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Sapopeta tenia la información que le había pedido Quackity, aunque aun trabajaba en limpiar el nombre de Luzu, el alcalde aun no había hecho nada así que era imposible predecir su siguiente movimiento ¿a qué se refería con limpiar su nombre? El alcalde no le contó lo que planeaba hacer, ni siquiera le dio una pista y esto tenia realmente nervioso al chico de los tatuajes, le era imposible cumplir con su cometido si no se le daba al menos algo de información de lo que se supone que iba a hacer ¿a quien se le ocurrió que él tenia la respuesta universal de las cosas? Porque estaban profundamente equivocados, el erudita soltó un suspiro, juntó toda la información que tenia escrita en un par de papeles para entregársela a Quackity, tenia algunos nombres, uno en específico que sobresalía de los demás, Hanna era el nombre de la directora, encontró la dirección de la casa de esta junto a la dirección de la casa de algunos familiares, lugares de trabajo, oficinas, parques que frecuentaban, restaurantes a los que solían ir, nombres de familiares, incluso logró encontrar el sabor de helado favorito de la directora, eso lo añadió únicamente porque sabia que el azabache amaría envenenar este dulce tan infantil del que nadie sospecharía, los demás eran solamente nombres de algunas personas dentro del diario, el titular de la noticia, el dueño del diario, algunos nombres de personas que recibieron la Papeleria, personas sin importancia para lo que el chico quería hacer, el erudita salió de su gran mansión en camino a la casa del azabache.

—¿qué?— escuchó un gran grito dentro de la casa, conocía aquella voz, Quackity estaba teniendo una pelea o algo por el estilo no parecía que las cosas fueran muy bien y temía tocar la puerta y que el odio del menor se descargara sobre él, conocía suficientemente bien al chico para saber que si se enojaba no era algo simple, el chico era conocido por cosas no muy legales y no quería ser el blanco de su siguiente gran enojo — la quiero muerta, muerta, no puede quedarse así, mañana mismo quiero su cabeza aquí, es una estupida, creyó que podía jugar y salir viva, no tengo idea de quien le hizo creer eso pero esta muerta, la voy a borrar del mapa con mis propias manos

Tomó algo de aire el chico de los tatuajes, con nerviosismo se dirigió a la puerta y la golpeo levemente anunciando que estaba ahí, con el primer golpe dejó de escuchar los gritos que hace un momento amenazaban con la muerte de alguien, con el segundo golpe escuchó pasos acercarse en su dirección, el tercer golpe prácticamente no fue escuchado pues la puerta se abrió inmediatamente.

—hola, Quackity — saludó el de las rastas con una sonrisa leve ocultando su nerviosismo, las hojas se encontraban en una carpeta que era abrazada contra su pecho con fuerza, el rápido movimiento de las manos del menor lo invitó a pasar mientras le entregaba aquella carpeta— tengo esta información...— le murmuró mientras veía al menor, este sonreirá totalmente encantado

—hiciste un trabajo increíble, sapopeta — una enorme sonrisa apareció en los labios del mayor

—¿qué es?— vio a Rubius aparecer detrás del chico del binnie y tomar las hojas para leerlas por sí mismo —oh— este también sonrió con orgullo — así que Hanna, es un lindo nombre para que salga en el diario de Karmaland, aunque el titular seria algo simple— murmuró tomando las hojas y dejándolas en el sillón sin cuidado, simplemente lanzando la carpeta — directora del Kinder de karmaland muere — parecía realmente emocionado por el inventado titulo del periódico — no, ese no me gusta tanto — negó con la cabeza rápidamente esperando con ansias a que los demás dijeran algo

—Hanna, directora muere por querer jugarle al vergas— dijo Quackity entre risas— yo quiero ponerle el titulo a la noticia, voy a arruinar su vida

—¿no han intentado arreglarlo por La Paz?— preguntó Sapopeta, dos rostros asombrados lo vieron—¿qué? ¿Dije algo mal?— preguntó confundido

—por La Paz, es una frase que hace años no escuchaba — mencionó el azabache buscando la mirada aprobatoria de Rubios, cosa que consiguió inmediatamente — nadie quiere arreglar las cosas por las buenas hasta que ya no le conviene arreglarlo por las malas, ella no pensó en mi— se apunto a si mismo con un fuerte golpe en el pecho— no pensó en mi familia — apunto a Rubius y a la habitación vacía escaleras arriba — si ella no pensó en mi ¿por qué yo tengo que pensar en ella? A Hanna — hizo comillas con los dedos al decir el nombre — no le importamos, ella vendió nuestra información como si nosotros no fuéramos nada más que una forma de obtener dinero fácil y lo obtuvo— tomó un pequeño sobre amarillo abierto, este contenía bastabtes billetes, lo suficiente como para alimentar a una familia por el resto de su vida, este sobre tenia una nota adentro que leía "por la información proporcionada de Luzu, Quackity y Charlie"— hacerlo por La Paz, por las buenas, ya no es una opción, le haré sufrir mucho mas de lo que yo lo habría hecho, le haré arrepentirse de cada pequeña y estupida decisión que tomó

Sapopeta lo comprendía pero temía por el bienestar de esa familia ¿qué pasaría a partir de ese momento? El mundo entero volvería a vivir con miedo de Alexis Quackity ¿a donde se iría esta vez? ¿Regresaría a la casa blanca? Mierda, ese niño era impulsivo y Rubius a su lado lo felicitaba y saltaba emocionado por lo que el menor acababa de decir.

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora