18

5.6K 554 70
                                    

7 de la mañana y Quackity ya estaba bañado, cambiado y sentado en la sala de su casa esperando a que Rubius y Charlie bajaran para acompañarlo a la alcaldía, esperaba entrar cuando nadie lo pudiera ver, no quería causar un revuelto por el pueblo ni queria que las personas lo señalara, no le gustaba el que alguien pudiera reconocerlo e intentara hacerle daño a Rubius o a su hijo, ellos no tenían nada que ver en eso, o... bueno, tal vez tenían algo que ver pero el principal culpable era él.

Rubius y Charlie bajaron finalmente, el semi oso tenia los ojos llorosos y el rostro rojo, Rubius, con los ojos enrojecidos y húmedos, mostraba los rastros de lágrimas recientes en su rostro. Su mirada, una vez intensa y segura, ahora reflejaba fragilidad y tristeza. Sus mejillas aún llevaban marcas de la liberación emocional que había experimentado. Aunque intentaba disimularlo, sus labios temblaban ligeramente, revelando la conmoción interna que sentía. La angustia y la melancolía se entretejían en su expresión facial, mostrando una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver. A pesar del dolor, Lucía irradiaba una profunda autenticidad, transmitiendo que había permitido que sus emociones fluyeran sin miedo al juicio.

La pequeña familia salió con rumbo a la alcaldía, aun estaba oscuro y las personas no salían de sus casas.

—el pueblo es extraño— murmuro Quackity con la vista perdida — extraño cuando este lugar estaba lleno de gente, cuando eso era un lago y no lava, cuando esto parecía un hogar

—hace unos días intente ir a mi casa, pato— menciono el semi oso— fue casi imposible — se rio un poco intentando deshacerse del ambiente tenso que tenían desde que salieron de la casa blanca — cuando llegue estaba destruida — confeso con una sonrisa triste— intentaron entrar, creo, en realidad no estuve ahí para comprobarlo, pato— soltó una risa mas fuerte pero igual se sentía la tristeza en su voz, Quackity sabía cuanto le había costado construir su casa al contrario y verla destruida debió haber sido igual de fuerte que ver destruida la propia  — la puerta estaba destruida y rompieron todos los cristales, nieves ya no estaba, creo que no la extrañaba hasta que recordé que la había dejado ahí cuando huimos

— lo lamento— susurro Quackity tomando a Charlie con mas fuerza entre sus brazos, desde que habían salido de la casa, el niño se había quedado dormido, aun era muy temprano y el pequeño travieso mantuvo a su padre despierto toda la noche contándole lo maravilloso que era Luzu, cada mención del mayor hacia al corazón de Quackity doler, si tan solo el mas pequeño conociera la verdad — yo, no quería que nada de eso te afectara, que los afectara

—tranquilo, pato, lo bueno es que todos estamos bien, aun te puedes arrepentir de esto, lo sabes ¿verdad?

—no puedo hacer eso, necesito sacar a Charlie de todo esto, quiero que tenga una vida normal, que sea un niño normal, ya debería ir a la escuela y no puedo meterlo al kinder de Karmaland porque todo el mundo buscaría hacerle daño ¿cuánto tiempo mas podremos educarlo en casa?— el chico del binnie comenzó a llorar de nuevo, todo lo hacia por su pequeño

—¿qué dices, pato? Alexby y yo somos los mejores maestros que un niño puede tener — esuchó al contrario reír — es tu decisión al final, pero te aviso que tienes aun como 10 minutos para arrepentirte

La conversación cambio, desde lo que creían que se comía en la prisión, lo que le dirían a Charlie, cuanto tiempo creen que le darían al chico pato, la información que conseguirían para derrotar al gobierno a la salida de Quackity y si es que alguna vez saldría y cuando menos lo esperaron, llegaron a la alcaldía con los primeros rayos del sol golpeando los cristales del imponente edificio.

—llegamos— soltó en un suspiro el pelinegro, empujó un poco la puerta y se percató que esta estaba abierta y algunas personas ya se encontraban trabajando en ese momento

— pensé que tendríamos que entrar a la fuerza, otra vez, como la vez que...— el menor lo interrumpió

—no queremos mas cargos en mi contra y deberías irte ya con.. con Charlie — su voz se quebró al decir el nombre del niño, no quería soltarlo, la vez que mas tiempo estuvo alejado de él fue cuando se perdió y ese día sintió que iba a morir de dolor sin su pequeño

—no, voy a estar aquí hasta que encontremos al viejo desgraciado, estupido, hipócrita, idiota, horrible, espantoso...- de nuevo s¿fue interrumpido por el menor

—si, entiendo— volteo a los lados hasta encontrar una pequeña recepción con un secuaz detrás de esta, volteo a ver una vez mas a Rubius para darle al pequeño, quien al no sentir la calidez de su padre se despertó con miedo, pero al ver el lugar se recostó de nuevo en los brazos de su tio y volvió a dormir.

Quackity quiso llorar al presenciar esa acción, el menor sentía confianza de estar en aquel lugar sin saber que la próxima vez que viera a su papá y todas las siguientes veces que viera a su papá seria en ese lugar, tal vez esposado y sin la posibilidad de poder acariciar el rostro de su pequeño niño, sin poder abrazarlo o tomarlo entre sus brazos, eso era la mayor tortura.

—¿estas bien?— preguntó el semi oso y al ver que el peli negro negó rápidamente, lo abrazó con fuerza

Unos segundos después, el chico pato tomó la fuerza para alejarse de su pequeña familia y dirigirse a la recepción, en donde un secuaz lo veía intrigado, tal vez todos sabían quien era y quién no lo sabría en aquel lugar si durante meses sus vidas estuvieron en sus manos.

—vengo a ver a Luzu, dile que Alexis Quackity lo esta buscando — se tragó el nerviosismo cuando vio a la persona al otro lado del escritorio asentir lentamente y caminar hasta unas escaleras

Respiró profundamente evitando caer en un nuevo ataque de ansiedad cuando escucho unos fuertes pasos acercarse a él y comprobar que Rubius no podía ser pues podía escuchar su voz un tanto lejos de él, podía escuchar a Charlie hablar en respuesta a lo que sea que estuviera diciendo su tío, escuchaba a los secuaces caminar y cargar armas y los pasos no pertenecían a ninguno de ellos, sintió una mano hacer una ligera presión en su hombro izquierdo.

—buenos días Quackity— la voz de Luzu inundó todos sus sentidos

—basta de cordialidades Luzuriaga, vengo a entregarme

Un ligero jadeo de sorpresa se escuchó por parte del contrario haciendo al peli negro voltear, el alcalde se veía peor de la ultima vez que lo vio, sin contar el día que le entregó a su hijo en la Casa Blanca, tal vez el no verlo con ojos de amor afectaba bastante, Luzu estaba algo pálido, su cabello estaba desarreglado y sus ojos se veían cansados

—bien, si va a ser así, secuaces, llévenlo a mi oficina, tenemos algo de que hablar

— Luzu—escuchó el grito de un pequeño niño que corría hacía él y un semi oso perseguía al pequeño

La cabeza de Luzu se volvió un desastre, el pequeño, los padres del niño, Quackity siendo escoltado por los secuaces hacia su oficina, Rubius con rostro de enojo, Charlie que ya había saltado a sus brazos, había mucho ocurriendo en ese momento, su corazón latió con fuerza, sus ideas parecían aclararse, ya sabía la condena de Quackity, soltó tenia que convencer al juez Vegetta de la sentencia.

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora