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La alcaldía.

Hace aproximadamente 5 años un chico pato se presentaba a alcalde del pueblo de Karmaland.

—sabes Luzu, no puedo imaginar un mejor futuro que este — su mano se entrelazaba con la de su amado, era temprano por la mañana, su amado emo le había preparado un desayuno especial para los nervios, fruta, waffles y un smoothie de fresa, acompañado de una larga carta donde le confesaba todos sus sentimientos.

Quackity estaba en las nubes, el amor de su vida le había dado la mejor noche del mundo y ahora le daba una mañana inolvidable.

—patito, necesitas comer bien, los ciudadanos necesitan al alcalde mas increíble del mundo — vio la cara de reproche del menor— y tu ya lo eres, pero no puedes continuar siéndolo con el estómago vacío.

—pero Luzu — un puchero se formo en esos labios regordetes que tantas veces habían sido besados por el emo

—nada de peros Quacks, come, mientras voy a bañarme — dijo el chico con una sonrisa radiante dejando un beso en la comisura de los labios del más bajo.

—¿puedo verte?— le respondió una sonora risa seguida de un "no" juguetón.

Una camisa cayó en la cocina de la casa compartida, una prenda con olor al emo y la gran sonrisa de Quackity no se hizo esperar cuando salió corriendo detrás de su emo guapo, esa linda mañana se concibió a un pequeño niño pato producto del amor de dos personas.

Y esa tarde se rompió la relación de tanto amor.

— después de contar los votos— Sapopeta hablaba al público, habitantes de Karmaland emocionados por su futuro alcalde, un chico de binnie destrozado, un chico emo con una sonrisa triunfal y un cerdo que nadie sabía si se estaba enterando de lo que pasaba en ese momento — el ganador a la alcaldía

Un zumbido pasaba por los oídos de Quackity, no podía escuchar las palabras pronunciadas, pero sus ojos estaban llenos de lagrimas, los brazos de Rubius estaban a su alrededor abrazándolo con fuerza y mencionando lo que creía eran palabras de aliento mientras personas se reunían a un lado de Luzu gritando felicitaciones, allá era una fiesta mientras que la otra mitad del escenario parecía un funeral.

—no tienes idea de lo que le hiciste a MI pato — gritaba Rubius enojado hacía el lado contrario, quien al escuchar esas palabras su rostro se transformó en uno de molestia

— lo lamento Quacks, es por tu bien — susurró Luzu cuando estuvo lo suficientemente cerca para que el chico lo escuchara.

Definitivamente su mundo se había destrozado frente a sus ojos mientras que el amor de su vida le quitaba todos sus sueños, los arrancaba desde lo mas profundo de su corazón y se los llevaba como si siempre hubieran sido suyos, como si esos ojos de amor siempre hubieran sido de traición, él no lo amaba, amaba lo que podía conseguir de él y aunque su corazón estaba destrozado, juró que sería la ultima vez que lloraría por Luzu.

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora