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El cumpleaños cuatro del pequeño niño había sido increíble, según Charlie, no es como que conocía algo más, su vida entera se resumía a la Casa Blanca y sus alrededores así que cuando "encontraron" una pirámide destruida cercana a un rio el niño se volvió loco, existía algo mas que el pequeño mundo que conocía, su cumpleaños fue fantástico, hubo pastel, regalos y agua.

—papá, Tito Ruru me dijo que podíamos desayunar helado— mencionó el pequeño tomando el rostro de su padre entre sus manos y aprestándolo un poco

—no creo que sea lo mejor patito— susurro Quackity aun dormido

Para él el cumpleaños del niño había sido un dolor de cabeza, lograron escabullirse hasta la pirámide, meter el pastel, los regalos y al niño sin que nadie los viera, sabía que hacer ruido era matarlos, no se suponía que debía estar ahí y menos cuando sabia que Luzu los seguía buscando, pero ver la sonrisa de su hijo hizo que supiera que todo valía la pena.

—Tito Ruru— escucho al niño gritar mientras unas pequeñas pisadas salían de su habitación

Quackity estaba cansado, mentalmente, físicamente y de todas las formas en las que esto fuera posible, cansado era incluso poco, estaba en un punto en el que juraría que podía dormir 10 días y aun así seguir cansado.
Dos leves golpes a su puerta lo hicieron volver a abrir los ojos, ser papá no se detenía cuando tenia sueño, es totalmente un trabajo de tiempo completo y no lo odiaba, al contrario, estaba enamorado de su pequeño niño, haría lo que fuera por él, pero también admitía que amaría tener tiempo para dormir.

—voy— menciono cuando escucho dos golpes mas, un poco mas fuertes, en su puerta seguidos de un grito agudo "papi"— hola Rubius — dijo con una sonrisa al abrir la puerta y ver al oso cargando al patito

—el patito y yo vamos a desayunar, solos, nosotros dos, sin nadie mas, por su cumpleaños — mencionó rápido el oso mientras Charlie se reía

—me cambio y los acompaño— dijo Quackity viendo como el rostro tranquilo del mas alto cambiaba por uno de terror y nerviosismo

—¡No! Perdón, no creo que sea necesario, tu descansa ¿verdad Charlie?— el niño asintió — además seguro debes estar muy cansado, escuche al niño saltar casi toda la noche, ya sabes, no llego cansado y durmió poco, no te preocupes yo lo cuido, soy su tio ¿no confías en mi?

— detente Rubius— comenzo a reírse — no quiero que lo lleves a desayunar helado, es demasiado temprano para eso

—pato, yo jamás haría eso— el chico del binnie lo veía serio con un rostro a punto de explotar de risa pero al final de todo serio

—¿no vamos a ir por helado? Tío Ruru, me mentiste — Charlie comenzó a llorar en los brazos del mayor, el plan se había arruinado

—bien, ya que no van a desayunar helado, vamos a hacer wafles — dijo Quackity levantándose finalmente de su cama y saliendo de su habitación

El niño volvió a emocionarse, la segunda mejor cosa después de desayunar helado eran los wafles.

La pequeña familia era feliz aunque vivieran momentos raros y por alguna razón desde que el oso hablo con el alcalde, Luzu se sentía vacío.

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora