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¿Qué pasa en el pueblo?

—ya fueron alertados todos los ciudadanos, alcalde— mencionó Willy en cuanto tuvo la confirmación de los demás oficiales  — el pueblo está en búsqueda del niñ... Quackity, están en búsqueda de Quackity, en cuanto sepamos algo le avisaremos

Antes de que Luzu pudiera contestar, el peliblanco se retiró, todo aquello le afectaba, recordaba con ternura como el niño le había enseñado algunas palabras de su país de origen, le había enseñado la increíble comida, celebraron tradiciones que le llenaban el alma y le daban recuerdos hermosos para luchar por el regreso de Karmaland, la Karmaland que conocía, el lugar que solía amar proteger y donde ningún ciudadano temía por el pálido rostro de los secuaces del alcalde, extrañaba su pueblo, pero parecía que no podía hacer nada.

Mientras, el alcalde Luzu revisaba y releía la orden en contra de su Quacks, tal vez era demasiado, pero tenía un presentimiento con ese pequeño niño, Charlie le recordaba mucho a alguien de pequeño.

—un presentimiento no es suficiente para encarcelar a alguien— susurró para si mismo, su mente era una lluvia de ideas y su corazón estaba lleno de emociones, sentía algo parecido a las mariposas en el estomago, eran nervios y emoción, como un adolescente enamorado, pero en realidad era un alcalde emocionado por atrapar al criminal más grande de Karmaland. El alcalde presionó un botón llamando a los secuaces, necesitaba algo más de ellos — vayan al mercado y compren fruta, dulces y... carne, tortillas, cebolla, en realidad cualquier cosa para una comida mexicana, creo que pronto la necesitaremos para acomodar a un invitado

Los secuaces cumplieron sus órdenes, no mucho después ambos se encontraban en un pequeño mercado a las orillas del pueblo, conocían a su jefe lo suficiente para saber que ese encargo era privado, tenía que quedar fuera del ojo publico.

—¿sabes qué lleva una comida mexicana?— preguntó un secuaz al otro

Inesperadamente, dos chicos se acercaron corriendo a ambos secuaces, totalmente emocionados comenzaron a hablar casi en gritos, amos chicos tenían su carrito lleno de comida, parecía que iban a una fiesta, uno de ellos tenía un sombrero peculiar, algo alto y bastante ancho, una camisa roja y un pantalón de mezclilla, el otro tenía una simple camisa amarilla y un pantalón de mezclilla y ambos tenían la emoción de dos niños de kínder que recientemente despertaban de una siesta y les habían dado azúcar.

—¿verdad qué si Cochi?— preguntó el uno al otro cuando terminó de gritar

—si, Beni, espero que eso les ayude a hacer una buena comida mexicana, como lo hacía la abuela — mencionó con una sonrisa

—lo siento, creo que no entendí lo que dijeron — menciono uno de los secuaces

—para empezar mi buen ¿para cuantas personas es la comida?— retomó Cochi intentando conseguir más información, no se puede hacer una buena comida sin la información

—bueno, creo que para dos o tres personas — susurro sin saber en realidad la respuesta correcta, si se equivocaba conseguiría la demás comida después

—ya estamos en la misma pagina, te voy a enseñar a hacer unos chilaquiles para chuparse los dedos, receta de la abuela chona que esta en el santo cielito— sonrió el chico mientras caminaba por un pasillo

—lamentó tu perdida — susurro el secuaz con incomodidad

—¿Cómo?— preguntó Cochi extrañado — ah, ya, ya entendí, ya entendí, crees que se murió, no, para nada, hierva mala nunca muere, a la doña le quedan otros mil años, con decirte que prometio bailar en nuestras tumbas, no, así se llama el pueblo, Santo cielito, el pueblo más bonito de México, en la esquina de la primaria a la que fuimos Beni y yo vendían unos elotes en vaso bien buenos

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora