35. No es mi chico

443 31 4
                                    

35. No es mi chico


Lara

Joder, cómo duele.

Siseo cuando Miriam pasa sus manazas por mi espalda, la sensación fría de la crema me alivia bastante.

—Madre mía cómo tienes esto —murmura antes de tocar con el dedo el centro de mi espalda, cuando siseo se ríe.

—Ya lo sé.

—Mira que Ilay te estuvo diciendo que te pusieras crema...

—Ya, ya...

No dice nada durante algunos segundos y se centra en esparcir la crema, después suspira. Estamos sentadas en su cama, le he tenido que pedir ayuda porque hoy no tengo al vecinito para ponérmela y me duele horrores la espalda, aunque creo que ya está mucho mejor. Se me va a quedar un moreno espantoso por esta zona.

—¿Y bien?

—¿Qué? —pregunto apática y la escucho chasquear la lengua con fastidio.

—Que no quiero ser chismosa, pero es que si no te pregunto, tú no dices nada —explota. Tenía la esperanza de que no saliera el tema, pero Miri es demasiado cotilla. Iba a contárselo, no hay secretos entre nosotras y además necesito consejo y no se me ocurre nadie mejor que ella, pero aún no he terminado de asimilar lo que ocurrió ayer en ese pequeño sofá.

Llegué y me fui directa a la cama a darle vueltas al asunto, pero estaba tan agotada que acabé frita nada más caer en el colchón. Era más agotamiento mental que físico, supongo que la situación pudo conmigo, pero estuvo bien. O eso creo, aún estoy asimilándolo.

No me creo que haya hecho algo así.

He sido capaz.

—Es que ayer... —suspiro buscando una forma bonita de contarlo, pero con mi hermana hay confianza.

—¿Follásteis? —pregunta escandalizada y yo sueno aún más escandalizada que ella al responder.

—¡No! Pero... hicimos cosas —termino murmurando, aunque no lo suficientemente bajo como para que ella no me escuche. Tira el bote de crema y se sienta frente a mí.

—¡Ya tardas en contármelo todo!

—Ni siquiera fue para tanto, ya sabes que yo... —resoplo porque ni siquiera sé cómo expresar lo que pienso. Porque yo estoy tan virgen que para mí cualquier cosa es demasiado.

—Cuenta.

—Me tocó —suelto sin más y Miri alza las cejas.

—¿Dónde?

—En... —me paso las manos desde el pecho en descenso hasta un poco más abajo de la cadera y niego frustrada—. Me metió mano —verbalizo casi sin aliento y ella abre la boca sorprendida.

—Pero... ¿fue en plan bien?

—¿Qué?

—Que si tú estabas de acuerdo, Lara —especifica fastidiada y yo asiento de forma inconsciente. Me presionó un poco, pero pude negarme en cualquier momento y eso lo tenía bastante claro.

Pero no quise.

—Joder, me estaba muriendo de la vergüenza —le cuento poniéndome de rodillas y sentándome sobre mis talones. Al hablar sueno agitada—. Estaba desnuda sobre él y...

—¡Pero cuéntalo desde el principio! —me chilla y se inclina hacia mí con interés—. ¿Cómo coño acabasteis así? Quiero detalles, Larita.

—No me llames así —mascullo. Me gusta que el vecino tenga ese privilegio, fue ocurrencia suya, así que se merece esa exclusividad.

Letras para él [✔️] |Canciones de verano 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora