𓇊Capítulo 53𓇊

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Alice

Día ocho, el calendario de mi habitación tiene el día de hoy decorado, hace diecinueve cicloavos de mi existencia, y en dos días será un ciclo desde que los mellizos nacieron.

—Ustedes adelantaron mis planes, yo no sería madre hasta los veintiséis —digo haciendo morisquetas con la cara, a lo que ellos ríen.

Ambos relucen el cabello negro y ha sido extremadamente feliz desde que el tono de sus ojos esclareció a una Celeste y ya no me preocupe por tener una copia de Adel en ambos, mucho más porque no tienen parecido con Amelia.

—Doce oportunidades acaban, doce oportunidades comienzan hoy —escucho la voz de mi madre y me río preparándome para la extravagante entrada que harán.

Como digo, mamá entra con un pastel, lleno de, supongo diecinueve velas y papá tiene globos de todos los colores y sopla una pequeña trompeta que entusiasma a los mellizos.

—Felices diecinueve cicloavos rubita —me dicen abrazándome.

Me divierto con el rato familiar que se forma, la adopción de Jayden Y Jade no alteró a mis padres, hizo su vida un poco más atareada, porque el día a día ha vuelto a ser cuidar bebés, ya que yo tengo que atender Eternidad; aunque me cueste admitirlo, yo también me he adaptado bien a su presencia, la de ellos, porque la de su abuelo me tiene fuera de mi zona.

—¿Quieres que lo devuelva? Es tu cumpleavo, no quiero que lo arruine

—No va a arruinármelo —los tranquilizó, saliendo con los mellizos en brazos

—Hola —lo ignoro entregándole el bolso —míranos, parecemos padres civilizados— intenta bromear, lo miro y me cuesta sostenerle la mirada por todo lo que me transmiten sus ojos azules.

Entiende que no me interesa bromear y saca una tarjeta de acceso

—Es una mansión, me mudaré a allí, pero debes revisar y ajustar la seguridad del ala de los niños —cuenta y suspiro molesta

—Quiero disfrutar de mi día, lo haré en otro momento

—Luego será peor, si lo haces ahora nos ahorraremos el momento incómodo, por favor— dice sensato

—Bien, iré en una hora, pero no pienso demorarme, tengo una fiesta que disfrutar— termino regresando al interior campante

Suelto un grito en el primer mueble que encuentro, esto es ridículo, mi existencia se ha vuelto una mezcla de clichés insoportables.

Ya está, iré a ver la maldita mansión y después de eso me olvidó que adopté los hijos de mi enemiga, que le di derechos de paternidad al hombre que me gusta, que a la par es su abuelo, lo que lo convierte en un hombre totalmente fuera de mi radar.

¡Por los dragones!

—Sí, destruyes el mueble, mamá se va a enojar —dice Valentia y la odio —Oye, trato de que le perdones la vida a un inocente mueble, nada más —se burla y quiero llorar

—sabes, si lo que el señor Sombras dijo es cierto —hablo en voz alta y mis padres me ven preocupados —. La persona que escribió este universo y que me dio semejante historia, es un ser completamente demente y me gustaría saber qué le hice para que juegue conmigo de esta forma —mis padres deciden ignorarme achacando mis delirios a la nostalgia del día.

Ojalá fuera eso

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La ubicación de la mansión es remotamente oculta, lo que la hace muy especial, está en medio de la naturaleza y eso ya es un espectáculo.

Eternidad es ÉpicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora