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I don't fucking belong with you

Se sentía como una prisión sin serlo, Quackity debía ser honesto, prefería mil veces estar en el lugar normal, atrás de unos barrotes, dentro de una celda de cuatro paredes con olor a humedad y compartiendo ese pequeño espacio con otras tres o cuatro personas, en cambio se encontraba en la casa de Luzu, era un fastidio para su corazón, el alcalde no había cambiado la casa para nada, conocía ese lugar como la palma de su mano, juraba que iba a dormir y despertaría con el usual olor del desayuno, el grito de ayuda por algún héroe, la ducha sonando a primera hora de la mañana y el calor de los brazos ajenos en su cuerpo.

—espero que puedas sentirte tranquilo aquí, Rubios me dijo que se llevaría a Charlie por hoy, tu habitación es la de invitados, esta...— Luzu fue interrumpido por una rápida mirada de rabia

—ya sé dónde está— susurró Quackity con molestia

—no, la habitación de invitados es la que era nuestra habitación — admitió con la cabeza baja— después de que te fuiste no pude regresar a dormir ahí sin ti

El ambiente se torna incómodo, una tensión palpable cobra vida en el aire. La atmósfera se vuelve densa, como si cada palabra pronunciada tuviera un peso inmenso. Miradas evasivas y susurros apenas audibles llenan el espacio, mientras la comunicación se reduce a un murmullo incómodo.
Los dos presentes parecen retraídos, evitando el contacto visual y prefiriendo ocupar sus mentes en cualquier cosa que no sea el presente. Los silencios se vuelven largos e incómodos, con una sensación de que algo importante se ha dejado sin decir.
El lenguaje corporal también contribuye a esta incomodidad. Posturas tensas, brazos cruzados y gestos nerviosos revelan la ansiedad latente que permea el ambiente.
El tiempo parece pasar lentamente, y cada minuto se siente como una eternidad. Los intentos por romper el hielo o cambiar el rumbo de la conversación caen en vano, ya que la tensión persiste y se mantiene inamovible.
En este ambiente incómodo,  las emociones cambian entre la incomodidad, la frustración y la inseguridad. La esperanza de una resolución rápida y serena parece lejana, dejando una sensación de desconcierto y malestar en aquellos que se encuentran atrapados en este espacio tenso y desagradable.

—está bien, gracias — el peli negro pasa por un lado del alcalde para seguir el conocido camino a la habitación principal

—mi oficina se va a convertir en la habitación de Charlie— Luzu caminaba detrás de Quackity, tenían esa costumbre, hace cinco años

—te lo agradezco pero no es necesario, mi hijo puede dormir conmigo y te pido que no hables con tanta confianza hacía él— el chico pato apuró el paso tomando sus maletas con fuerza— Charlie es un niño y no necesita acostumbrarse a extraños que se van a ir de su vida tan rápido como llegaron — ambos habían llegado a la puerta de la habitación principal

—no planeo irme tan rápido de su vida — contesto en un murmullo apenas audible

—¿qué dijiste?— comenzó a reír, era una risa que demostraba todo el dolor que había estado cargando su cuerpo — ¿qué no te vas a ir de su vida? Esta buen, si tu lo dices, solo te advierto que Charlie no es tan estupido como lo fui, él no cae en mentiras tan fácil, tiene lo mejor de sus padres, él entiende que — le dedico una sonrisa cínica — las personas pueden prometer muchas cosas y después pueden traicionarte, se pueden ir de tu vida como si nunca les hubieras importando y te pueden dejar llorando solo sin siquiera voltearte a ver, las personas no viven de amor pero si mueren de dolor

—yo no te dejé— ambos estaban a la defensiva — tu te fuiste de casa ese día

—¿cómo le vas a llamar a esto una casa? — espetó con un gesto molesto y abriendo la puerta de la habitación con una patada — esto jamás fue una casa, esto no es ni lo mínimamente parecido a un hogar, hogar es con las personas que te quieren, las personas que siempre estarán para ti, las que no usaran la primera excusa que tienen para traicionarte

—todo lo hice por nosotros — ambos comenzaban a elevar la voz — todo esto lo hice por ti, no tienes idea a lo que te enfrentabas

—tal vez no lo entendía pero tampoco me dejaste saber si podía hacerlo, tomaste tu decisión egoísta donde yo no entraba— le gritó  molesto entre lágrimas, su mirada brillaba con una chispa de odio e incomprensión ¿cómo es que alguien que jura amarte puede hacer tanto daño? ¿En verdad era él quien no entendía?

Luzu lo pensó por un segundo, reabrir la herida, dejarlo ahí, solucionarlo, mil ideas pasaban por su cabeza pero ninguna le daba la respuesta que quería, quería que el chico frente a él dejara de llorar, lo quería ver tranquilo y si no podía verlo feliz al menos quería saber que estaba bien, las ideas iban a mil por hora y decidió contestar.

—al menos yo no oculto hijos, no creas que no se la verdad de Charlie

El cielo, la tierra y el infierno se juntaron en ese momento, claramente el juicio no jugo a su favor cuando vio el rostro de Quackity ponerse rojo, de sus ojos salían lagrimas, su boca se abría y cerraba queriendo decir algo que no salía de sus labios, el enojo, la tristeza, el odio le impedían hablar, vio al chico entrar en su habitación y cerrar la puerta tras él.

Bien. La cagó en grande

¿Es mi hijo? [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora