Cap. 20. Primer Volumen; EN NUESTRO REINO

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     Le dije a Wu Min que lo esperaría en mi habitación. Yo estaba en el segundo piso, habitación 215 y él estaba en el tercer piso, en la 344. El Maestro Yang nos había dicho que fuéramos al 'Hotel Jinghua' en el tramo norte de Sun Yat-sen, pero solo sabíamos el número de habitación. Cuando mi hombre salió de la habitación no encendió la luz, dejó la llave sobre la cómoda y dijo suavemente en la oscuridad: "La habitación está pagada". Nunca le miré bien la cara, ni le pregunté su nombre. Cuando abrió la puerta y salió, en todo lo que pensé fue en lo grande que era, media más de un metro ochenta. El restaurante de al lado, el 'Siete Siete' [1], abre toda la noche y, aunque era la una de la madrugada, podía escuchar el débil sonido de la música. Estaba tumbado en la cama, terminando de fumarme un cigarrillo, cuando Wu Min llamó a la puerta.

     Los dos bajamos las escaleras en silencio y no fuimos al mostrador a devolver las llaves, por el contrario, salimos por la puerta principal cuando la persona de recepción no prestaba atención. Tan pronto como estuvimos afuera, comenzamos a correr en dirección a Yuanshan. Después de correr un rato, nos detuvimos y respiramos aliviados cuando las luces se apagaron. La calle estaba desierta, todo el mundo había desaparecido. Puse mi brazo alrededor del hombro de Wu Min y nuestros dos pasos al unísono, sonaban en el pavimento, suavemente. Caminábamos al mismo ritmo, haciendo ruido en la acera.

     "¿Cómo está tu muñeca, Wu Min?" Me di cuenta de que le habían quitado el vendaje.

     "Tengo una cicatriz" Metió la mano izquierda en el bolsillo del pantalón.

     "¡Colega, si Pequeño Jade, Ratón y yo no hubiéramos llegado a tiempo ese día, habrías perdido la vida! Eres un inútil total, ¡por alguien como Zhang no vale la pena cortarte las venas! No es de extrañar que Pequeño Jade te regañe. ¡Anteayer dijo que quiere que le devuelvas su sangre!"

     Wu Min arrastró los pies con la cabeza gacha.

     "No es eso", dijo Wu Min en voz baja. "Es solo que he vivido en casa del Sr. Zhang tanto tiempo que, sin darme cuenta, la convertí en mi hogar. Aquel día, cuando me echó de repente, no sabía qué hacer, me entró el pánico y por eso hice lo que hice. Ya sabes cómo es la casa del Sr. Zhang; limpia y cómoda, ¿cómo no añorarla?"

     Recordé que cada vez que fui a la casa del Sr. Zhang, en el distrito de Guangwu, para buscar a Wu Min y me lo encontraba arrodillado fregando el suelo, limpiando la cocina o manteniendo la casa en orden. Solía ​​bromear con él diciéndole que el Sr. Zhang se había conseguido el ama de casa perfecta.

     "Ah Qing, recuerdo la primera noche que me quedé en la casa del Sr. Zhang. Pasé al menos una hora en su baño". Wu Min sacudió la cabeza y sonrió.

     "¿Qué estuviste haciendo en el baño durante tanto tiempo?

     - No sabes lo estupendo que era el cuarto de baño de la casa del Sr. Zhang. Está hecho enteramente de azulejos azul cielo, incluso la bañera es azul. Nunca había visto una bañera tan bonita como esa, tiene un calentador de gas encima y en cuanto abres el grifo, sale agua caliente. La llené de agua caliente y me sumergí. ¡Era la primera vez en mi vida que me daba un baño tan agradable!

     - ¡Tan divino! ¡Hablando del baño del Sr. Zhang como si fuera el paraíso o algo así!" No pude evitar reírme.

     "¿Qué sabrás tú?", suspiró Wu Min. "Ya te conté que viví vagando con mi padre desde que era un niño, y las casas que alquilábamos nunca tenían baño. En verano podíamos asearnos en el patio, pero en invierno íbamos a un baño público cada dos o tres semanas. ¡Mi cuerpo apestaba tanto que incluso yo mismo podía olerlo! Con lo limpio que yo soy, ¿el baño del Sr. Zhang acaso no sería el paraíso?"

HIJOS DEL PECADO (Crystal Boys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora