𓇊Capítulo 37𓇊

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Alice

Todo lo que necesito saber sobre los máximum, ya me lo sé de memoria.

Necesito conectar más con mi transformación de dragón, porque eso me hará estar en equilibrio con unas dos fuentes de poder, al entender la función he comprendido más la pelea interior; aunque no quita que una parte de ella sigue siendo desconocida para mí.

Tal vez sería más fácil si estuviera en contacto con dragones más poderosos que los de virtud.

La mirada se me ilumina con la idea y él estomagó cruje, olvidaba que tras una crisis el hambre se duplica.

—Y todo tipo de hambre —me hace saber Valentia haciéndome ver al espejo, donde noto mis colmillos y garras sobresaliendo.

Necesito absorber magia.

—¿Tal vez si completaras el poder dragón ya no habría necesidad? —curiosea y le doy la razón.

Necesitaremos buscar algo que ayude con esa opción, pero por el momento comida.

—Buenos días —saludos a los Dumort.

Abel está la cabecera con Alec a su derecha y Alexa a la izquierda.

—¿y tú eres? —pregunta Alexa mientras Alec separa la silla para mí.

—Alice —digo sin más títulos y demás.

Alexa aún no tiene responsabilidades reales, no está en la edad.

Qué envidia.

—Ella es la líder del proyecto Oscurium, el que te comentaba. Se quedará en el palacio de forma indefinida —explica Adel y agradezco que omita a los demás detalles sobre mí.

—Bienvenida entonces, —dice incómoda y medio sonrío.

Alexa y yo nos derretimos ante el desayuno que sirven, no hay nada procesado, ni reseco, todo tiene color, todo huele a dulce.

Espero que Adel empiece, me tiemblan las manos de impaciencia.

¿Qué él no siente hambre o qué?

Me muero de vergüenza tragando grueso la saliva que mi cuerpo produce ansioso.

—¿puedo servir ya? —pido a la vez que Alexa.

Conectamos miradas, la incomodidad se disuelve cuando ella ríe y toma un trozo de la tarta sin importar la opinión de su padre y lo pone en mi plato.

—Gracias —y le echo el yogur sobre el de ella.

Por encima de nuestro compartir, Adel y Alec nos miran desconcertados.

—Me gusta —le dice a su padre despertando un leve calor en mis mejillas.

—¿No es como si buscáramos aprobación o sí? —interroga Valentia en burla.

De alguna manera estamos volviendo a conectar más ella y yo, es algo muy gradual.

Me cuesta horrores admitir que este es el mejor desayuno que he tenido en no sé cuántos cicloavos, simplemente es un desayuno tan, ¿normal? No hay conversaciones sobre asuntos reales, nada de juicios sobre el rendimiento en actividades.

Solo temas particulares, mayormente divertidos, pero sobre todo el dulce, el pastel, el tocino y el jugo natural sin sabores agrias vitaminas, es todo lo que está bien.

—Alec va a presentarse mañana a Cadens, ¿vendrás con nosotros? —pregunta Alexa arrastrándome a una actividad de chicas, que aún me asusta.

—Solo si él lo quiere —respondo simple.

Eternidad es ÉpicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora