14. El lago

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14. El lago


Hoy es un día especialmente caluroso, se nota que es verano y este año está siendo horrible. Hasta la ropa me agobia.

—Bueno, pues mientras te lo piensas ponte guapa que nos vamos —dice resuelto y se levanta de la cama. Frunzo el ceño procesando su reacción y cuando va a pasar por mi lado le retengo poniendo la mano en su pecho, él se para en seco y me mira alzando las cejas.

—No voy a ir contigo a ningún sitio —le aclaro y aparto la mano de su pecho poniendo una mueca, de haberlo pensado no le habría tocado siquiera—. Si has venido para eso, ya te puedes largar.

Él suelta una risa amplia y me barre con la mirada.

—He venido porque me has bloqueado —aclara.

¿Ha venido hasta mi casa solo por eso?

—Y bloqueado te vas a quedar como sigas jodiendo.

Abre los ojos y frunce el ceño.

—¡No estoy haciendo nada! —espeta indignado—. Solo te he dicho de dar una vuelta porque se te ve aburrida nada más.

—Pues no estoy aburrida —replico fastidiada y me cruzo de brazos creando distancia—. De hecho estaba súper tranquila escuchando música hasta que te has puesto a joder.

—Bueno, pero vas a estar mejor en el sitio al que quiero llevarte, venga —me apremia y se aleja hasta la puerta, la abre y se vuelve para mirarme desde el marco—. Olvida lo que he dicho antes, así estás guapísima, pero mira a ver si tienes algo más fresquito. Un pantaloncito corto o una falda estarían bien —dice con una sonrisa traviesa.

—¿Dónde es? —pregunto picada por la curiosidad.

—Es sorpresa.

Resoplo indignada.

—¿Por qué no te llevas a Lina? Le haría ilusión y está esperando a que la llames —le pregunto sintiendo cómo se me aprieta el pecho. Me fastidia sentirme así porque a mí me pareció bien esto, no me interesa él y a mi amiga le gusta y encima harían buena pareja.

Pero Ilay me presta atención y a ratos su compañía es agradable.

Sin olvidar el hecho de que de pequeña estaba coladísima por él.

El vecino arruga la nariz.

—Tu amiga no me da buen rollo, Lara —confiesa como si nada y yo me quedo boquiabierta—. Se la ve una tía muy... no sé. Muy suya.

—¿Suya? —pregunto sin poder creer lo que está diciendo.

—Convenida —aclara con el ceño fruncido y la mirada desviada. Se encoge de hombros y vuelve a mirarme a mí—. No me termina de caer.

Le miro sin saber qué decir. No tiene motivos para pensar mal de Lina. Tal vez sea una estrategia, hacerme sentir la única en la que tiene interés para llevarme a la cama y dejarse a mi amiga para después.

Pero en el caso de que lo que dice sea cierto, Lina se va a entristecer mucho.

—No tardes, que te espero abajo haciéndole compañía a tu madrastra. A ver si me da de esas galletas que estaba haciendo.

Sin darme tiempo a decir nada, se va cerrando la puerta.

Me quedo clavada en el suelo como una estúpida mirando la puerta por la que se ha ido mi dichoso vecino. De tanto fruncir el ceño me duele la frente.

¿En serio me estoy planteando obedecer como un perrito? Ni siquiera sé a dónde coño quiere llevarme.

A ver, las opciones son:

Letras para él [✔️] |Canciones de verano 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora