Capítulo 25

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—Les das una segunda oportunidad y lo único que hacen es abrir la boca—exhaló cerrando la puerta con seguro tras él—. Fui demasiado bondadoso con ella.

El hombre se acercó a la camilla con pasos sigilosos y lentos, tomándose el tiempo para examinar las cámaras de seguridad desde su celular. Varias de ellas se encontraban desactivadas, precisamente para que no pudieran dar con su rastro, sino, que él diera con el de los oficiales. Las suelas de sus zapatos eran cubiertas por una delgada capa de goma, un accesorio creado para la lluvia pero que resultó ser de mucha utilidad en la mayoría de sus crímenes.

Miró a la joven dormida sobre la superficie acolchada. Su rostro lucía más sano de como lo había dejado con sus golpes, los brazos no contaban con la misma suerte, lo más seguro es que ya no dolían, mas el color de la sangre amontonada formaba una mezcla de morado, verde y amarillo. Gracias al electrocardiograma pudo notar que su recuperación era rápida, debido a que sus latidos parecían finalmente estabilizados.

Jung Hoyeon lucía en paz mientras dormía. De no haber sido porque conocía que él aparecía en sus sueños, podría jurar que la experiencia no fue nada más que algo pasajero. El pensarlo le hizo hervir la sangre, porque viendo a la omega respirando con tranquilidad mientras él se sentía consumir por el fuego de la ira, lo volvió sediento de más sangre.

En ocasiones se preguntaba cómo se convirtió en eso, cómo todo su ser pareció salirse de control, ya que ahora, viéndola tan indefensa solo tenía un deseo claro en su cabeza y era destrozar cada parte de su cuerpo hasta que el odio tan intenso que lo mataba a diario se disipara por completo.

No podía olvidar la sensación satisfecha que tuvo con Hoyeon. Después de conocer su nombre la observó desde lo lejos, supo cada dato insignificante, la siguió a lugares, escuchó sus conversaciones y fue cuando el tan famoso rechazo llegó...era la primera vez que una de las víctimas se negaba a seguir el juego, así que ese fallo estuvo fuera de todo pronóstico.

Su rechazo a ser parte de la apuesta fue lo que lo llevó a perdonar su vida, y ahora se arrepentía de haberlo permitido.

Apretó los puños sobre los barrotes hasta que sus nudillos se volvieron blancos, la situación estaba descontrolándolo.

Sacó un diminuto frasco de su bolsillo y lo analizó con atención. Después de la muerte de Bongcha se volvió un experto al utilizar tal sustancia letal para su propio beneficio. La vez que sacó dichos frascos fue gracias a que el encargado del departamento de forenses se encontraba lo suficientemente distraído como para notar su presencia. Recientemente solo contaba con el último frasco, debido a que Lee Felix había roto uno al tratar de defenderse.

Volvió a adentrar la mano a su bolsillo y sacó de allí la inyección lista para ser utilizada. Se pinchó el dedo al quitar la protección e ignorando la diminuta gota de sangre que salió de su dedo, se dispuso a utilizar el último frasco para luego vaciar el contenido en la bolsa con suero que estaba conectada con la intravenosa de Hoyeon.

El efecto sería muy rápido, pero no le daría el lujo de morir en paz, por supuesto que no.

—Despierta—susurró sobre su oído, retirando la máscara de oxígeno de su rostro hasta que la joven omega comenzó a abrir los ojos ante la dificultad para respirar correctamente—. Mírame.

Jung Hoyeon parpadeó confundida, abriendo la boca y cerrándola varias veces con molestia hasta que su vista se enfocó al lado de la camilla. Se sorprendió un poco al ver al hombre al lado de ella, la expresión que mantenía en su rostro le atemorizó, pero estaba más enfocada en saber por qué le había despertado de esa manera.

The alphabet killer | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora