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La directora lloraba pidiendo ayuda y Quackity estaba totalmente harto de escucharla, considero matarla en ese momento pero tal vez no parecía el momento correcto para hacerlo ¿matarla ahora sería distinto a haberla matado en cuanto la vieron? no, él quería que sufriera, quería verla llorar tanto como ellos habían llorado, quería saber que incluso en el infierno recordaría este momento y se arrepentiría de su estupidez, Quackity no era conocido por ser un lindo chico que no causaba problemas, era conocido por ser un cruel asesino y le demostraría como se gano aquella reputación.

— Hola— el chico pato sonrió en cuanto vio el rostro de horror de la directora — Cochi y Beni hicieron buen trabajo contigo, ya no hueles a mierda— La directora había sido "bañada", Cochi y Beni mojaron a la mujer hasta quitarle el mal olor, la mujer temblaba de frio y miedo, parecía que había visto a un fantasma, ese era el efecto Quackity, la gente le temía y se alegraba, tal vez debía ser mas temido para que nadie mas se atreviera a jugar con su familia  — contesta me cuando hablo ¿Cochi y Beni te trataron bien?— preguntó nuevamente con una sonrisa aterradora

—si— respondió simplemente, asustada

Al fin el chico pato sintió el pánico de la mujer, la habitación olía a terror, a arrepentimiento, a lagrimas y, extrañamente, olía bien, había extrañado aquel olor tan peculiar, aquellas ansias de matar, aquel sentimiento de superioridad al ver a alguien con tanto miedo, a alguien que no tenia brillo en sus ojos, a alguien que había perdido las ganas de vivir, Quackity logró que la directora perdiera las ganas de vivir y estaba disfrutando cada momento.

—te voy a explicar lo que va a pasar porque creo que tienes derecho de saberlo — menciono el chico del binnie con una enorme sonrisa burlona, su rostro expresaba lo mucho que le divertía la situación mientras que la mujer delante de él se encontraba totalmente asustada.

El azabache escucho la puerta abrirse con tranquilidad y cerrarse con la misma tranquilidad, sintió unos brazos rodear su cintura y un cálido cuerpo contra su espalda, un corto beso cayó en su cabeza haciéndolo enrojecer al instante, los asesinos también sienten y se enamoran igual que cualquier otra persona, podía reconocer ese roce de labios en cualquier lugar, reconocía esa fragancia a limpio, a frescura, a campo, Luzu olía a todo lo que estaba bien en ese mundo y Quackity se quedó un momento apreciándolo.

—hola, patito — susurró el alcalde sintiendo como el menor se derretía entre sus brazos— ¿qué haces?

—le iba a explicar a...— con una mirada despectiva barrio a la mujer — a ella — corrigió sin querer que su amor escuchara lo mal que hablaba de las personas que le caían mal ¿qué pensaría el alcalde si lo escuchara insultar a alguien? — le iba a explicar lo que pasará, ya sabes, a partir de este momento — Quackity se volvió vulnerable en 30 segundos, esa respiración tranquila en su hombro, los labios que besaban su mejilla constantemente, la voz tranquila, se sentía seguro, no necesitaba la mascara de tipo malo y rudo, podía ser el chico miedoso con inseguridades porque Luzu lo cuidaría de cualquier persona

—suena divertido, patito, continua— le susurró depositando un beso en el cuello del menor enviándole una descarga eléctrica y haciéndole sentir un placentero escalofrío

El alcalde aun tenía sus brazos envueltos en la cintura del menor pero ya no besaba su mejilla, el chico pato recupero la compostura para continuar.

—no permito que nadie dañe a las personas que me importan, pero siempre he creído que debo explicar lo que sucede, no quiero malos entendidos — se encogió de hombros sintiendo leves caricias en su estomago haciéndole sentir una sensación cálida de seguridad — a partir de este momento vives aquí, no te preocupes, le avisaremos a tu familia donde estas y que te esta pasando — el chico pato se quedó pensando unos segundos, segundos que a la directora le parecían eternos — tal vez un dedo o tal vez tu cabeza, aun no decido que enviarle a tu familia — la directora comenzó a llorar, de un segundo para otro perdió toda la sanidad y cordura que le quedaban, lloró por su vida, lloró por su estupido error y lloró aun mas al ver que el hombre que supuestamente tenia que protegerlos abrazaba y besaba a su captor — pero no te preocupes, definitivamente me encargare de que no mueras hoy pero si te puedo pedir algo, no hagas mucho ruido, mi hijo esta en las habitaciones de arriba

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora