06

7.5K 657 40
                                    

PREGUNTAS

El alcalde estaba cada vez mas nervioso, el grupo criminal no había hecho nada en un par de meses, que mierda tramaban ahora, debía admitir que le asustaba aunque de cara al público siempre demostraba que no le importaba en lo más mínimo lo que podía pasar.

—señor, ya mandamos la carta a donde creemos que el héroe Rubius vive — uno de sus secuaces entró a la oficina

—no lo llamen héroe, un héroe es alguien que ve por el pueblo, no quien intenta dañar a todo el mundo y Rubius primero vio por sus intereses, él no es un héroe, es un estupido oso, que se fue con... se fue con Quackity— en su momento de enojo tomó un marco de fotografía, una linda foto de quien solía ser su pareja descansaba en ese marco, una foto juntos, una linda sonrisa se formo pero inmediatamente esta desapareció, con molestia la lanzó contra la pared —mierda— susurro para si mismo cuando vio los trozos de vidrio en el suelo, inmediatamente se arrepintió, corrió por la foto, todavía se podía salvar — mierda, mierda, mierda, esto fue una estupidez Luzu ¿en qué estabas pensando? — soltó un suspiro

La carta era algo que había pedido desde hace semanas el alcalde, era difícil pues no había sucedido nada últimamente de lo que lo pudieran culpar, no existían cargos, no podía traerlo como criminal, no tenia nada comprobado.

Mientras tanto Rubius leía la carta sin querer mostrársela al pato, se encerró en su casa, quería evitar preguntas, pero acepaba sin dudar.

"Buenas tardes "héroe Rubius", si es que mereces el honor de ser llamado héroe.
Queremos desestimar su caso, dejar que el pueblo vea que no son tan malos y darles la oportunidad de regresar a la que alguna vez fue su normalidad, pero para eso te pido que vengas a aclarar algunas cosas, unas pocas preguntas que necesito hacerte, no es nada fuera de lo común pero preferiría mostrarte las preguntas hasta que te encuentres aquí, en la alcaldía, claro esto únicamente si decides aceptar la oferta.
Sin más, espero tu respuesta, quedo al tanto.
Por cierto, que no se te ocurra hacer nada idiota, tu sabes que no actúo solo y cualquier cosa será tomado como crimen en contra de la alcaldía."

Quackity merecía esa calma y Rubius lo sabía, quería otorgarle la calma de regresar al pueblo, a su antigua casa, que su hijo viviera en el lugar en el que ellos crecieron, iba a aceptar por él.

"Acepto, pero bajo unas condiciones, Quackity no está dentro de esta oferta, él no ira a la alcaldía, no se acerca a ti y no se entera de nada de esto, si no estás de acuerdo con estas condiciones no hay trato, buen día, "alcalde Luzu", si es que mereces el honor de llamarte así."

Rabia fue todo lo que podía sentir, su cuerpo se llenó de molestia al leer la carta en respuesta ¿Cómo de atrevía a pedirle algo? Esa estúpida rata noruega, le pedía que Quackity no supiera nada, estúpido, él quería a Quackity, sabía que el menor jamás le contestaría, era demasiado orgulloso como para aceptar ir a la alcaldía, mierda.

"Alcaldía, 4:30 am, el próximo viernes"

Envío la última carta al híbrido oso.

La mirada de Luzu se desvío a una de las paredes frente a su escritorio, una foto de Quackity con una sonrisa gigante, soltó un suspiro ruidoso, lo extrañaba más de lo que podía admitir, esto era por él, maldita sea, seguía enamorado de uno de los criminales más grandes de Karmaland.

— preparen la alcaldía, alguien importante vendrá y tenemos que tener todo listo para su llegada— con un grito anunció mientras veía a todos sus secuaces moverse de forma rápida.

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora