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— buenos días — Luzu gritó entrando al calabozo debajo de la alcaldía — buenos días dormilones, despierten ya o me obligaran a lanzarles agua para que se despierten, pueden tomarlo como un baño

Las celdas del calabozo estaban totalmente llenas, quien diría que apenas una noche antes estas se encontraban vacías, ahora se encontraban llenas de reporteros y escritores del diario de karmaland, alguien debía tener la información que buscaba y no planeaba detenerse hasta conseguirla

—buenos días, dije— volvió a gritar Luzu al escuchar que nadie le contestaba— al parecer los malos modales no solo son en su estupido diario, ni siquiera pueden saludar a su amable alcalde que se preocupo porque pasaran una noche cómoda

—estas loco— respondió alguien al fin entre lagrimas — estas loco sácanos de aquí

—¿yo? ¿Intentas decirme que el loco soy yo? Yo no soy a quien le vendieron información de un menor de edad y tiene tan poca ética y una moral muy distorsionada como para pensar en tener esa información en un diario que se lee a nivel nacional — el alcalde hablaba rápido con odio mientras que algunos de sus secuaces se acercaban para seguir instrucciones, el ver así de enojado al alcalde era inusual, ni cuando Quackity destruyo medio pueblo se le había visto así de molesto— así que si el loco soy yo, esta bien, prefiero ser llamado un loco por tomar venganza que por ser un maldito imbecil que prefiere el dinero antes que la integridad de un menor de edad

—¿qué quieres?— habló finalmente otro quien no parecía tenerle ni una pizca de respeto o miedo, incluso parecía cómodo en su celda, cosa que hizo sonreír a Luzu, esa persona parecía alguien que había sido amenazado en ocasiones pasadas, esa tranquilidad no la demostraba cualquier persona, le agradaba — ¿ahora serás lo mismo que Rubius y Quackity? Ellos secuestraron a algunos de mis hombres cuando salió la noticia del ganador a la alcaldía — oh, así que era eso, Luzu sonrió aun mas, se había preguntado en aquella ocasión como su triunfo fue tan ignorado en los periódicos, hubo una nota que desapareció a las horas y no se volvió a tocar el tema— ese niño es tu hijo, lo sé, leí la información, dígame, Alcalde Luzu ¿periodistas en la cárcel pero no asesinos? — Luzu sabia a lo que querían jugar y el no se lo dejaría fácil — ya sabemos que se acosto con el homicida, seguro por eso no esta en la cárcel, pero ¿planea hacerlo mas evidente silenciando a los reporteros

—si te dijera la verdad tendría que matarlos — susurró Luzu— y no le temo a ensuciarme las manos con sangre pero no creo que sea muy divertido cargar a mi pequeño hijo y al amor de mi vida con las manos manchadas, puedo ensuciar su ridículamente cara ropa— chasqueo los dedos haciendo que dos de sus secuaces se aceraran a la escena, veían con diversión todo lo que pasaba, ambos secuaces con ropa negra que cubría su rostro, con exención de sus ojos, y cuerpo completo, armas siendo cargadas en sus espaldas, una mirada perdidas en la inmensidad de las celdas — hagan se cargo del que no deja de hablar, mátenlo o yo que sé, pero consigan información, no me importa como la consigan solo ténganla para esta tarde, me voy, Charlie quería comprar cosas para hacerle galletas a su papá y estoy seguro que Quackity va a querer esas galletas en cuanto comencemos a mezclar las cosas, ya lo conocen ¿cuantas veces ha llamado para que le lleven algún snack? Como sea, me voy con el "homicida"— hizo comillas con sus dedos mientras sonreía hacia las celdas — y mi hijo Charlie, tiene razón, me acuesto con el homicia y por eso no va a pisar la cárcel jamás

Luzu salió de ahí temblando en rabia, se dirigió a su oficina en donde se encontraba un agitado Sapopeta sentado frente a su escritorio y Charlie estaba dormido en el suelo rodeado de juguetes y colores, un nuevo dibujo se encontraba en su pared, en este se veía el pequeño niño entre dos adultos, uno de ellos con un binnie y el otro con el cabello cubriendo la mitad de su rostro.

—buenos días, Luzu— murmuro sapopeta, el alcalde tomo asiento frente al de los tatuajes y le sonrió — ¿querías verme?

—oh si— una gran sonrisa siniestra se formo en el rostro del alcalde — todo el equipo del diario de Karmaland se encuentra en el calabozo, espero que no sea mucho problema limpiar mi nombre después de que los mate a todos

—no lo será...— respondió simple — si alguien pregunta, se cambiaron de país, cambiaron sus nombres, murieron por causas naturales, incluso puedo estrellar un avión y meter los cadaveres ahí, no te preocupes, tu nombre esta limpio y jamás será ensuciado

—me alegra escuchar eso, Sapopeta — le respondió viendo directamente a su hijo — todo esto es por el bien de mi familia

—y a tu familia jamás le faltara nada mientras yo esté aquí

Ambos planes parecían extremistas pero los padres de Charlie lo amaban con el alma y no permitirían que nadie le hiciera daño.

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora