13. Criticando mi música

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13. Criticando mi música


Tengo una canción atravesada. Bueno, la letra de una canción.

Me niego a escribirla.

Mi mente le da vueltas constantemente a las frases que han aparecido de la nada.

No, de la nada no.

Usualmente escribo tonterías vacías que suenan bien. No puedo escribir una canción de amor sincera si nunca me he enamorado, pero puedo escribir una mentira, como si hubiese tenido uno de esos amores que te marcan. Digamos que escribo mis fantasías, pero en lugar de novelas, hago canciones.

Canciones que nadie cantará, ni siquiera yo.

Cuando escribo canciones honestas sobre cómo me siento siempre salen letras deprimentes sobre la soledad, el miedo al fracaso, el deseo... Esas letras siempre las escribo al final de la libreta, en las últimas páginas. No me gustan para conservarlas, pero me da lástima tirar algo que en el fondo me representa tan bien.

Pero la letra que lleva formándose en mi mente desde ayer no es triste.

Pudimos tenerlo todo, pero te fuiste.

Tiene un toque melancólico, pero sigue una línea completamente diferente.

Nunca jugamos a ser felices y ahora somos demasiado mayores para juegos de niños.

Mentiría si dijese que en el fondo no me hace ilusión tener algo nuevo que escribir. Pero me jode que esto sea por él y sea tan concreta.

No voy a escribirla.

Esta mañana estaba cepillando a Taro cuando me ha venido una frase sin sentido a la mente, pero he pensado en él. Después han seguido llegando frases a las que, si les diera algún orden en el papel, ya compondrían al menos media canción.

Una canción sobre él.

Pero eso no va a pasar.

Ni siquiera sé por qué escribo si nunca nadie lo lee; tampoco tengo intención de que mis letras vean la luz algún día, las tristes son algo demasiado íntimo y las demás son demasiado comunes.

Encontré un lugar seguro en escribir. Cuando estaba triste y no había nadie, la libreta y el bolígrafo siempre estuvieron ahí para mí. Le escribí a mamá cuando la extrañaba, pero mis letras sobre ella se acabaron tornando en escritos cargados de rabia porque lo que pasó no fue justo. Ella dejó de ser una musa, no se merecía letras tan horribles.

Casi nadie sabe que me gusta escribir, y digo casi nadie porque Miriam es demasiado chismosa y leyó algunas hojas de mi libreta. Afortunadamente leyó las hojas del principio.

Dijo que era bueno, que debería hacer algo con ellas.

Cómo si fuese tan fácil.

No creo que tuviera razón, ni siquiera sé si hablaba en serio, pero si lo hacía es porque ella pudo verse reflejada en la letra de un amor idílico que yo había inventado; pero yo no veía mi reflejo por ninguna parte.

Nadie más sabe que escribo, ni siquiera mi padre, pero sí conocen otra de mis aficiones: cantar. Las canciones son un refugio, la música silencia todo el ruido de mi mente y cuando canto siento que por un rato puedo escapar de mí misma.

Como cada madrugada, conecto los auriculares al móvil y acomodo el cable para que no atente contra mi vida mientras duermo. Le doy a reproducir y la música empieza a sonar bajo en mi oído, silenciando todo lo demás. Lana del Rey tiene una voz preciosa y sus canciones se sienten como una caricia al corazón, aunque me gustaría haber vivido lo suficiente como para poder identificarme con alguna de sus letras.

Letras para él [✔️] |Canciones de verano 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora