Cap. 4. Segundo Volumen; EL NIDO ACOGEDOR

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     'El Nido Acogedor' abrió sus puertas el quince de septiembre, durante el Festival del Medio Otoño [1]. Aquella mañana, una floristería había enviado una decoración floral de dos metros de altura de parte del Sr. Sheng, el presidente de la 'Compañía de Cine Wannianqing'. Tenía un diseño de pavo real hecho con cientos de hermosas rosas rojas atadas con una cinta de raso con una inscripción que decía:

Aunque un día tormentoso arrecie contra el estanque de lotos,

el sol y la luna saldrán en el 'Nido Acogedor'.

     El Sr. Lai, de la tienda de trajes de 'Yongchang', y el viejo Wu, de la casa de subastas en Tianxing, también enviaron otros obsequios de felicitación. Y el Gordo Lu, de 'Cornucopia', mandó doce coloridos platos a través de Xiao Ma, que los traía en dos grandes cajas.

     A las seis en punto todo estaba listo: el aire acondicionado estaba encendido y las luces ámbar brillaban en las dos paredes con espejos, llenando el sótano de una bruma dorada. Todos vestidos con nuestros uniformes nuevos con tres palabras bordadas en rojo en el pecho; "El Nido Acogedor", del mismo color que el boutonnière [2] que llevábamos en la solapa. El pelo de Pequeño Jade, que le había crecido hasta medir unos tres centímetros, le caía por la frente con suavidad y sus sonrientes ojos almendrados le daban una mirada juguetona mientras esperaba detrás de la barra, pareciendo una pequeña camarera. Ah Xiong se veía imponente, con el semblante serio de pie en la puerta, como un dios celestial. Ratón y Wu Min se mantenían ocupados de aquí para allá bajo la dirección del Maestro Yang, moviendo cosas de un lado a otro. El jefe estrenaba un traje oscuro de orlón (regalo del Sr. Lai) que le quedaba como un guante, dejando entrever su abultada barriga y su protuberante trasero. También llevaba una camisa blanca y una pajarita roja rodeándole la gruesa papada, que generaban que sudara profusamente a pesar del aire acondicionado, haciendo silbar el abanico que llevaba en la mano.

     A las ocho en punto, se abrieron las puertas automáticas de 'El Nido Acogedor' para dejar paso a la bandada de pájaros del parque que llegó volando uno tras otro, y en poco tiempo, nuestro nuevo nido se llenó de todas las personas conocidas en nuestro círculo. De pie en medio de la multitud, llamando la atención, estaba Hua Guobao, cada vez más extravagante desde que el Sr. Sheng se había encaprichado con él como si fuera una "pieza de coleccionista" y le habían dado un papel como protagonista secundario en la nueva película de Wan Qing, 'Amor y deseo', secuela del increíble éxito taquillero 'Espíritu y carne' que había triunfado tanto en Taipei, como Hong Kong, Singapur y Malasia. Hua Guobao vestía una camisa de manga larga de seda de color azul eléctrico, con los puños remangados; un brazalete ancho de plata colgado de su muñeca izquierda; suspendido sobre su musculoso pecho llevaba un collar de ágata del tamaño de un huevo de paloma; y pantalones blancos acampanados, ceñidos con fuerza a la cintura por un cinturón de cuero granate. Levantó la cabeza con orgullo como si fuera un pavo real presumiendo su vistoso plumaje. Yang Feng, disimulando su calvicie con una boina parisina, estaba sentado en el taburete del final, mirando a Hua Guobao con una expresión melancólica. Los jóvenes estafadores de la calle Sanshui, encabezados por Hua Zai, se abrieron paso entre la multitud hasta el órgano eléctrico para hacer sus peticiones: 'Toca 'Cada día es primavera'', le gritó uno al pianista. ''No puedo controlar mis sentimientos'', vociferó otro. 'No, toca 'Ruan no lo sabe', 'Ruan no lo sabe'', exigía otro. El organista, Yang Sanlang, había sido un famoso músico durante la ocupación japonesa. Había compuesto algunas piezas que se habían hecho populares en los clubes nocturnos de todo Taipei. Yang, que estaba prácticamente ciego, usaba gafas oscuras incluso de noche, y siempre había una sonrisa desconcertante en su rostro, rígido e inexpresivo. Ajustó la altura de la banqueta, levantó la cabeza y la música del órgano comenzó a flotar en el aire por encima del bullicio de conversaciones y risas. Entonces, los cuatro militares sentados en la mesa más cercana a él alzaron aún más la voz. Uno de ellos contaba alegremente a los demás cómo su antiguo líder de pelotón lo emborrachó y lo sedujo. Todos tenían el pelo rapado y los rostros bronceados, todavía en uniforme, habían venido directamente de la estación de tren cuando llegaron a Taipei, sin detenerse siquiera a cambiarse. En la mesa de al lado había un grupo de estudiantes universitarios, los dos que eran del Departamento de Sociología hablaban de un proyecto que esperaban realizar algún día sobre los hábitos migratorios de las aves jóvenes de Parque Nuevo. Habían venido a 'El Nido Acogedor' para despedir esa noche a uno de sus amigos, levantando sus copas y deseándole buen viaje. Era un estudiante chino expatriado que se había graduado ese año y pronto se marcharía a Penang, Malasia. Estaba reacio a dejar Taiwán, donde, durante cuatro emocionantes y desgarradores años, se había enamorado perdidamente de un apuesto cantante nativo llamado Lan Ruoshui [2], de la familia Cao [3]. Se trata de una historia que se menciona a menudo en nuestra comunidad. Todo el mundo había venido: los dueños de las tiendas de Ximending y sus empleados; un reconocido cardiólogo; un juez militar... Y un artista, sentado en un rincón, estaba mohíno porque no había podido completar su retrato de Tie Niu, cuando lo enviaron a Huoshao Dao, la inspiración del maestro se convirtió en cenizas. '¿Dónde iba a encontrar otro sujeto como Tie Niu, tan primitivo, tan salvaje, tan masculino que te hierva la sangre?', decía con pesar.

HIJOS DEL PECADO (Crystal Boys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora