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¿Cómo pueden ser tan idiotas ambos? Se preguntaba Sapopeta mientras leía la información que tenía en las hojas regadas por su escritorio, uno quería asesinar a una directora de un pequeño kinder y el otro a un grupo de periodistas, extrañamente era al revés, creía que Quackity sería más extremista. Le gustaban ambas ideas, le parecía interesante como las consecuencias se complementaban, ahora era su momento de actuar pues Quackity le había mencionado que esa misma tarde matarían a la directora.





—A la derecha esta la dirección, enfrente tenemos la salida normal, atrás del patio de juegos esta la salida de emergencia, frente a la dirección esta el Salon de primero de kinder, en el pasillo que da a la salida esta la recepción con la secretaria— decía el chico del binnie mientras dibujaba toda la estructura en una hoja a la cual le presentaban atención Rubius, Alexby y los extremadamente emocionados Cochi y Beni quienes querían quemar todo el edificio pero se les había pedido que no lo hicieran, no podían arriesgarse a tanto — actuaremos hasta que la directora salga, hay muchos niños ahí, no podemos arriesgarnos a dañar a uno

—pato, aunque los dañemos nadie se dará cuenta que fue por eso — dijo Rubius con tranquilidad viendo el esquema en la hoja e imaginándose el paso de la directora por este

—aunque no sepan que somos nosotros, idiota, no podemos lastimar a mas personas inocentes, es una venganza por lo qué pasó con mi hijo, no solo es un asesinato de masas— rodó los ojos molesto— tenemos que hacerlo antes de causar conmoción en la escuela, después de que la maestra esté lo suficientemente lejos como para no traumar a nadie y antes de que Luzu llegue a casa porque no le conté nada del plan y no quiero que se asuste

—esta enamorado, mi primo esta enamorado, son novios, son novios, se besan, se pasan el chicle, se tocan sus cosas— cantaba Cochi saltando de la emoción— son novios Beni

—prim0, si te gusta el alcalde nos hubieras dicho, lo habríamos secuestrado y llevado a la Casa Blanca — Beni parecía igual de emocionado que su hermano

—animales de granja, estamos aquí por otra cosa, después hablamos de eso, pato — le dedico una mirada molesta a los hermanos y una de querer matarlo al chico pato

—dejen al niño en paz, yo lo veo bien.— Alexby se encogió de hombros dejando que todos pelearan entre ellos, Cochi y Beni hablaban de una boda que aun no sucedía y que seguro no sucedería muy pronto, Rubius regañaba a los hermanos porque muy dentro de él seguía odiando a Luzu, cosa que los hermanos no se detuvieron ni un segundo a pensarlo antes de decirlo

—¡ya! — gritó Quackity hartó de la pelea — Luzu y yo no somos novios, esposos, pareja ni amantes— corrigió a los dos chicos emocionados que saltaban por toda la casa apuntando cada pequeño detalle para llamarlo casa matrimonial

—pero, primo, ve esto — apunto a una marca de crayola que decía "papá, papi y yo" — esto es muy hogareño, digno de una casa en la que vive un matrimonio

—que no estemos casados no significa que Charlie deje de ser nuestro hijo — murmuro tranquilo, respirando lentamente y mentalmente contando hasta 10 para evitar gritarle a sus primos, se sentía extremadamente nervioso por el plan y esos dos indagando en su vida no le ayudaban en nada —no es casa hogareña, es casa de dos personas que tienen un hijo, queremos que Charlie viva bien, que se sienta cómodo aquí, que nos tenga confianza

—lamento decirlo pato— susurró el chico oso — exactamente ese es el significado de casa hogareña — todos soltaron risas silenciosas al ver el rostro de confusión del chico pato— dos personas con un hijo queriendo que su niño la pase bien todo el tiempo y este feliz

—no puede ser casa hogareña si dentro de ella se organiza un asesinato — murmuró haciendo que los demás rieran un poco mas

—tal vez un asesinato hacer ver mal al lugar — afirmó Alexby— pero sus padres no tienen trabájalos normales, así que creo que sigue siendo una casa hogareña, algo rara, pero aun hogareña

—no es el punto...— interrumpió el chico pato algo molesto— tenemos que repasar el plan, no pueden haber...

La alarma sonó, tenían una alarma programada para que sonara 15 minutos antes de la hora de la salida, sabían que era momento, tenían que salir de la casa en ese mismo instante y alejar a la maestra de todos loa niños, tenían exactamente 15 minutos, armas pesadas, sed de sangre y pedían internamente porque ningún padre o niño estuviera en su camino.

—¿están listos? —preguntó Cochi viendo a todos dentro de la habitación, comenzaban a cambiar sus prendas y colgarse raros artefactos— vas a violar tu prision domiciliaria primo— sonrió ampliamente al ver a su primo tomar unos guantes negros y colocárselos como si no le importara nadie en ese mundo, le recordaba al Quackity de hace algunos años que dejaba que el enojo lo guiara, pero ahora dejaba que el amor por su hijo lo guiara

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora