La casa del maestro Fu Chongsgan estaba en un callejón de la zona este de la calle Nanjing, no muy lejos de la calle Songjiang. Su casa de una sola planta se había quedado rodeada por un montón de edificios nuevos de gran altura. Era una casa antigua de madera de estilo nipón, probablemente de la época de la ocupación japonesa, cuyo tejado estaba repleto de tejas grises cubiertas de musgo y la pintura roja de la puerta principal estaba desconchada y agrietada. Sin embargo, el patio era profundo y espacioso, con una hilera de altos cipreses sombríos y verdes que rodeaban la valla de la casa protegiéndola con su exuberante follaje, lo que le daba una apariencia majestuosa. Sobre la puerta principal, un grupo de buganvillas crecían profusamente, con sus flores de color carmesí radiantes bajo el sol del atardecer.
Cuando llegamos a la casa del Sr. Fu, la persona que vino a abrir la puerta fue la tía Wu, la criada del maestro. Era una mujer bajita de pelo blanco que ahora tenía los pies agrandados, probablemente de niña los había tenido vendados [1] y al andar sus pies rodaban de un lado a otro. Su rostro estaba arrugado y sus cejas fruncidas, lo que le daba una apariencia indistinguible.
"¿Está el anciano en casa, abuela Wu [2]?", le preguntó nuestro maestro con una amplia sonrisa en su rostro.
"Le ha estado esperando toda la tarde, ¡venga!" La tía Wu tenía el mismo acento de Shandong que el jefe Yang.
El maestro tomó la delantera y le seguimos en fila india por un sendero de piedra que estaba bordeado por bambús, hasta la puerta principal. Nada más entrar sentimos el frescor de la casa. La tía Wu cerró la puerta y se acercó cojeando hasta colocarse al lado de nuestro maestro.
"¿Se ha encontrado bien el anciano estos días?", le preguntó el maestro.
"¿Y bien?" La tía Wu se giró hacia él y murmuró: "Su viejo problema volvió anteanoche. Estuvo con dolor en el corazón toda la noche, pero no fue a ver al Dr. Ding al hospital hasta ayer. Simplemente se niega a descansar. Ha ido por la mañana temprano al distrito de Zhonghe. Un hombre de su edad, con su estado de salud, ¿qué hace atendiendo a esos pequeños revoltosos que andan danzando por ahí? Pero es inútil persuadirlo, no me escucha.
El anciano tiene el corazón de un bodhisattva [3], y esos pobres chicos son importantes para él", respondió el maestro con dulzura.
"¿Cree que no lo sé, Sr. Yang?". La tía Wu se detuvo en la entrada de la casa. "El anciano quiere hacer buenas obras y acumular virtud para la próxima vida. ¿Acaso no es bueno eso? Pero si no vive aquí no sabe lo que es pasar la noche sudando la gota gorda, con el corazón en un puño, tan asustada que no pude conciliar el sueño en toda la noche. ¡Vaya manera de sufrir!
La próxima vez que eso suceda, enviaré a uno de mis aprendices para que le releve y así pueda descansar un poco, ¿de acuerdo?" Trató de consolarla.
"Eso sería fantástico", asintió con aprobación. "Eso me daría la oportunidad de tomar un respiro... ¡Aunque me temo que eso dice usted ahora, pero que lo olvidará más tarde!
Abuela Wu, la próxima vez lo enviaré", dijo el maestro señalándome. "Este aprendiz es el que más experiencia tiene y es de confianza".
Ella se acercó y me miró entrecerrando los ojos. Una sonrisa se extendió por su rostro arrugado, asintió y dijo:
"El chico está en forma".
Nos detuvimos en el vestíbulo, donde la tía Wu sacó del zapatero seis pares de pantuflas de paja y nos dijo que nos las pusiéramos.
"¿Ya estáis todos aquí?" Se oyó una voz ronca y envejecida cuando entramos a la sala de estar.
"Los he traído a todos", respondió el maestro en voz alta desde la puerta. "Vienen a ver al anciano".
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HIJOS DEL PECADO (Crystal Boys)
Romance---- La primera novela gay asiática moderna ---- Traducción al español de la novela 孽子 ("Nie Zi"). Más conocida por su nombre inglés, Crystal Boys. Autor; Pai Hsien-Yung (白先勇). Año y lugar de publicación; 1983, Taiwán. Contenido: PRELUDIO: DESTIERRO...