48. Destino

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48. Destino


—Deja de mirarme así, me perturbas.

Los ojos grandes y marrones frente a mí se achinan por culpa de una sonrisa que la hace ver aún más perturbadora.

—Es que no puedo creer que mi hermanita por fin lo haya hecho —chilla entusiasmada y a mí me cuesta contener una sonrisa. Llegó un punto en el que pensaba que nunca podría tener este tipo de charlas con Miriam siendo yo la que cuenta algo. Sinceramente, sabía que ella iba a alegrarse por mí, pero no esperaba que fuese para tanto, a veces no soy consciente de lo buena que es nuestra relación y la suerte que tuve de que mi padre conociese a Lorena.

Al salir de casa de Ilay le he mandado un mensaje a la rubia para decirle que ya iba a casa y que tenía muchas cosas que contarle. Resulta que ella estaba en casa de Iker y le ha hecho traerla solo para hablar conmigo.

Se lo he contado todo a Miriam y con detalles; no ha criticado nada, sino todo lo contrario, y no he podido evitar pensar en que si se lo hubiese contado a Lina seguro que habría dicho algo negativo. Pero no voy a negar que en momentos así extraño tener una mejor amiga con la que cotillear; la extraño. Ahora mismo ella estará con sus padres de viaje, como todos los años. Me bloqueó en todas las redes así que no sé nada de ella. Espero que le esté yendo bien y que esto se le pase y podamos hablar. Son muchos años de amistad como para ni siquiera aclarar las cosas, aunque dejemos de llevarnos, no quiero que todo acabe de forma tan desastrosa; le sigo teniendo cariño.

—Eres pesadísima, eh.

—Estoy súper orgullosa de ti, Lara —dice abrazándome y tomándome por sorpresa. Me quedo estática mientras mi cerebro procesa sus palabras, después mis brazos la rodean y se me escapa una risa nerviosa—. Me siento como si hubiese sido yo la que se ha liado con un tío que tiene pack de ocho y moto —añade entre risas cuando nos separamos.

—Qué tonta eres... Tu consejo al final fue muy útil —me dejo caer en la silla que hay junto a mi escritorio y cierro la libreta en la que estaba escribiendo antes de que Miriam entrase corriendo. He desayunado con Ilay y no voy a negar que ha sido todo muy idílico y que podría acostumbrarme. A media mañana me he despedido del chato y hemos quedado en vernos esta tarde para ir a la piscina, ya no le quedan muchos días como socorrista, y me ha prometido que iremos a la playa cuando por fin termine. No voy a negar que a mí me gusta que vayamos a la piscina por las tardes y es algo que voy a echar de menos.

—¿El de que fueses a hacer pis?

—No, idiota; el de que confiase en Ilay.

—Ah... Te lo dije, Ilay controla y es responsable. Me alegro un montón de que hayas dado con un chico así —murmura conteniendo una sonrisa.

—Sí... espero que el siguiente controle igual de bien que Ilay —murmuro con una sonrisa forzada. Después de lo que pasó ayer no quiero que el puto verano se acabe. Me importa una mierda que estemos a cuarenta putos grados y que haya bichos y toda esa mierda, no quiero que llegue septiembre.

Miriam me da una mirada asesina que se ve enternecida por sus largas pestañas.

—No seas pesimista, Lara. Ya te dije que cabe la posibilidad de que Ilay...

—No —la interrumpo un poco más hosca de lo que pretendía. Esta mierda me frustra. Otra vez va a irse y no pienso hacerme ilusiones de que no será así para luego llevarme la hostia.

—Cállate y escucha —me reprime con cara de pocos amigos—. Tú te estás pillando por Ilay y...

—No me estoy pillando de Ilay —la interrumpo de nuevo y la ignoro cuando gruñe frustrada—. Me estoy pillando de que quiero un novio que me trate bien y él es lo más parecido a eso que he tenido nunca.

Letras para él [✔️] |Canciones de verano 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora