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Aunque en realidad no había tenido un plan en concreto para aquella tarde, lo qué pasó no era para nada parte de lo que pensaba que sucedería, no le molestaba ver a su amigo ligar con su... ex ligue, no lo había pensado como tal, claro, Vegetta alguna vez fue la pareja de su amigo y ambos se hicieron daño, aunque debía admitir que el que peor la pasó fue el chico de los ojos violetas, Rubius fue un imbecil, como sea, no debía estar pensando en ellos, Quackity sabia que solo pensaba en aquella escena porque queria por un momento olvidarse de sus problemas y centrarse en algo mas, pero si había algo que conocía como una verdad absoluta es que centrarse en los problemas de los demás jamás arreglaría los propios.

—tal vez es momento de llamarle a Luzu— murmuró, odiaba lo silencioso de la casa, extrañaba mucho a su hijo y tenia que hablar con el alcalde de la escuela de Charlie, había pensado mucho en lo que Rubius había dicho y tal vez el chico oso tenía razón pero su pequeño también merecía ser un niño normal y no planeaba quitarle esa normalidad que podía conseguir.

No se le permitía tener un celular pero podía llamar desde el teléfono de casa, Quackity se levantó del sillón para caminar a una pequeña mesa en donde se encontraba el teléfono, lo veía con curiosidad, había olvidado la ultima vez que no utilizó, tal vez pidió comida, tal vez habló con otro héroe, tal vez habló con su médico, en realidad pasaron tantos años, qué pasó con él, una foto en un cuadro se encontraba a un lado del móvil, eran ellos dos, la veía con impaciencia, casi como si esta pudiera darle aquella respuesta, veía su sonrisa en aquella foto, una sonrisa sincera y enamorada, sus brazos rodeaban a Luzu en un desesperado intento por hacer que se quedara a su lado, veía la sonrisa del castaño, en esa imagen parecía tan sincera, como si nada en el mundo le preocupara, como si nunca lo fuera a dejar, ambos parecían dos jovenes enamorados, con algunos rasguños pues el amor no les impedía seguir peleando contra cualquier cosa que atormentara a Karmaland, se veían tan bien juntos, tan ellos, Quackity elevó la mirada viendo que frente a él había un espejo, justo encima del teléfono, se vio en este, unas profundas ojeras, su cabello negro descuidado caía a los lados de su gorro ¿cuándo fue la ultima vez que cuido de su apariencia? Podía ver como sus mejillas tenían algo mas de peso que en esa foto y no pudo evitar comprarse, un embarazo, una guerra y noches interminables de llanto después le habían causado todo lo que veía en ese momento frente al espejo, se sentía horrible, físicamente, mentalmente, se sentía cansado, se veía cansado, tomó el teléfono para llamar directo a Luzu, no quería que su llamada pasara por ninguna secretaria o secuaz, no tenía la fuerza para explicarles y pedirles que lo comunicaran con el alcalde, marcó el numero y levanto el teléfono hasta quedar a la altura de su rostro, escucho un tono y se desesperó, segundo tono y respiraba rápidamente esperando a que el contrario contestara, tercer tono...

—¿hola?— escuchó la voz del alcalde al otro lado de la línea, podía escuchar a Charlie gritando y corriendo, su pequeño estaba divirtiéndose, le hizo sentir mas tranquilo

—hola, Luzu— susurró, queria llorar ¿por qué queria llorar? Se sentía estupido, no tenia razones para llorar

—oh, Quacks, perdón, no reconocí el numero de la casa— escuchó la risa masculina que lo envolvió

—pueden regresar— las primeras lagrimas bajaban por su rostro ¿por qué últimamente lloraba tanto? Le atribuía todo aquello al estrés— por favor, regresen

—es algo temprano para dejar la oficina — un fuerte sollozo se escuchó, el pelinegro no pudo contenerse queria explicarle que los necesitaba ahi, que necesitaba de su apoyo, que queria hablar con él, queria hablar, decir algo, lo que sea, pero no pudo, tenia un nudo tan grande en la garganta que incluso le costaba respirar — dame 10 minutos, estaremos ahi en cualquier momento, por favor solo respira un momento

Escuchó que la línea se cortó y un apurado castaño corrió con Charlie en brazos intentando llegar lo mas rápido posible a su casa. Quackity estaba en el piso, su cuerpo estaba hecho una bolita en el centro de la espaciosa sala, las lagrimas aun bajaban por su rostro, Luzu lo vio algo asustado, tenia miedo de hacer algo que lastimara mas al menor, dejó a Charlie sentado en el sillón con un par de juguetes y se acerco al pequeño cuerpo que temblaba entre lagrimas

—¿en qué momento me equivoque tanto?— pregunto aun sin querer levantarse del suelo

—todos cometemos errores, es parte de crecer y madurar — le susurro mientras acariciaba su cabello, veía el cuerpo del menor acomodarse en una posición más cómoda, estaba acostado boca abajo, aun en el suelo pero al menos esa posición le dejaba respirar mejor

—me duele

—¿qué te duele?

—aquí— el pelinegro se volteó, su cuerpo estaba boca arriba con su cabeza en los muslos de Luzu, señaló a su pecho — me duele aquí— repitió tomando con fuerza su pecho, Luzu acarició él área aun sin comprender lo que el menor le quería decir ¿se había golpeado? ¿Esa era la emergencia que lo hizo salir del trabajo?— me duele aquí, también— apunto a su cabeza —Luzu la acaricio con cuidado, aun pensando que el dolor era físico— cometí tantos errores, se supone que debería ser divertido tener 25, se supone que todo lo que empieza bien termina bien, y pasaste tu, quería que tu pasaras y no queria que terminara y después todo lo que queria era que terminara, Luzu — cada vez su voz se cortaba mas y el alcalde comprendía menos— me duele la mente y me duele el corazón, he cometido tantos errores tan terribles.

—¿papi esta bien?— escuchó la voz de Charlie haciéndole llorar mas, no podía creerlo ¿ahora hablaba de esas cosas con su hijo presente? Se sentía el peor padre del mundo

—papi se siente un poquito mal, pero ¿qué te parece si vas arriba y me buscas el peluche verde que te dije? Para poder jugar y de paso búscale un juguete a tu papi para que nos acompañe a jugar— en una tarde Luzu se había vuelto experto en aquel pequeño con hiperactividad, vio al niño desaparecer por las escaleras para entrar en una habitación — Quacks, esta bien no estar bien, es humano, no todo el tiempo puedes ser tu mejor versión y nadie te culpa por eso.

—por favor has que pare — el alcalde lo veía extrañado mientras que el mexicano derramaba lagrimas con un rostro de dolor— no puedo soportar mas este dolor, ya no se qué es, no sé porque me siento así, no sé que me esta pasando, has que pare el dolor

—vamos a encontrar una solución— le susurró comprendiendo finalmente a lo que se refería, ese dolor era aun peor que sentirse enfermo, aun mas duradero y aun mas difícil de olvidar, tu mente juega contigo, tus sentimientos son negativos, parece que todo esta en tu contra, lo entendía y aunque él había sido el psicólogo de karmaland no sería ético tratar al menor— te prometo que lo solucionáramos

El pelinegro se sentó viendo directo al castaño, la distancia era cada vez mas corta entre ambos, las respiraciones se mezclaban, los ojos del alcalde estaban viendo directamente a los lindos labios contrarios, eran rosados pálidos y tenían la apariencia de ser sumamente suaves, en aquel lugar con apenas luz el aire se lleno de una tensión amorosa mientras sus labios se encontraban en un tierno beso, las manos de Quackity se dirigieron a las mejillas contrarias acariciandolas con cuidado, casi con temor a que esa sensación desapareciera mientras que las manos de Luzu se encontraron con la estrecha cintura del mas pequeño, ambos habían extrañado esa cálida sensación, la calidez de la piel contraria, sus labios unidos, sus ojos cerrados y el sentimiento de que el mundo se borraba a su alrededor y solo estaban ellos dos, la necesidad de respirar molesto a ambos chicos quienes tuvieron que separarse lentamente, en cuanto tomaron algo de aire volvieron a unir sus labios, era una sensación adictiva, les había costado tanto estar sin el otro que en ese momento no querían soltarse, querían vivir para siempre en aquellos brazos.

—papi y el alcalde se están besando — escucharon a Charlie gritar, ambos se separaron de inmediato — papi, no sabia que te gustaba el alcalde

Quackity sintió sus mejillas enrojeces y Luzu no pudo evitar mirarlo con ternura

—todavía no te enseño la lección de "no te metas en asuntos de mayores"— le contestó el pelinegro levantándose de un salto y tomando a Charlie entre sus brazos para hacerle cosquillas

La escena de la familia jugado pasó frente a los ojos del alcalde quien acariciaba sus labios con cuidado intentando no olvidar la sensación de los labios contrarios sobre los suyos y aunque se sentía feliz por ese pequeño avance sabía que se había aprovechado del momento más débil del pelinegro.

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora