¿Es mi hijo? [Luckity]

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Hora de llevar a Charlie a casa

Mientras sus secuaces preparaban todo para llevar al niño a su casa, el alcalde estaba pensando en él siguiente  paso, el niño los llevaría a la casa de los criminales mas buscados de Karmaland, Rubius, el que le juro la muerte en cuanto vio que había ganado las elecciones del pueblo, Alexby quien se puso en su contra en cuanto vio al chico pato llorar, Cochi y Beni que a pesar de no haber nacido en Karmaland habían matado, secuestrado y torturado a civiles, secuaces, animales e incluso a él y Quackity, se sentía extraño, Quackity seguía haciendo latir su corazón con un sentimiento lindo, tal vez no románico pero definitivamente.. lindo, no podía ser de otra forma, no podía sentir mas por Alexis Quackity, quien destruyó la alcaldía con una bomba, quien mató secuaces y dejo sus cabezas en donde todos podían verlas, quien se metió con Sapopeta para intentar destruirlo, quien lo vio a los ojos y lo maldijo cuando ganó las elecciones, quien le dijo que lo odiaba, quien secuestro a sus hijos y los mató, quien robó armas y drogo secuaces, quien lo abrazó con cariño, lo besó, con quien hizo el amor cientos de veces, a quien amó incondicionalmente, a quien le regaló su corazón en una bandeja y espero a que él lo cuidara, ese Quackity, ¿debería arrestarlos? Pero si los arrestara, qué pasaría con Charlie, quién se quedaría con el niño, Luzu  suponía que el otro padre seria Rubius o Sapopeta, pero que extraño, no podría ser Rubius, el niño le llama tío.

—Alcalde— un chico de ropa negra entró por la puerta, no portaba una arma pues el alcalde les había pedido que las dejaran fuera del alcance y vista del niño, aunque ahora que lo pensaba tal vez el niño sabia mas de armas que él, considerando quien era su familia— todo esta listo para llevar al niño a su casa

—te lo agradezco, vamos en un momento— respondió Luzu viendo que el niño comenzaba a caer dormido sobre la alfombra, en realidad le sorprendía lo mucho que aguantó despierto el niño considerando que caminaron al menos 40 minutos hasta la alcaldía y corrió por todo el lugar por lo menos una hora —Charlie, es hora de ir a casa, levántate pequeño, tu nos vas a guiar

El niño se levantó en seguida dejando todos los juguetes en el suelo, limpio sus manos en sus pantalones y corrió hasta llegar con el mayor, se le veía emocionado y Luzu no podía culparlo, si a él le hubiera pasado algo así de pequeño estaría asustado y también le emocionaría que le dijeran que lo llevarían a su casa

—Señor alcalde, yo no conozco tu nombre— mencionó el pequeño dejándose cargar por el mayor y saliendo de la cómoda habitación en la que había estado hasta ese momento, en cuanto salió, Luzu le tapó los ojos fingiendo jugar, había una bomba y un par de armas a mitad del pasillo, no permitiría que Charlie las viera, aunque su padre y su familia no se molestara en ocultarlo él lo haría

—el que dure mas tiempo con los ojos cerrados gana — mencionó con una voz juguetona esperando que el niño lo reconociera como un juego real— ni nombre es Luzu, no necesitas decirme señor, en realidad no me gusta que me digan así, no soy tan grande— le contaba al pequeño mientras salían de la alcaldía— ganasté Charlie, acabo de abrir los ojos

El niño se empezó a reír y alzo sus brazos en señal de victoria

—¿me vas a llevar con papá señor Luzu?— el mayor asintió, le parecía extraño que el niño le hablara con tanta informalidad pero terminara la oración llamándole señor— bueno, yo los guió, papá debe estar asustado porque no estoy, una vez tio Ruru le jugó una broma diciéndole que me había perdido, en realidad me escondí en la habitación de tío Beni, pero esa vez papá lloró, esa vez fueron así de minutos — levantó dos dedos frente a su rostro para dar a entender la cantidad de tiempo en la que estuvo escondido — pero esta vez fueron así de minutos — levantó cuatro dedos haciendo al mayor reír

Era lindo saber que el pequeño aun no tenía sentido del tiempo, al mismo tiempo era extraño, no comprendía mucho la conversación a la que lo quería llevar así que se limito a asentir mientras subían al caballo, el camino era relativamente corto tomando en cuenta que saldrían del pueblo y el niño no paraba de hablar de su pequeña familia y Luzu no podía evitar pensar en que habría pasado si el hubiera sido parte de esa pequeña familia.