01. Mi vecino

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01. Mi vecino


Izquierda, izquierda, izquierda...

Da miedo lo fácil que es descartar a las personas.

Seguro que a mí me han descartado miles.

Esto es muy frustrante.

Izquierda, izquierda, izquierda, izquierda...

—Ese estaba bueno —murmuro arrepentida tras haber deslizado el perfil de un chico hacia la izquierda, rechazándolo sin detenerme a mirarlo siquiera. Me quejo al sentir un golpe en la coronilla y levanto la cabeza para darle una mala mirada a mi mejor amiga.

El sol hace que su pelo se vea más rubio mientras que con mi pelo castaño lo único que hace es calentarme la cabeza. Estamos a once de junio y pasamos los treinta y cinco grados. Este verano el calor va a ser insoportable.

—Te he dicho que no pases los perfiles rápido. Anda dame, que pareces tonta —dice la rubia arrebatándome el móvil de las manos. Suelto un sonoro suspiro y camino con la vista fija en sus manos, ella también desliza los perfiles con rapidez, pero al menos ve un par de fotos de cada uno de ellos.

Esta aplicación me desespera, pero es la última alternativa; aunque hasta la fecha no ha ido nada bien.

Este verano me he propuesto pasármelo bien, conocer personas nuevas, quedar con chicos, hacer todas esas cosas que se supone que debería hacer.

Necesito despejarme.

Desde hace unos meses me siento estancada. Mi vida no avanza, siento que no he hecho nada, que estoy desperdiciando mi juventud y que estoy perdida. Pensaba que vivir cosas nuevas era lo que necesitaba para encontrarle sentido a mi existencia, para seguir adelante; pero de momento lo único que estoy consiguiendo son fracasos y frustraciones. Porque lo que por ejemplo para mi mejor amiga es lo más normal y común, a mí se me hace un mundo. Y no es justo.

—Esto es una tontería, nadie me da...

—¡Mira! —tira de mí, sobresaltándome, y me pega la pantalla del móvil a la cara—. ¡Este está bueno y te ha dado match!

—A ver —tomo el móvil, incrédula y con el ceño fruncido por la curiosidad, aunque una sonrisa surca mis labios al instante.

—No está mal —murmuro mirando las fotos del chico. Nada demasiado llamativo, pero es guapo.

—¿Cómo que no está mal? Es genial comparado con lo que hay, en Tinder está todo lo que nadie quiere.

—Estoy yo —murmuro torciendo los labios.

—Bueno, pero tú eres la excepción.

Ruedo los ojos y entro al perfil del chico. Parece bastante normal, dice que le gustan los animales y el deporte. Todo genial hasta que veo que está a ochocientos treinta y dos kilómetros de distancia.

¿Por qué me da match si vive lejos? Me ha hecho ilusiones a lo tonto.

—No es de aquí —bufo fastidiada sin dejar de caminar hasta que choco con Lina, ella se ha parado en seco. El móvil se me cae de las manos por el golpe y me agacho corriendo para recogerlo del suelo, rogando porque no le haya pasado nada a la pantalla. Suspiro aliviada al ver que está perfectamente y centro mi atención en mi amiga, ella no me mira—. ¿Eres tonta? ¿Para qué te paras? —espeto frustrada y alzando ligeramente la voz.

—¿Quién es ese chico? —pregunta Lina embobada. Me callo y, con el ceño fruncido, busco al chico del que habla. Mi respiración se corta cuando miro en la misma dirección que ella. Hemos llegado a mi urbanización, Lina vive un par de calles más abajo así que siempre vamos juntas. Mi casa es la que está al fondo a la derecha, y parece que tenemos nuevos vecinos porque hay un chico muy guapo llevando algunas maletas. No sabía que hubiera ninguna vivienda en alquiler.

Letras para él [✔️] |Canciones de verano 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora