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A la mañana siguiente, Luzu despertó a Charlie sin despertar a Quackity, había sido todo un reto, en el pasado el chico solía tener el sueño demasiado pesado, le costaba despertarse aun cuando el mundo se estuviera acabando, el alcalde entró con toda confianza a la habitación en donde ambos peli negros dormían, no pudo ocultar una enorme sonrisa, eran demasiado tiernos, queria acariciar el cabello del mayor y susurrarle que lo amaba, así como lo hacían cuando dormían juntos, pero para su sorpresa en cuanto puso un pie dentro de la habitación, Quackity se removió en la cama, parecía que despertaría en cualquier momento, claro, estaba alerta en cada segundo que pasaba en aquella casa, el chico se acostumbro a vivir una revolución que lo volvió el criminal mas buscado, tuvo un hijo y todo lo supo ocultar perfectamente, comprendía porque todo el tiempo necesitaba estar en alerta, Luzu se acercó una vez mas, necesitaba despertar al pequeño, tenia un plan y no podía arruinarse por las nuevas costumbres de sueño del pelinegro mayor.

—Charlie— susurro cuando llego a un lado del niño, lo tomo entre sus brazos, Observándolo dormir, sintió una ternura abrumadora. Su rostro angelical y sereno despertó en él una profunda conexión de amor y protección. La suavidad de su respiración y sus movimientos torpes mientras soñaba la conmovieron. Quiso abrazarlo y cuidarlo para siempre. Cada detalle del niño dormido le recordaba la vulnerabilidad y pureza de la infancia. En ese momento, supo que este sentimiento de ternura trascendería el tiempo, forjando un lazo inquebrantable entre ellos.— despierta, mi niño— le susurro una vez más sacándolo de la habitación de su padre y acostándolo en un sillón cercano a la cocina

El niño comenzó a removerse Charlie abrió lentamente sus ojos mientras el sol acariciaba su rostro. Su mirada curiosa se encontró con el nuevo día lleno de promesas. Con un bostezo adorable, estiró sus bracitos y se incorporó en el sillón. La emoción de explorar el mundo lo invadió. Con pasos torpes, descendió hacia la cocina, donde los aromas matutinos lo recibieron. Los ojos de Charlie brillaron con entusiasmo, listo para abrazar cada aventura que el día le tenía reservado y lo primero que vio fue a Luzu, el alcalde había preparado waffles con fruta para el desayuno, quiso hacer tacos pero ¿quién desayunaría tacos? Tal vez únicamente los dos mexicanos que se encontraban en su hogar, ahora se sentía tonto, tal vez a ellos habrían preferido tacos.

—¿eso vamos a desayunar?— preguntó Charlie con una sonrisa y corrió a la cocina tomando un plato y sirviendo el waffle mas grande que encontró

—si— le mencionó entre risas al ver al pequeño servir miel como si la vida se le fuera en eso — hay batido de fresa y mango ¿quieres? — el niño asintió apuntando al batido rosa

—gracias, Luzu— la sonrisa del alcalde se desvaneció por unos segundos, claro, el niño no sabia que era su hijo — ¿no vas a comer?— pregunto el menor viéndolo con ojitos de perrito, haciendo al mayor sonreír de nuevo

Tal vez el niño no lo sabia pero se encargaría de que lo quisiera antes de saber la verdad, el niño merecía el mejor padre del mundo y él se encargaría de serlo

—claro que voy a comer, Charlie, solo estaba pensando qué tal vez necesitamos esperar a tu papá primero — el niño lo vio sorprendido, había olvidado totalmente a su padre y se sentía culpable, sus ojos se volvieron un poco rojos, su nariz enrojeció y apareció un tierno puchero en sus labios, ese rostro le decía que el niño estaba a pocos segundos de estallar en llanto y Luzu, como padre primerizo, no tenia la más mínima idea de que hacer— vamos a hablarle ¿si?

—olvide a papá— el niño comenzo a llorar, parecía que no se detendría nunca Charlie sollozaba con el mayor ruido que sus pequeños pulmones le permitían, sus ojos cristalinos reflejando su tristeza. Sus labios temblaban, y su pequeño cuerpo se encogía con cada lágrima. Buscaba consuelo en el abrazo de Luzu, quienes lo acogía con ternura. El dolor en su rostro revelaba una profunda sensibilidad. A pesar de su angustia, el amor y el apoyo que recibía no lograba reconfortarlo. Con cada caricia y palabra de aliento, se aferraba a la esperanza de encontrar alivio y seguridad en el abrazo cálido del alcalde quien le susurraba palabras de aliento, comprendía porque el niño lloraba, pero no entendía como detenerlo— a papi le gusta desayunar conmigo y lo olvidé, no, tu lo olvidaste — el niño dejo de llorar y lo vio con una mirada llena de molestia

—¿qué?— preguntó algo asustado, el niño paso de llorar como si olvidar a su padre para desayunar fuera el mayor mal del universo a estar profundamente molesto, cada vez le recordaba mas ese pequeño a Quackity, tenia la misma energía para manipular la situación a su favor

—si, tu lo olvidaste, me despertaste para desayunar pero no despertaste a papi, le dire a papi que no querías desayunar con él y estará muy molesto, le dire a tio Ruru, él también estará muy molesto, eso no esta bien alcalde Luzu — el niño hablaba rápidamente con palabras que creía Luzu eran demasiado vocabulario para un niño de su edad, se notaba que ese pequeño había convivido toda su vida entre adultos — ademas hoy tengo clase de arte con tio Alexby — cambio el tema drásticamente bajando de la silla y dejando su desayuno a medias antes de salir corriendo hacia la habitación de su padre mientras gritaba — también le dire a tio Alexby que no querías desayunar con papi y que tomaremos la clase de artes en la alcaldía

Ese niño era todo un caso, Luzu tendría muy difícil su nuevo cometido y este era conquistar a esa familia, quería que Charlie lo aceptara como padre y ,tal vez, que Quackity lo aceptara como esposo.

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora