58. Yo sí creo en ti

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58. Yo sí creo en ti


Anoche Miriam se llevó mi móvil. En algún momento de la noche le pedí que me lo guardase porque yo no tenía ni bolsillos ni bolso, y se me olvidó pedírselo de regreso. Aún no he ido a buscarlo, pasé la noche en casa el vecino y aquí sigo. La verdad es que no lo echo en falta, Ilay me ha dejado su móvil para poner algo de música; cuando he puesto temas de Martin Garrix se ha arrepentido, pero es que hoy me he levantado con ganas de saltar. Estoy feliz y necesito liberar energía.

Como dice Lana en Radio, mi vida es dulce como la canela y estoy viviendo como en un maldito sueño.

No one even knows how hard life was.

I don't even think about it now because.

I finally found you.

Oh, sing it to me.

Now my life is sweet like cinnamon.

Like a sucking dream I'm living in.

Miriam ha tenido la decencia de escribirle a Ilay y decírselo para que yo no me vuelva loca pensando que he perdido el móvil con todas mis fotos; me ha evitado un infartito matutino. Cuando estoy alegre me vuelvo una despistada, pero fui responsable.

—Estoy a nada de tirarme por la ventana —dice Ilay agarrando el móvil y bajando el volumen de la música que se reproduce en los altavoces. Resoplo.

—Eres un pesado y no estás apreciando estos temazos.

—Los temazos me están poniendo la cabeza como un bombo —masculla provocándome una risita. Al final soy un alma buena y cambio la música, aunque el cuerpo me pide música animada y, ya que Ilay no quiere que escuche música electrónica, pues a otra cosa mariposa.

Le doy a mi lista variada y empieza a sonar Lights de Ellie Goulding. Amo absolutamente toda su música. La conocí por Love me like you do, aunque había escuchado sus canciones mucho antes sin saber quién era la cantante.

—Esa está mejor —comenta Ilay con una sonrisita de satisfacción.

Ilay y yo nos pasamos un rato tonteando, me he acercado a él y he tomado sus manos para obligarle a levantarse y que se pusiera a saltar conmigo, teóricamente era bailar, pero si dijese que estábamos bailando podría ofender a los bailarines.

Ilay me da una vuelta y me aprieta contra él, mi espalda queda contra su torso y sus brazos me presionan. Aprovechando la situación que él mismo ha propiciado, le restriego el culo para provocarle. Esperaba que me tirase a la cama y pasásemos un rato divertido, pero parece que él tiene ganas de jugar como niños, porque tira de mí y me arrastra haciéndome trastabillar varias veces mientras camino de espaldas.

—Ilay, suéltame —le chillo entre risas. Pasando de mí, me levanta un poco y yo forcejeo para liberarme—. Deja de hacer el tonto, que te vas a hacer daño.

Mis pies vuelven a quedar en el piso y entre el forcejeo y los pasitos hacia atrás acabo en el suelo, pero no me caigo, más bien me deslizo contra el cuerpo del vecino mientras él intenta agarrarme para que no me tenga que levantar y yo me deshago una carcajada.

No dejo de reírme cuando estoy en el suelo, me acuerdo de cuando éramos niños y jugábamos a chincharnos, varias veces acabé en el suelo de una manera parecida riendo como ahora.

—Mira que eres tonta, eh.

—¿Yo? ¡Pero si tú me has tirado!

Me ofrece la mano para ayudarme a levantarme, pero yo bien digna y entre risas se la aparto de un manotazo. Estoy con una palma ya apoyada en el suelo para impulsarme cuando algo llama mi atención bajo el escritorio. Gateo un par de pasos hasta llegar y tomo el objeto con una sonrisa.

Letras para él [✔️] |Canciones de verano 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora