𓇊Capítulo 35𓇊

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Alice

A medida que creces estás obligado a conocerte y descubrirte o bueno, a menudo puedes terminar siendo una réplica exacta de lo que otros construyen de tu personalidad. Creo que a la larga siempre he sido encasillada, puede que no por lo que decían sobre mí, sino por lo que yo deseaba que dijeran.

¡Qué estúpido!

Aun así, nunca escuché lo que se suponía que debía escuchar, por supuesto hablo de que este ridículo trauma es causado por mi familia. Nunca recibí una felicitación personal, en casa priorizaron el "pues esa es tu responsabilidad" por encima de los sentimientos. Ya no me cuesta tanto entender que fue culpa de la mentira sobre que Anthony y Emily fuesen mis padres, pero realmente ¿Cómo elimino el trauma?

Sufrí la aceptación de una identidad dentro de mi cuerpo, costándome horrores reconocer que la necesito, que por alguna razón está ahí. Aunque definitivamente habría sido mejor nunca haber desarrollado inestabilidad, mucho menos nacer condenada a una.

Lo detesto, pero desde que regresé como máximum no sé convivir con Valentia, ahora la siento como alguien extraño, aún la escuchó a diario, pero más allá de mi interior hay golpes, gritos y discusiones que no parecen audibles, aun así, que parecen serlo.

He pasado mi vida entre lagunas, me imagino saltando por caminito lleno de ellas que cuando intento agacharme a través de ellas, solo hay sombras.

Y sí, razono sobre mi existencia durante una crisis, ¿Por qué? Bueno, es un intento de contención, revivo todos mis traumas para crear el escudo que me proteja de las falsas escenas que quieren reemplazar la realidad.

La imagen del espejo es distorsionada, he perdido el control tantas veces como lo he recuperado y el pánico me mantiene encerrada por seis días seguidos, las pesadillas me despiertan en las madrugadas y hay tanto que veo durante esas horas, pero tan poco lo que recuerdo.

Pedí que nadie se acercara, pero Adel lo ha ignorado, me ha acompañado, ha gestionado mis emociones y soportado mi agresividad. Justo ahora duerme en los muebles de la habitación.

Me siento mucho mejor, así que dentro en la ducha, Valentia está callada, al vestirme acarició la tobillera que entrelaza las tres panteras, aquellas que representan mi tríada.

Cuando des un paso, quieras o no nosotros iremos a tu lado —aseguró Mike cuando la abrochó.

Me gustaría no llorar cada que los recuerdo, pero nada de mí parece ser fuerte, sé que odiaban verme mal, pero yo odio la idea de seguir sin ellos. Limpios las lágrimas y un toque apresurado me sacan del momento de tristeza.

—¿Estás bien? —pregunta Adel tras la puerta.

Abro sin responder y asiento al toparme con su mirada.

No se ve descansado, la culpa de que sea por cuidarme me endurece la voz.

—Puedes irte a descansar, he acabado con esta crisis.

Le cuesta creerme, pero termina por irse.

********

¡Mierda! Amo el dulce.

Adel manda servidores atenderme y lo primero es la comida, la cual me entretiene por un buen rato.

Los alimentos procesados son un asco y más con sus títulos de nutritivos.

Este es el verdadero placer.

Termino la ensalada dulce y me para en búsqueda de Alec, en su ala el silencio me preocupa y aún más cuando lo veo en su cama jugando con un encendedor.

Eternidad es ÉpicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora