25. Consecuencias

543 38 8
                                    

25. Consecuencias


Lara


Soy consciente de que lo que pesa sobre mi cadera es el brazo de Ilay, por eso no me muevo ni lo más mínimo, a pesar de que el calor me está matando y necesito salir de aquí. La sábana se pega a mi cuerpo por culpa del sudor, y recuerdo que al acostarme me tapé yo misma porque me había dado algo de frío en la calle, pero ya es de día y hace más calor que en el infierno.

Llevo varios minutos despierta sin moverme absolutamente nada porque no quiero despertar al imbécil de mi vecino. Estoy incómoda, muy incómoda e híper nerviosa. Nunca he dormido con un tío y encima como me está abrazando no puedo moverme porque se va a despertar, y estoy tan quieta que juro que me duele. Siento que en cualquier momento a mi cuerpo le va a dar un espasmo traicionero o algo porque estoy realmente muy incómoda y necesito moverme aunque sea un poco, y no es solo por el calor. Tengo los músculos entumecidos.

Pero a pesar de mi incomodidad, no puedo negar que me hace ilusión esto.

Llegué borrachísima y me ahorré el momento incómodo hasta coger el sueño; además no tengo de qué preocuparme porque la tela de la sábana nos separa garantizándome que Ilay ni siquiera me tocó directamente mientras dormía, eso me enternece de algún modo. Él me respetó pudiendo no hacerlo, yo estaba borracha, podía hacer literalmente cualquier cosa como tocarme o dormir sin nada, pero no lo hizo.

Pasados algunos minutos suspiro de forma pesada. Me estoy asando. Y he intentado cerrar los ojos y seguir durmiendo, pero es que no puedo.

Al final me rindo e intento destaparme con lentitud. Saco primero los pies de debajo de la sábana y muy despacito saco los brazos para destaparme los hombros, pero me paro en seco cuando el vecino resopla.

—Qué coñazo eres, Larita —masculla tirando un poco de mi cadera y yo también resoplo fastidiada por lo que ha dicho. Al menos ya está despierto.

—Tengo calor —murmuro terminando de destaparme el brazo y dejando únicamente el trozo de tela entre el brazo de Ilay y mi cadera. El vecino retira lo poco que queda de la sábana y vuelve a poner el brazo sobre mi cadera, acomodándose y pegando la nariz a mi pelo. Mi piel se eriza—. ¿Vas a seguir durmiendo? —le pregunto bajito, intentando que la voz no me tiemble y él afirma con un sonido gutural.

—Y tú también.

—No tengo sueño —resoplo y hago el amago de moverme, pero sus piernas enredan las mías ahora que no está la sábana de por medio. Lleva un pantalón largo.

—Me da igual. Duérmete.

Resoplo y ya que no puedo girarme y los músculos me duelen, me acomodo moviendo un poco la cadera hacia atrás, intentando aliviar el entumecimiento de mis muslos. Mi vecino resopla cuando mi culo roza su entrepierna de forma accidental por una fracción de segundo.

—Perdón —murmuro bajito.

—Qué pesada eres.

Resopla una vez más y me libera por completo. Parece que el vecino no tiene buen despertar.

Reuniendo valentía de no sé dónde, me vuelvo hacia él, juntando las palmas de mis manos y apoyando el rostro en ellas. Ilay tiene os ojos cerrados, pero supongo que se ha dado cuenta de que me he girado. Frunce el ceño sin abrir los ojos.

Quiero decir algo, pero ni siquiera sé el qué. Ayer... pasaron demasiadas cosas.

Pasados unos segundos abre un solo ojo y me mira, esboza una sonrisa suave y estira la mano para apartarme el pelo de la cara. Usualmente me lo suelo recoger para dormir porque odio levantarme sudada, pero anoche iba un poco piripi y ni se me pasó por la cabeza. Tampoco me desmaquillé, ahora mismo tengo que estar fatal, pero Ilay no dice nada al respecto.

Letras para él [✔️] |Canciones de verano 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora