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Rubius lo veía extrañado y casi con molestia mientras el chico del binnie hablaba, desde hace mas de media hora las palabras dejaron de tener sentido, Luzu, papá, Charlie, son las pocas palabras que podía recopilar entre todo el mar de verborrea que soltaba el menor.

—entonces Luzu se lo llevo y yo le dije que estaba bien— finalizó regresando el chico oso a la realidad

—wow— fue todo lo que pudo decir, estaba totalmente desconcertado, se perdió desde que el menor le confeso que no sabia lo que sentía — empecemos por el punto mas importante y creo que puedes estar de acuerdo conmigo al decir que es nuestra prioridad —ahora era Quackity quien lo veía extrañado — Charlie va a entrar a la escuela de Karmaland

—oh si— menciono con una gran sonrisa, uno de sus deseos mas grandes era ver al pequeño ser un niño normal, jugar con otros niños, comer cosas del suelo, hablar de temas de niños, tener amigos que no le llevaran 10 veces la edad, Cochi, Beni, Rubius y Alexby no eran la mejor influencia para el mas pequeño de la casa — me emociona que al fin pueda convivir con todos los demás niños, te imaginas, lo quiero ver llegando lleno de pinturas y tierra, ahora es como un adulto pequeño y no lo culpo, vive rodeado de adultos

—lo se, es emocionante pero no estas pensando en lo demás— Rubius parecía preocupado, cosa que le parecía muy extraña a Quackity — ¿no lo entiendes?— vio al menor negar con la cabeza lentamente mientras esperaba por la explicación — si entra a la escuela necesitan la firma de un padre, de hecho en este caso será la firma de los dos padres y por si no lo recuerdas tu eres un criminal en prisión, puede que te la hayas pasado increíble, besitos, desayuno y dormir bien, pero ante el publico no eres esa persona, eres un malvado que mató y secuestro secuaces, que puso bombas en todo Karmaland, te recuerdo que los hijos adoptivos de Luzu estan muertos y no fue por suicidio como se dijo en las noticias, pusiste a la alcaldía en jaque, pato, piénsalo bien, amo a mi sobrino y también quiero que sea un niño como el resto, pero no podemos arriesgarnos a que le pase nada malo o a las miradas del pueblo.

El pelinegro no lo había pensado, claro que el pueblo lo vería, vería a Charlie, le dirían cosas a su pequeño, ademas Luzu es su papá, el pueblo vería mal a Luzu, un hijo del que nunca habían conocido, una familia oculta, ya se podía imaginar los periódicos del día, fotos de su hijo en primera plana, ellos no eran una familia normal, eran de todo menos una familia normal.

—no lo había pensado— susurró, fue el golpe de realidad mas fuerte que le habían dado y consideraba que era totalmente necesario, que tonto había sido al creer que era un ciudadano promedio, que podía meter a su hijo al kinder sin consecuencia y en ese momento se arrepintió de todo

—no te preocupes, respira, no te quería poner mal, mejor vamos a hablar de otra cosa— el semi oso pensaba rápido intentando cambiar el tema, sabía que tenía razón pero no justificaba hacer al pelinegro pasar un mal rato — cuéntame lo qué pasó con tu sueño, me dijiste que tenías una hipótesis pero que no estabas seguro

—siento que se trata de la guerra— confesó cabizbajo — las sombras persiguiéndome, los gritos, la oscuridad y que lo único que pudiera sacarme del sueño fuera Charlie, todo encaja terroríficamente perfecto, así pasó, hace mucho que no tenia pesadillas con eso

—lamento no haber estado aquí para ayudarte— le susurro triste —¿quieres hablarlo con Alexby? Es un gran psicólogo cuando se lo propone, dejé de decir animal de granja porque él dijo que así no se le dice a los niños cuando no te hacen caso

Quackity comenzó a reír, el ambiente se relajó, ambos necesitaban esa tranquilidad para afrontar su día a día, tal vez no era tan distinto a como era antes, solo había cambiado la casa y la cantidad de tiempo que se veían, pero ambos habían notado la ausencia del contrario, de pasar cinco años pegado a una persona a solo verlo toda la tarde, Rubius comprendía a Quackity, él también había tenido pesadillas esa noche y, lamentablemente, ni el pelinegro ni el pequeño inquieto estaban en casa para ayudarlo a calmarse, se sentía vacía la casa sin ellos, había perdido el olor a hogar, la calidez que un hogar representa.

—no creo que necesitaras un psicólogo para saber que eso estaba mal — le respondió aun entre risas

—tal vez no, pero sin un psicólogo jamás me había enterado — confeso haciendo volver a reír al contrario — ahora lo mas importante ¿qué esta pasando con Luzu?— Rubius no era tonto, desde el inicio le había preocupado que el pato tuviera prision domiciliaria en la casa del alcalde, conocía al menor y no era la persona mas "dura", el pelinegro es de esos que con media cerveza le marcan a su ex para saber de él, y ahora vivía con su mayor tentación

—bueno, yo no quería pero...

Unos golpes en la puerta principal alertó a ambos amigos, la conversación se cortó de golpe, ninguno de los dos se quería levantar a abrir y no precisamente por pereza sino porque sabían que no esperaban a nadie y llámenlos paranoicos si quieren pero esas cosas nunca terminaban bien.

—Luzu, hijo mio, abre, esta haciendo demasiado sol y... ¿rompiste una maceta? Esto ya no se ve simétrico

Rubius reconoció inmediatamente la voz ¿Vegetta? Sabía que seguían hablando, no es como si tuviera vigilado al juez, pero todo el mundo tiene algo de información de todo el mundo y tal vez, solo tal vez, su corazón seguía latiendo con la misma fuerza por el chico al otro lado de la puerta, pero ¿qué hacia ahí? Sentía nervios, enojo y, muy en el fondo, celos

—abre— susurró Rubius mientras  en su mente calculaba un plan de escape para evitar ver aquellos ojos morados que siempre le habían atraído

—no quiero abrir, me da pena — susurro como respuesta mientras escuchaba mas golpes a la puerta

—abre animal de granja— atacó

—dijiste que Alexby te había ayudado a dejar de decir eso — contraatacó

—al parecer Alexby no tiene titulo de psicólogo después de todo

—voy a abrir solo porque dijiste una pendejadota y te mereces todo el odio del mundo— el semi oso lo veía con terror mientras que Quackity corría a la puerta dejando ver al juez del otro lado con una mirada de molestia

—oh, Quackity, lo siento, no sabia que Luzu ya se había ido a la oficina, solo venia a dejar algunos documentos pero creo que puedo pasar a su oficina a...

El de ojos morados dejo de hablar cosa que al pelinegro le pareció extraño y antes de poder preguntar qué sucedía sintió un ligero peso caer sobre su hombro

—hola Vege— murmuró Rubius, Quackity no podía creerlo ¿acaso esos dos se iban a poner a ligar en su cara?— tenia mucho sin verte, te ves más guapo, bueno, siempre te ves guapo, no es como que en algún momento te dejaras de ver guapo

—hola osito— respondió con una mirada llena de amor, el chico del binnie podía jurar que de sus ojos salían miel y que entre ellos se creaba una barrera de miel — también te extrañe

—creo que voy a entrar — susurró Quackity con miedo de romper la atmósfera de los enamorados, genial, pensó que arreglaría sus problemas y termino viendo ligar a Rubius, que gran día

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora