Capítulo 38 - La chispa

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ella estaba allí La chispa, esa chispa de amor que estaba reservada para ella. Un estallido de luz intensa bien presente en los dos orbes negros. Iluminó la mirada oscura de la bruja, atravesando al mismo tiempo los ojos marrones de la niña.

Si ya estaba sonriendo ante la simple vista del hermoso rostro de Bellatrix, su sonrisa se redobló ante la vista de esta chispa.

"¿Por qué estás sonriendo?", preguntó la mujer, mirándola.

"Porque la veo," respondió Hermione sin perder su sonrisa.

- ¿Qué ves?, preguntó ella sin entender nada.

- La chispa.

"¿Qué chispa?", preguntó ella, frunciendo el ceño.

- El de tus ojos, explicó la joven.

"No hay brillo en mis ojos", negó Bellatrix, mirando hacia otro lado.

El corazón de Hermione perdió algo de la calidez que le daban los dos ojos negros.

- Sí, hay uno cuando me miras, certificó la chica.

- No importa que.

El Gryffindor agarró el rostro de la mujer con ambas manos para realinear la mirada oscura con la de ella.

- Si la veo, aseguró.

La bruja negra permaneció en silencio durante largos segundos, observando a la chica cuyos ojos brillantes se clavaron en los de ella. Esta niña que nunca perdió su sonrisa, esta sonrisa de esperanza y amor.

- ¿Y qué crees que significa eso?, susurró muy bajo, como si temiera la respuesta que ya sabía.

- Significa que a pesar de todo, sientes algo por mí, se atrevió a responder Hermione a medias.

- ¿Porque lo dudabas?

ella preguntó de inmediato.

El corazón de Hermione dio un vuelco.

- Dijiste que todo había terminado, avanzó la chica.

-Sé lo que dije Granger y créeme ojalá todo fuera tan simple…

- ¿Y por qué no lo es?

"Porque a pesar mío todo lo que siento por ti Hermione no ha desaparecido," suspiró.

Ella no podía creerlo. La mujer acababa de decirle que sentía algo por él y se lo había dicho usando su nombre de pila. Era solo la segunda vez que lo escuchaba salir de la boca de la bruja oscura y si la primera vez le rompió el corazón, esta vez lo hizo latir un poco más fuerte. Estimulada por la repentina oleada de confianza que le dio esta admisión, Hermione se inclinó, queriendo probar los labios rojos como la sangre que tanto extrañaba. Solo que no tuvo tiempo de alcanzarlos, al verla acercarse, Bellatrix se había levantado apresuradamente. Siseó de dolor, probablemente habiéndose levantado demasiado rápido para el gusto de su pierna debilitada.

"Lo siento", se disculpó Hermione de inmediato, con la mirada dirigida al suelo.

-¿Tienes hambre? Me muero de hambre, les pediré a los duendes que nos preparen algo. dijo ignorando el intento de beso seguido de la disculpa de la chica.

Hermione siguió a la mujer a la cocina y pronto estuvieron sentados en la mesa donde los elfos domésticos habían dispuesto los platos que habían estado ocupados preparando.

La comida transcurrió en un silencio total, un silencio pesado, pesado, puntuado solo por el sonido de los cubiertos y la porcelana. Hermione no podía apartar los ojos de Bellatrix mientras esto la última solo tenía ojos para su plato.

Una estrella perdida en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora