𓇊Capítulo 43𓇊

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Alice

—Tres sesenta cambiantes registrados —anuncia el grupo de Cat y el nombre del que podría ser el último pueblo de Straight en ser registrado desaparece de la lista en el holograma.

Nos estamos estancando.

—¿Alguien más siente que no estamos avanzando? —Mary habla renegando de los números en rojo.

Rastros nuevos que salen en las revisiones finales.

—Es que no estamos avanzando —grito golpeando la mesa del control mágico.

—Alice —Sam me mira con reproche.

—¿Por qué seguimos registrando Straight? Se supone que está es la fase más corta y solo se trata de un planeta. ¿Por qué los malditos números siguen en rojo? —la rabia se me escurre en el tono de voz.

Sam manda todo el equipo salir y sigo mirando la pantalla con rabia.

—Necesitas calmarte —dice y me río.

—Llevamos una semana, trabajan doce horas seguidas, según el cronograma, hoy ya deberíamos haber empezado con otro planeta —explico frustrada.

—Ningún proyecto es lineal, los retrocesos hacen parte del trabajo, le pondremos más fuerza —argumenta buscando mi juicio.

—¡Pero no es eso! Estamos haciendo esto al revés, es obvio que sigue existiendo Santuairis, mercancía o lo que sea que estén duplicando las cifras.

—¿Crees que se trata de Amelia? — Menciona, por lo bajo, el nombre de la Dumort pérdida.

—Si no es ella, alguien más está dirigiendo los santuarios, no son de los que actúan por sí solos.

—Parece que dudas que sea Amelia.

No puedo admitir todo lo que las madrugadas han creado en mi subconsciente, tomar control me está costando más de lo que se supone que debe costarme.

—Alice —habla Sam notando mi desconexión —¿qué tienes?

—Me estoy ahogando en todo, parece que nada en mi alrededor no avanzase. Estoy cansada y todo me duele, pero tengo que seguir pensando una y otra vez en posibilidades para controlarlo todo, ¡porque tengo que controlar todo! —me desbordo en sinceridad.

Sam se queda en silencio, me deja sobre su cuerpo un rato sentados. Sus latidos exteriorizándose regulan los míos, peina mi cabello y me repite al oído que no tengo que tenerlo todo bajo control.

—Hola —la voz demandante de Adel altera el mandar de la sala.

No me esfuerzo por cambiar mi posición y solo le dedico una breve mirada.

—Me comunican lo que está pasando con las cifras, por favor, los asuntos familiares me tienen retraído de lo demás.

—Entendemos ¿Cómo están ellos? —pregunto sintiendo la preocupación que emana su cuerpo.

—Todo lo bien que se puede estar tras esa avalancha —responde simple para pedir el resumen de lo que está pasando.

Mi mente divaga pensando en cómo sería si no estuviera sobre las piernas de Sam en específico, si los brazos que me sostienen fueran aquellos llenos de marcas de poder que se asemejan a leones corriendo.

¿Qué me pasa?

Contrario a todo lo que Alexa ha dicho sobre los sentimientos de su padre hacia mí, que por supuesto sigo creyendo son mentiras, Adel no demuestra ningún tipo de celos. Que para mi conocimiento casi nulo de este, sé que existe cuando notas a alguien en confianza o intimidad con otro que no eres tú.

Eternidad es ÉpicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora