitiendo que Jimin apoyara su cabeza sobre su hombro—. No tienes por qué sentirte mal, los golpes los dieron ellos, no tu ¿Así que por qué te lamentas?

—N-No pueden tocarte...¿Con que derecho creen que pueden dañar lo que me hace feliz? ¿Nunca podré...t-tener la oportunidad de serlo?

Yoongi apretó sus labios, ignorando la molestia creciendo en su interior.

Debía admitir que de todas las reacciones que pudo esperar por parte de los padres de Jimin, el hecho de que terminara con varios golpes en el abdomen, además de heridas en su rostro no era para lo que estaba preparado, de hecho, jamás pensó que se tendría que enfrentar ante los dos fuertes alfas, mas fue imposible no reaccionar cuando notó la forma en la que le arrebataron al omega de sus brazos, lastimándolo en el proceso después de haber osado encerrarlo con tal de impedir verle.

The alphabet killer | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora