HIJOS DEL PECADO (Crystal Boys)

Cap. 13. Primer Volumen; EN NUESTRO REINO

     

     A las ocho en punto de la noche llegábamos a 'Umeda', en la avenida Sun Yat-sen. El Maestro Yang solo había invitado al hombre primitivo A-xiong y a mí. Cuervo no dejaba salir a Ratón y Wu Min, que se sentía mareado, se quedó en la casa del maestro descansando. Nuestro maestro estaba vestido de manera formal con un traje de chaqueta de sirsaca [1] a rayas color verde hierba, su cuerpo parecía un zongzi [2] con algunos trozos redondos de carne, y una corbata ancha de seda verde, cuya parte inferior estaba estampada con insectos voladores rojos. Su rostro estaba empapado de sudor, al igual que su camisa blanca, que se le pegaba a la piel. Había conseguido que A-xiong también se arreglara, se puso un traje a cuadros que no le sentaba bien y cuyas mangas eran tan cortas que todo lo que se podía ver eran los puños de su camisa. Sus hombros encogidos lo hacían parecer un gran oso negro de circo. Antes de entrar, el Maestro Yang se dio la vuelta y nos advirtió:

     "¡Sed disciplinados esta noche y no me avergoncéis frente a este chino del extranjero!"

     El 'Umeda' realmente tenía un toque sentimental, la decoración era de estilo oriental, había un pequeño puente de arco en la entrada sobre un arroyo susurrante, una colina falsa al otro lado del puente, y una pequeña luz verde parpadeaba en la parte superior. El interior estaba limpio y brillante, y el aire acondicionado fresco. Las luces en forma de abanico colocadas en las paredes emitían una tenue luz roja e infundían a los rostros sonrientes de las camareras un suave rubor. Alguien estaba tocando un órgano eléctrico al fondo del restaurante, el sonido era melodioso. Una camarera nos condujo hasta las salas privadas del segundo piso, descorriendo la cortina de cuentas de la segunda sala, donde Pequeño Jade y el chino de ultramar, Lin Maoxiong, ya nos estaban esperando sentados. Cuando entramos, Lin Maoxiong se puso de pie rápidamente para saludarnos, con Pequeño Jade haciendo lo propio. Lin Maoxiong era un hombre de mediana edad, de unos cincuenta años, con canas alrededor de las sienes y gafas con montura plateada sobre un rostro alargado y sonriente. Y patas de gallo en las esquinas de sus ojos. Llevaba un traje gris plomo y una corbata oscura con un broche de plata con un jade verde incrustado. El Maestro Yang se apresuró a estrechar la mano de Lin Maoxiong y luego nos lo presentó a A-xiong y a mí. Lin Maoxiong hizo que el Maestro Yang tomara asiento, con A-xiong y conmigo a los lados. Cuando todos estábamos sentados, nuestro maestro señaló a Pequeño Jade con su abanico y dijo:

     "¿Qué dices, Lin-sama? ¿Mi aprendiz sigue siendo obediente?

     - Jade es muy bueno", dijo Lin Maoxiong con una sonrisa mientras miraba a Pequeño Jade. Hablaba mandarín con acento del noreste. Pequeño Jade, que estaba sentado a su lado, sonrió tímidamente. Llevaba una camisa verde agua con solapas blancas, su largo cabello estaba pulcramente peinado, como si acabara de secarlo, y su rostro estaba limpio.

     "Jade ha sido mi guía turístico estos días. Me ha llevado a muchos lugares. No reconozco Taipei en absoluto..."

     Lin puso su mano sobre el hombro de Pequeño Jade y sonrió.

     "He llevado a Lin-sama a la calle Huaxi al mediodía para comer marisco fresco. ¡Dijo que es mucho más barato que en Tokio y más delicioso!". Pequeño Jade estaba radiante.

     "Dime, Lin-sama, ¿cómo le agradecerás a su líder?" El Maestro Yang abrió su abanico de golpe y comenzó a abanicarse. A pesar de que el restaurante tenía aire acondicionado, el sudor corría por la cara regordeta del maestro.

     "Así es, ¡por eso he invitado especialmente al Maestro Yang a beber conmigo esta noche!" Respondió Lin Maoxiong con una sonrisa.

     "Solo beber no es suficiente", el Maestro Yang sacudió la cabeza y dijo: "Cuando tengamos la oportunidad de ir a Tokio algún día, tendrás que mostrarnos los alrededores y permitirnos expandir nuestros horizontes. ¡Escuché que los chicos en Tokio son realmente hermosos!