Capítulo 3 ✘ Es nuestra guerra

117 24 9
                                    

    D A R E L

—Eres un monstruo que merece morir —giro la cabeza al escuchar la voz de una débil humana en la otra celda. Mis creadores fueron tan malditos al encerrarme entre humanos siendo peor la tortura al oler su sangre y no poder alimentarme.

Le sonrío dejando a la vista mis colmillos. Y es suficiente para causarle miedo.

—Agradece que estoy encerrado o de lo contrario ya hubiese desgarrado tu garganta —ella retrocede mientras se abraza a si misma. Es injusto que simples mortales tengan más privilegios que un vampiro pura sangre como yo. No están atados, más encerrados por horas, incluso a veces un día completo y cuando los liberan, los curan borrando cada marca y los dejan irse sin recordar de nuestra existencia— a no ser por las celdas, ya hubiera bebido de ti cada gota de tu deliciosa sangre.

Intenta alejarse lo más que puede hasta quedar recargada en los barrotes de su celda.

—¡Ayuda! ¡Sáquenme de aquí por favor!

Río siniestro a modo de burla.

Tengo que soportar sus gritos, súplicas y es demasiada tortura.

No dejo de verla y más su tentador cuello, las ganas de perforar esa vena y beber cada gota me están venciendo. Repetidas veces humedezco mis labios y mi sed incrementa al escuchar su corazón latir.

Una, dos, tres, cuatro, cinco...

Me inclino cuando se vuelven más rápidos cada latido.

Seis, siete, ocho, nueve...

—Silencio, podrá salir de aquí —reacciono al ver un guardia real abrir su celda. Llena de miedo se la lleva y comienzan a sacar a cada despreciable humanos hasta quedar cada celda vacía, excepto la mía.

—Maldición —pronuncio con total libertad al no tener que ser regañado por mi creadora por maldecir. Lo he escuchado tanto de mi creador.

Recargo la cabeza en la pared y observo mis manos, alrededor de mis muñecas, resalta una marca rojiza en mi pálida piel y desgraciadamente, no sano.

>Por protección<

Musito al recordar sus palabras.

Me extraña que desde que estoy aquí,  mi madre no se ha presentado.

>Te dejó a su suerte Darel<

Gruño y comienzo a ejercer fuerza. Jalo las cadenas intentando liberar mis manos.

—Eres fuerte, vamos —una de ellas rasga mi piel comenzando la sangre a brotar —eres fuerte Darel —me digo a mismo sin rendirme.

—¿Dónde estaban? ¿Por qué están llenos de sangre? —resuena la voz de mi madre en mi cabeza.

Puedo verla frente a mi cruzada de brazos mientras permanezco a un lado de mi creador.

—Darel aprendió a usar sus colmillos.

—¡¿Lo dejaste matar a un humano?! Solo es un niño, Darren.

Con delicadeza ella me aleja de él, se agacha a mi altura y me revisa limpiando la sangre de la comisura de mi boca.

—No lo hizo si tanto te preocupa. Se controlo y lo detuve a tiempo. Darel debe aprender que la sangre lo hará fuerte.

Pocas veces la he visto enojada con ambos.

—Me gustó hacerlo madre —hablo captando su atención. Niega varias veces y coloca sus manos en mis hombros.

—No es algo que entiendes Darel —sonríe con tristeza— Y no puedo cambiar lo que eres —se levanta. Ante mi bajo tamaño es muy alta— Anda, ve a cambiarte —deja de verme y luce intimidante— Que sea la última vez que te lo llevas a alimentarse de esa forma Darren.

✘DAREL: Mundo Vampirico✘ © [SVD#4] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora