𓇊Capítulo 29𓇊

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Liam

La magia del Cristalans purificador se extiende por el lago a la parte seca, mostrando el renacer del verde y las flores.

Joder.

—¡es precioso! —exclama Cat encantada.

Hemos terminado la misión.

Nuestro énfasis como grupo estelar ha sido la restauración a gran escala, acaparamos más trabajo porque todos nos encaminamos en la formación como protectores y así poder escalar entre rangos, al ser solo cuatro el trabajo se sintió un poco más pesado.

—¿Podemos regresar a la academia ya o nos quedamos a todo el espectáculo? —pregunta Brandon y su tono molesto no debería ser tan usual como lo es ahora.

Desde que Jeremy se fue a Plateado siempre está inquieto, saber lo que yo hice no pareció volverlo mi enemigo, pero sí cambió su forma de verme. Algo me asegura que de no ser por Cat habría buscado la forma de irse a Plateado también.

¿Qué puedo decir? Perdí a los que han sido mis hermanos de la vida en unos pocos días, fue como un efecto domino que tumbo todo lo que creía tener. ¿Seguridad? Ahora depende de guardias camuflados, asegurándose que ningún ciudadano quiera matar al rey aparecido. ¿Familia? Mi padre me culpa de descubrir una verdad que no le apetecía y lo único que me hace ir al pueblo es poder ver a mi hermana, aunque las malas noticias de su tutora sobre la inestabilidad mágica solo me aumentan la jaqueca. Sigo esperando noticias de Alice, pero los Ben son especialistas en mantenerme lejos de lo que ya no me compete según su criterio.

Ni sé cómo estoy sobreviviendo.

De vuelta en la academia hay muchas miradas por donde cruzamos, parece que aún no se acostumbran a que unos becados han resultado pertenecer a la realeza, no los juzgo, es difícil acostumbrarse a eso; incluso me hace gracia que hace unos ciclos mientras nuestras clases se centraron en ser superpersonalizadas, una parte de mí extrañaba a Camile molestando y presumiendo alguna tontería que haya hecho en su maquillaje. Más sobre mi vida se hizo extraña cuando perdí contacto con Evelyn y fue su hija quien vino a despedirse por ambas, haciéndome saber que regresaban a su lugar de origen y que tal vez algún día nos veríamos de nuevo.

Ese día no llega aún.

Tenemos una ala especial en la que compartimos la mayoría del tiempo, la puerta está entreabierta y nos desconcierta a los cuatro. Me adelanto siendo el primero en entrar, hay una persona de espaldas que voltea al sentirme.

Bufo por las facciones que delatan quien es, en sus brazos hay una caja.

—Solo vengo a dejar tus cosas, esas que dejaste en la propiedad de la tríada —suelta Yaromer interrumpiendo mis maldiciones.

Me aproximo mientras los demás ignoran el asunto dirigiéndose a sus habitaciones.

Tomo la caja cuando me quedó solo con él —¿Alice lo envió? —pregunto sin mirarlo.

Hay cierto efecto en ver las últimas cosas que quedaron en la casa, donde todo había sido bueno entre Alice y yo.

—Lo último que le interesa a Ali son tus cosas —dice con burla,

Su expresión deja ver que Alice está de vuelta,

¡Joder! Ahora necesito saber dónde está.

—Por cierto, antes no tenía nada que ver con Alice por mis acciones, pero ahora me aseguraré que traidores como tú no vuelvan a acercársele.

—No sabía que Alice necesitaba un guardián, muchos menos considerando que tú también fuiste un traidor —digo irritado por su tonito.

Da un paso frente a mí, amenazándome. Nuestras estaturas distan por muy poco.

Eternidad es ÉpicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora